Capítulo 17

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Me levanté temprano y desayuné con desgana, saber que tendría una cita con Juan me amargaba, si tuviera poderes sobrenaturales lo dejaría en una cueva sin salida.

Mientras pensaba eso, hacía gestos con las manos como si estuviera haciendo hechizos...

- ¿Qué haces?¿Qué invocas?¿Un demonio o algo?-dijo Alejandra con su rostro extrañado.

- Intento hacer de que no venga Juan.- le contesté y seguí haciendo gestos con las manos.

- Tiene sentido.- rió- Cambiando de tema, hoy tengo cita con el médico.

- ¿A qué hora?- pregunté intrigada.

- No te lo voy a decir, porque te escaquearás de Juan.- contestó preparándose unos cereales como yo.

Gruñí.

- No gruñas que no eres un perro.- me contestó nuevamente.

- Es que no quiero ir.

- Pues te aguantas, si quieres te elijo la ropa.

La miré esperanzada y me dirigí a lavar los platos, pero primero puse mi música favorita.

A los segundos sonó HUMBLE, nuestra canción favorita.

De mientras que yo lavaba los platos, ella buscaba la ropa perfecta para la ocasión.

- ¡Te he cogido unos jeans de talle alto, una camiseta de cuadros burdeo y unas botas de talón negro!

Memorizé la ropa y pensé que estaría arreglada.

- ¿¡No es demasiado arreglado¡?- le grité desde la cocina.

- ¡Bah! ¡Te lo vas a poner igualmente!

Reí.

En realidad, Alejandra ha cuidado de mí en mis momentos malos, siempre ha sido mi hermana mayor que ya nun...

-¡Voy a llegar tarde!- chilló Alejandra intentándose poner un pantalón con una pierna.

Miré la hora en el gran reloj del salón, las 12:13...

- ¿A qué hora tienes la cita?- le dije secándome las manos con un trapo.

- A las doce y media.

- Si quieres te suelto en un momento con la moto.

- No, no. Tú tienes la cita con Juan.

- ¿Dónde es la clínica?- le dije vistiendome con un chaquetón.

- A media hora de aquí, pero andando.

- Te suelto yo rápido. Y no acepto un no.

Gruñó pero acepto, cogí mis llaves y los cascos.
Ella se vistió y se dejó el pelo con una felpa.

- ¿Vamos?- le dije abriendo la puerta.

Asintió y nos dirigimos al ascensor.

- Son las doce y veinte pasada.- dijo frustada.

- Vamos a llegar a buena hora.- le contesté arrancando la moto.

Nos subimos, me dijo la dirección y cogimos un atajo para llegar antes.

Llegamos a tiempo.

- Después voy yo andando.- Me dijo Alejandra.

- Después nos vemos, adiós.- le dije y me dirigí a mi casa.

***

Estaba en el ascensor, miré la hora, ¡las 13:16!, mierda.

Salí y allí estaba Juan con un puño cerrado para pegar a la puerta.

Amor MotoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora