Capítulo 27

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- Espera, ¿qué?- dije yo con los ojos como platos y la boca entreabierta.

- Pues lo que acabas de escuchar.- contestó acariciando mis dedos.

Quité mi mano bruscamente y me levanté rápido de la silla, casi tiro hasta la mesa de los nervios.

- Em... Me tengo que i-ir...- tartamudeé.

Se quedó mirando extrañado y yo andé hasta la salida de ese bar o cafetería rara.

Caminé rápido hasta mi casa, eran las diez y pico de la noche, veía las farolas emitiendo su luz que iluminaba mi camino, veía a personas dirigiéndose hacia el centro de la ciudad para ir seguramente a las discotecas, veía coches pasando lentamente por mi lado y eso me ponía nerviosa.

Aceleré el paso y me di cuenta que estaba ya en mi portal, así que entre y subí por las escaleras de dos en dos.

Abrí la puerta y me encontré a Alejandra viendo la tele, se giró para verme y dijo:

- ¿Tan tarde?- preguntó mirándome de arriba a bajo si estaba herida o algo.

Era una costumbre suya, tenía que ver si estaba todo en orden, si estaba la camiseta manchada de algo o si me faltaba algo que se me había olvidado.

- No se me olvida nada.- dije soltando el bolso en el perchero.

Asintió.

- ¿Cómo ha ido?- dijo bajándole el volumen al televisor.

- Al principio iba todo super bien.- dije quitándome los zapatos con mis mismos pies.- Pero después, me ha dicho algo que me he quedado petrificada.- me senté a su lado en plan pulpo.

- ¿Qué te ha dicho?- preguntó dejandome que estirara mis extremidades.

- Me ha pedido salir.- hablé intentando quitarme el sostén por debajo de la camiseta.

- ¿En serio?- dijo sorprendida.

- Si tia. ¿Me ayudas a quitarme esta mierda?- dije poniéndome de espaldas para que me lo quitara.

Me lo quitó y lo lancé al suelo.

- Libertad.- dije aliviada.

- Pero si no os conocéis de nada, ¿tan rápido?- dijo ella mirándome rara.

- Nos hemos conocido mucho, en unas horas ya sabiamos cada uno nuestras vidas, y hemos pedido unas copas.- expliqué.

- ¿Te has emborrachado?- exclamó ella dándome un puñetazo en mi hombro.

- ¡Claro que no!- dije devolviendole el golpe.

- Espero que sea verdad, imagínate que te emborracha, después te mete en un coche, te lleva a las afueras, te viola y adiós a este mundo.- dijo paranoica ella.

A veces es así, ella tenía reglas en su vida como una de ella es: No te emborraches cuando estas conociendo a alguien que casi nunca lo has visto.
Creo que ella es así por un trauma que tuvo de pequeña.

- Que no... Se le habrá subido a él pero a mí no.- dije intentando calmarla.

- Bueno, sabes como yo me pongo.- al fin se calmó.

- Bueno y entonces, he cogido la puerta y me he ido.- dije finalmente.

- Que teatro. Bueno cambiando de tema, he ordenado el cuarto y he hablado con el médico para lo de mis bebés.

- Ah... Muy bien, ¿cuando irás? Que yo te quiero acompañar.- pedí.

- La semana que viene el Jueves por la mañana.- me explicó.

- ¡Mañana es el gran día!- dijo entusiasmada.

- ¿Por qué?- pregunté intentando recordar que pasara mañana.

- Mañana quedamos con Jorge y Ángel.- habló seria.

- Es verdad.

Lo había olvidado completamente. Tendré que preparar el traje de baño y todo.

- Por cierto les diré que iremos al acantilado del oeste.- explicó Alejandra.

Asentí y me fui a cambiarme de ropa, preparé un vestido de baño muy bonito y exótico, era negro. Le preparé la cena a Alejandra mientras ella preparaba las cosas de mañana.

Pensé en Ángel, algunas veces recordaba cuando nos vimos con nuestras motos y cuando defendió a Alejandra de Lucas...

Mañana lo vería...

Amor MotoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora