Capítulo 33

301 11 3
                                    

- Trabajo terminado. ¿Decías algo Ángel?- pregunté yo apoyándome en la puerta.

- No, nada. No importa, ya me marcho.- contestó él con una sonrisa.

- ¡Che,che,che! Para el carro, sí importa Ángel.- gritó Alejandra acercándose y cogiéndole del hombro.

- Que da igual.- dijo él con nerviosismo.

- Si le da igual, pues que se vaya.- contesté yo con indiferencia.

- Samanta, hazme caso que no le da igual.- insistió Alejandra.

- Bueno, no lo obligues.- dije yo cruzándome de brazos.

- A ver Samanta, lo que te quería decir, es que...- habló con dificultad él.

Alejandra se fue para dentro de la casa, Ángel y yo nos quedamos fuera en el pasillo.

- Que...- seguí yo.

- Si me podrías dar tu número de teléfono y hablar, quedar y eso.- dijo al fin avergonzado y un poco sonrojado.

Pensé. Podría haberselo dicho a Alejandra por Instagram y no haber venido hasta la puerta de mi casa.

- Claro, apunta.

Le dije yo memorizando mi número de celular.

- Bueno, todo listo. ¿Quieres que te suelte en la moto?- ofrecí yo.

- No, gracias. He venido yo en mi moto. Hasta otra.- se despidió él dirigiéndose hacia el ascensor.

Me metí en mi hogar y allí estaba Alejandra con una sonrisa pícarona.

- ¿Qué quieres?- hablé yo incómoda.

- ¿Por qué te pones colorada Sami?- preguntó ella con una sonrisa.

Efectivamente, estoy oficialmente como un tomate.

- No estoy colorada.- dije seriamente.

- Claro qué no. Sólo es que tienes la habilidad de camuflarte con los tomates ¿no?- dijo con sarcasmo.

- Claro. ¿Todavía no te has enterado que soy mitad humana y mitad tomate?- contesté yo siguiendole el rollo.

*** Al día siguiente...***

Fui directamente hacia mi puesto de trabajo, se hacía raro estar sin Jose.
No era como antes, ahora él que está en coma...
No lo podía admitir, no podía...

- Samanta.- me llamó Carol.

- Dime.- contesté yo prestándole atención.

- ¿Puedes quedar para dar un paseo después cuando terminemos y hablar?- preguntó limpiando los vasos de vino.

- Claro.- dije pensando en qué hablaríamos.

Seguí con mi trabajo un poco apenada por Jose. Pero debía seguir, no podía permitir que otra vez me pasara.

Salí de trabajar junto con Carol, nos dirigimos hacia el parque que había al lado.

- Bueno, ¿de qué querías hablar?- pregunté rompiendo el hielo mientras paseábamos.

- Es sobre Saúl.- contestó ella.

Resoplé por lo que se iba a venir encima.

- Dime.

- Sabes que yo te considero una "mejor amiga" porque siempre has estado ahí para mí y todo.- habló ella dando el discurso.

Yo no la consideraba mejor amiga pero siempre había estado ahí porque no tenía a nadie más en quién confiar.

- Bueno...- dije yo pensativa.

- Estoy enamorada de Saúl, Samanta.- soltó al final.

Sabía que iba a decir eso, se le notaba hacia un tiempo que iba detrás de él.

- Lo suponía.- contesté sentandome en un banco del parque.

- ¿En serio?- preguntó ella muy preocupada.

- Sí, porque he estado observandós.

Lo que acababa de decir yo, había sonado un poco psicopata.

- Observando eh...- dijo ella pensativa.- ¿Él pone de su parte?- preguntó nuevamente.

- A ver, es que no es que me interese mucho lo tuyo pero... Creo que él no pone de su parte. Hablale y quedad.- sugerí yo.

- Lo haré.- contestó ella decidida.

- Otra cosa Carol, ¿cómo está Jose?- pregunté mirando al suelo.

- Bueno, no sé qué decir... Tiene altibajos con lo suyo... Pero se puede decir que está mejor.- dijo ella con dificultad.

- ¿Quieres ir a verlo ahora? Ahora mismo son horas de visita.- recomendó levantándose del banco.

Nos fuimos caminando hasta allí hablando de nuestras vidas.
Hacía tiempo que no hablaba con ella y era una amiga íntima de hace años, pero habíamos perdido el contacto por lo que me pasó.  Retomaré el contacto con ella...

***Hospital***

- Bueno... Otra vez estamos aquí.- dijo Carol cabizbaja.

A ninguna de las dos nos gustaba venir aquí. Con la muerte de sus padres y con lo mío, teníamos suficiente.

Abrí la puerta de la habitación y allí se encontraba él. No tardaron en salir unas lágrimas de mis ojos tristes.

Me senté en el asiento de al lado de la camilla, todo estaba en silencio.

Carol se quedó fuera en el pasillo hablando por teléfono con su hermana y yo entré porque sólo podía entrar una persona a la habitación.

- ¿Cómo estás Jose? Supongo que bien ¿verdad?- le hablé yo a él con una sonrisa y quitándome las lágrimas.

- A ver cuando te levantas, y te vienes con nosotros a trabajar, he hecho unos amigos que te caerán genial.-continué dándole mi mano.

Él estaba con los ojos cerrados y la boca medio abierta.

- ¿Sabes? Es muy raro estar sin ti, sin ese compañero tuyo del trabajo que te sacó de lo más malo que te podía pasar...- dije yo recordando mis momentos vividos con él en el pasado.

Lo miré con atención porque suspiró. Eso no lo podía hacer, está en coma.

De repente, se puso a temblar y a moverse frenéticamente. Avisé a los doctores gritando para que me escucharán. No podía salir de la habitación y dejarle allí solo.

Carol vió la escena y los avisó.
En unos minutos estaba yo fuera llorando en los brazos de Carol.

No podía verlo así...

Amor MotoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora