Capítulo 37

238 10 0
                                    

-¿Qué haces aquí?- pregunté seria con los ojos entrecerrados.

- Yo em...- balbuceó nervioso.

- Lo avisé yo.- habló Alejandra mientras cruzaba las piernas.
Para nosotras cruzar las piernas era un signo de seriedad.

- ¿Y para qué lo avisas?- dije cortante mirandolos de mal gusto.

- Porque yo quería.- contestó ella.

- Es que él no debe de estar aquí, tendría que estar en su casa, digo yo.

- Pero qué más da tía.- contestó Alejandra mirándome raro.

- Mejor me voy.- contestó Ángel saliendo por la puerta.

-¡Ángel espera!- grité cuando cerró la puerta.

- Mierda...¡Mira lo que has echo!- dijo Alejandra levantándose a trompicones.

Tenía razón. Me había pasado un poco...¿o mucho? Bueno no lo sé... Es que no me esperaba que él estuviera aquí. Hacía tiempo que no me esperaba que él estuviese aquí.
Hacía tiempo que no me daba mareos y tampoco tengo la necesidad de que él se entere pero bueno no lo sé... Esta cabeza mía me va a explotar pensé mientras miraba hacia la ventana.

- Creo que merezco una disculpa...- dijo Ángel provocándome un susto.

- Bueno...- dije arrepentida notando calor en los mofletes y arreglándome el cabello.

- ¿No?- contestó dirigiéndose a la silla de al lado de mi cama.

Lo analicé cuidadosamente de arriba hacia abajo. Vi como sonrió y me extrañé.

-Bueno si perdón por lo de antes, no quería que te fueras. Sólo que no te esperaba aquí y perdón por mi comportamiento tocándome los dedos.

Acercó la silla a mi cama un poco más.

- No pasa nada, imaginaba que no me esperarías aquí.- dijo riendo.

- Si jaja...- sonreí.

- Bueno... Cuéntame qué te ha pasado.- dijo haciendo una pequeña pausa.

- Pues yo... Es decir, tengo una historia un poco rara y una enfermedad rara... Para una chica como yo rara.- hablé pensativa y sonriendo con pena hacia otro lado.

- No eres rara. Eres una tipa normal y ya está.- contestó sin entender.

- No hazme caso, tú no me has visto hacer tonterías y hacer el indio en mi casa cuando me aburro.- dije recordando las tonterías con Alejandra mirándolo con una pequeña esperanza de volver a ser como antes.

- Bueno no se qué decir...

- Como en mi casa estoy tan sola, bueno estaba, ahora está de okupa Alejandra y no me aburro tanto.- sonreí recordandolo.

- Samanta te puedo decir una cosa- habló cambiando de tema y tomándome la mano.

Miré su mano con la mía haciendo palpitar mi corazón de nerviosismo, me incliné sonrojada.

- Si dime.

- Quiero que...- apareció Alejandra preguntando.- ¿Interrumpo algo?- mirando nuestras manos entrelazadas y con nuestras caras que eran un poema.

- Es que quería saber si estábais bien o no pero ya lo veo así que me voy y me voy, adiós.- siguió hasta cerrar la puerta.

Reímos.

- ¿Qué querías decirme, Ángel?- hablé mirándolo intrigada.

- Que yo... Quisiera que...- no encontraba la manera de decirmelo pensé alzando la ceja y mirándolo sin entender.

- ¿Quieres ver mi nuevo perro?- preguntó él.

Me sorprendí por esa repentina pregunta, pensaba en otra pregunta más...

- Si quieres al salir te acompaño a tu casa o algo...- dijo haciéndome salir de mis pensamientos.

- Claro sí, no sé si Alejandra se irá antes. Espera que le pregunte.- me iba a levantar pero me cogió la mano.

- No te levantes tú, voy yo.

- Vale...- dije bajito.

Se levantó y salió fuera. Rápidamente cogí el móvil para mandarle un mensaje a Alejandra pero de los nervios se me cayó en la cara.

- Mierda. Mi nariz.- dije tocándome con los dedos la zona afectada.

Entró Ángel y me vio con muecas de dolor.

- ¿Qué te ha pasado?- preguntó acercándose a mí.

- Nada, que me dado con el móvil en toda la nariz.- contesté con molestia.

- Quita un momento los dedos.- me dijo sentándose en la cama.

Lo miré sin entender nada y dudé pero él me asintió dándome confianza.

- Cierra los ojos.- susurró.

¿Qué está pasando?¿Por qué estoy cerrando los ojos lentamente y humedeciendome los labios?

Cerré los ojos y puse las manos en la cama, me acerqué un poco inconscientemente.

- Bien, así...- susurró de nuevo.

Sentía su respiración cerca de mí... cerca de mi rostro. Agarró suavemente mi mandíbula.

Poco a poco me inclinaba hacia él, buscaba algo...

Buscaba sus labios en algún momento. Lo buscaba a él.

De repente sonó un pequeño beso en la punta de mi nariz.

Abrí los ojos y lo encontré con una sonrisa.

No me esperaba un beso. ¡En mi pequeña nariz hermosa!

***

-Bueno... ¿Y qué raza es tu nuevo perro?- pregunté poniéndome mi chaqueta.

- Si quieres te la enseño ahora.- dijo arrancando su moto.

Asentí y me monté en su moto.

La verdad que en todo el camino pensé en cómo pude tener tanta confianza con un chico. Hacía tiempo que no quería conocer a ningún chico porque me habían hecho daño, demasiado daño. La testigo de todo eso era Alejandra y también por lo de mis...

- ¡Llegamos!- contestó contento.

Me bajé de su moto y me quité el casco con ayuda de él.
Subimos por las escaleras y mientras giraba la cerradura.

- ¿Preparada?- preguntó entusiasmado.

Asentí y ahí estaba un cachorrito meneando su pequeña colita con ilusión.

- ¡Ay dios mio!¡Qué cosita mas pequeñita!- grité tirándome en el suelo para acariciarla.

- Es una pastora australiana.- explicó sentándose en el suelo a mi lado.

- Sí  lo sé.- contesté yo.

Había estudiado veterinaria y las razas de cada perro, gato y caballos.

Lo miré y sonreí.

- Es que estudié las razas de perro.

- Ah claro.- contestó riendo.- Todavía no sé que nombre ponerle.

Pensé en distintos nombres.

- Ayúdame a escoger alguno.- sugerió él jugando con la perrita.

- Cirilla.- dije.

- ¿Cirilla?- preguntó extrañado.

- ¿No has jugado a The Witcher 3?- pregunté con los ojos como platos.

- No....

- ¡Ah!¡Te mataba!- grité avalanzandome sobre él.

Mierda. ¿Qué estoy haciendo?


¿Qué estás haciendo Samanta?

Amor MotoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora