- Espera, ¿qué?- dije yo con los ojos como platos y la boca entreabierta.
- Pues lo que acabas de escuchar.- contestó acariciando mis dedos.
Quité mi mano bruscamente y me levanté rápido de la silla, casi tiro hasta la mesa de los nervios.
- Em... Me tengo que i-ir...- tartamudeé.
Se quedó mirando extrañado y yo andé hasta la salida de ese bar o cafetería rara.
Caminé rápido hasta mi casa, eran las diez y pico de la noche, veía las farolas emitiendo su luz que iluminaba mi camino, veía a personas dirigiéndose hacia el centro de la ciudad para ir seguramente a las discotecas, veía coches pasando lentamente por mi lado y eso me ponía nerviosa.
Aceleré el paso y me di cuenta que estaba ya en mi portal, así que entre y subí por las escaleras de dos en dos.
Abrí la puerta y me encontré a Alejandra viendo la tele, se giró para verme y dijo:
- ¿Tan tarde?- preguntó mirándome de arriba a bajo si estaba herida o algo.
Era una costumbre suya, tenía que ver si estaba todo en orden, si estaba la camiseta manchada de algo o si me faltaba algo que se me había olvidado.
- No se me olvida nada.- dije soltando el bolso en el perchero.
Asintió.
- ¿Cómo ha ido?- dijo bajándole el volumen al televisor.
- Al principio iba todo super bien.- dije quitándome los zapatos con mis mismos pies.- Pero después, me ha dicho algo que me he quedado petrificada.- me senté a su lado en plan pulpo.
- ¿Qué te ha dicho?- preguntó dejandome que estirara mis extremidades.
- Me ha pedido salir.- hablé intentando quitarme el sostén por debajo de la camiseta.
- ¿En serio?- dijo sorprendida.
- Si tia. ¿Me ayudas a quitarme esta mierda?- dije poniéndome de espaldas para que me lo quitara.
Me lo quitó y lo lancé al suelo.
- Libertad.- dije aliviada.
- Pero si no os conocéis de nada, ¿tan rápido?- dijo ella mirándome rara.
- Nos hemos conocido mucho, en unas horas ya sabiamos cada uno nuestras vidas, y hemos pedido unas copas.- expliqué.
- ¿Te has emborrachado?- exclamó ella dándome un puñetazo en mi hombro.
- ¡Claro que no!- dije devolviendole el golpe.
- Espero que sea verdad, imagínate que te emborracha, después te mete en un coche, te lleva a las afueras, te viola y adiós a este mundo.- dijo paranoica ella.
A veces es así, ella tenía reglas en su vida como una de ella es: No te emborraches cuando estas conociendo a alguien que casi nunca lo has visto.
Creo que ella es así por un trauma que tuvo de pequeña.- Que no... Se le habrá subido a él pero a mí no.- dije intentando calmarla.
- Bueno, sabes como yo me pongo.- al fin se calmó.
- Bueno y entonces, he cogido la puerta y me he ido.- dije finalmente.
- Que teatro. Bueno cambiando de tema, he ordenado el cuarto y he hablado con el médico para lo de mis bebés.
- Ah... Muy bien, ¿cuando irás? Que yo te quiero acompañar.- pedí.
- La semana que viene el Jueves por la mañana.- me explicó.
- ¡Mañana es el gran día!- dijo entusiasmada.
- ¿Por qué?- pregunté intentando recordar que pasara mañana.
- Mañana quedamos con Jorge y Ángel.- habló seria.
- Es verdad.
Lo había olvidado completamente. Tendré que preparar el traje de baño y todo.
- Por cierto les diré que iremos al acantilado del oeste.- explicó Alejandra.
Asentí y me fui a cambiarme de ropa, preparé un vestido de baño muy bonito y exótico, era negro. Le preparé la cena a Alejandra mientras ella preparaba las cosas de mañana.
Pensé en Ángel, algunas veces recordaba cuando nos vimos con nuestras motos y cuando defendió a Alejandra de Lucas...
Mañana lo vería...
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Amor Motorista
Roman d'amourSamanta, es una muchacha de 22 años, vive en una ciudad hermosa es morena, ojos color miel, pestañas abundantes,labios carnosos. Ángel, otro muchacho de 23 años, vive en la misma ciudad de Samanta es moreno, con ojos verdosos... Un día se ven en la...