Capítulo 12

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Hable un rato con Alejandra y quedamos el Martes con Samanta, después apagué  el móvil y me di una ducha fría.

Venga Ángel.

Me decía a mí mismo.
Terminé de bañarme, me vestí con unos calzoncillos, una bata larga y mis chanclas.
Siempre que quería pensar y despegarme del mundo, sólo yo tenía un sitio en donde pensar y ver la ciudad. La azotea.

Llegué y subí los escalones del octavo piso, estaba cansado de subir escaleras y abrí la puerta.

Se veía toda la ciudad desde aquí arriba, era hermoso, parecía un festival de luces, todos los edificios lujosos, desde aquí se veía el puerto y había una noria muy grande donde siempre tenía luces que cambiaban de color.

Era todo perfecto.

Respiré profundamente y me senté en el suelo en posición buda, sentí el aire frío recorrer mi cuerpo.

Se sentía bien.

Me quedé mirando el cielo durante un gran rato. Todo era tranquilidad, No como ahora, si ibas a la calle, escuchabas gente discutir, gritos, las noticias de una guerra que se aproxima, todas esas desgracias.

Aquí sólo existía tranquilidad...

Di una última mirada y cerré la puerta.
Tenía que volver a mi casa, tenía que estar en el mundo real y no en este, no el que todos los niños se imaginan, ni nada de eso, tenía que espabilarme.

Entré en mi casa y me acosté.

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- ¿Qué es esto?- dije abriendo el correo que había llegado a mi casa por la mañana.

- Buenos días, estimado Ángel Ruiz García, te hemos cogido para que trabajes con nosotros en nuestra tienda de deporte "Sportnow"...

Bla bla bla...

Me habían cogido en un trabajo.
Algo es bueno, ahora iré allí y me presentaré.

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Tienda de deportes Sportnow.

Leí en su cartel.

Entré, visualicé la tienda y encontré 4 trabajadores, tres mujeres y un hombre que se acercó rápidamente a mí.

- Hola,¿En qué puedo ayudarle?

- Me entregaron una carta porque me habían aceptado...

- ¡Ah si! Acompáñeme por favor.

No me dejó terninar la frase, lo perseguí y entramos a una habitación donde había un hombre mayor.

Me hizo un gesto de que me sentase y así hizo.

- ¿Tú eres Ángel?

- Sí-dije nervioso.

- Ponte el uniforme y trabajas. Aquí me da igual que te lleves mal con alguien, puedes irte, cobramos al día entre 50 y 100 euros. Y de Lunes a Viernes abrimos de nueve de la mañana hasta las ocho y media de la tarde. ¿Vas a querer el trabajo?

Este hombre era serio, en su tono de voz se notaba cómo decía las cosas.

- Claro, ¿empiezo ahora?

- Sí. Hay tienes la camiseta y la gorra.

Me levanté y cogí la camiseta de mi talla y la gorra y me la puse en el cuarto de baño.

Salí, me dirigí a una compañera y le pregunté:

- Perdona, me dices que tengo que hacer y explicarme cómo van las cosas.

Me miró directamente a los ojos, me sorprendí cómo me miraba.

- Claro, soy Tania. Tienes que hacer esto...

No podía concentrarme, no sabía porque.

- ...Y te acompaño a tu puesto de trabajo.

Asentí y fui detrás de ella. Tenía un cuerpo muy bonito, la inspeccionaba de arriba a bajo.

De repente se dió la vuelta y me pilló mirándo sus caderas.
Su cara de estar relajada, se puso en un instante mosqueada,frunció el ceño y me empujó.

- Deja de mirarme el culo, asqueroso.

Me quedé en shock, no sabía que decirle.

- Per-perdón.

Me miró de arriba a abajo, Y se volvió a girar.

Me dijo donde estaban las cosas, y demás.

- Bueno si tienes alguna duda, avísame.

Asentí y se fue. La verdad era muy guapa, eso sí le sacaba un cabeza, era bajita pero daba igual. Me había gustado cómo era.

Amor MotoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora