- ¿¡QUÉ¡?-grité entusiasmada.
- A ver, no es seguro pero a notado dos latidos de corazones distint...- habló ella sin terminar la frase porque ya la estaba abrazando casi asfixiando.
- ¡Qué entusiasmada estoy!- le dije alegre.
- Pero que no lo sé... Es que dos bebés es un tirón, jejeje...- contestó ella arreglandose un mechón de cabello y intentando volver a respirar de nuevo.
- Ya pero yo te ayudo, tú no te preocupes.- le respondí con una sonrisa sincera.
- Estoy muy nerviosa, y todavía estoy sólo de 1 mes y 2 semanas.
- ¿Pero cómo pueden saber ya que pueden ser dos?-pregunté pensativa.
- Es alta tecnología, y muy avanzada y certera.
- Ah... Claro ya todo tiene sentido.
- Pues sí.
La abracé de nuevo y me levanté para quitarme la ropa.
Me puse mi pijama y Alejandra me dijo:- Otra cosa.
- ¿Sí?-pregunté mientras me ponía cómoda en el sofá.
- Yo no tengo casa y aquí a vivir no podré estar.
- Es verdad...
Hacía unas semanas que ella estaba viviendo aquí, en mi casa.
- Sí puedes estar, traete tu ropa y viviras aquí temporalmente ¿qué te parece?- continúe.
- No quiero ser una carga para ti, además no estoy trabajando ni nada.- me respondió con cara de preocupación.
- ¿Te busco un trabajo y cuando tengas más barriga te das de baja por maternidad?¿No?- afirmé con esperanza.
- Vale pero... ¿dónde consigo trabajo?- preguntó abriendo la computadora.
- Conozco una tienda de ropa de niños que necesita un ayudante o dependiente/a.
- ¿Cómo se llama?- dijo tecleando en el buscador.
- Se llama kidsmoda.- respondí encendiendo mi celular.
- Ajám...- contestó esperando a que cargara la página de la computadora.
Mientras, estaba mirando las notificaciones de mi celular. Y a los minutos me llegó un mensaje de Adrián, el chico de la ensalada.
- Heyy, como estas??
- Muy bien, acabo de llegar a mi house.
- Jajajaja, cuando podremos quedar y vernos.
- No lo sé, mañana trabajo.
- ¿Pasadomañana?
- No puedo, tengo que ayudar a mi mejor amiga con unas cuantas cosas.
Pensé que estaría ocupada toda la semana y no tendría tiempo de verle.
- Ufff...¿estarás muy ocupada mañana al menos para chatear o para llamar?
- No, tendré un hueco para llamarte.
- Dame tu número y hablamos, no por instagram que es más incómodo.
Le di mi número de teléfono y enseguida me agregó.
- Samanta, ¿es esta tienda?- me dijo Alejandra pero sin querer la ignoré.
- Samanta.- me volvió a llamar.
-¿Si?- le dije mirándola sin expresión.
- ¿Con quién chateas?- me preguntó arrebatándome mi celular de las manos.
- ¡Con nadie!- respondí intentando coger de nuevo mi celular.
Me miró sorprendida.
- ¿¡Adrian!?¿¡El chico de la ensalada!?- preguntó sorprendida.
- ¡Sí!¿Algún problemita?- le respondí quitándole por fin el celular de las manos.
- Ya veo, ya veo...- me sonrió pícaramente.
Me reí y pasé de ella.
- ¡Eh! No has contestado a mi pregunta.
- ¿Cuál?
- ¿Es esta tienda?
- Si, pesadilla.
- Vale, foca de mar.
Estos apodos...
***
Eran las ocho y media de la mañana y tuve que ir a trabajar, antes de salir le dejé una nota con dinero a Alejandra.
"Buenos días querida pesadilla, te dejo dinero para que busques trabajo o lo que sea, ve a casa de tu madre y traete tu ropa y lo que necesites, estaré trabajando y saldré a las tres de la tarde, un besote"
***
- ¡Buenos días Carol!- saludé a mi compañera.
- ¡Cuánto tiempo encargada!¿Cómo estas?- preguntó limpiando las mesas.
- Muy bien, ¿y tú?- hablé mientras brillantaba los vasos.
- Pues nada, aquí seguimos, jaja...
Reímos.
- Hey Samanta.- saludó Saúl con un toque en el hombro.
- Hey...¿Dónde está José?- pregunté.
Me resultaba extraño que no estuviera aquí.
Cuando dije eso, los dos se miraron y pusieron una cara de preocupación.- ¿Qué pasa?- pregunté intrigada y preocupada.
- Díselo tú, Saúl.- dijo Carol apartando la mirada hacia mí.
Los dos se dirigieron hacia donde yo estaba y me dijeron...
- Em... José ha sufrido... Joder...- respondió Saúl.
- ¿Qué ha sufrido?¡Decidlo ya!- dije preocupada y un poco enfadada porque no decían nada.
- Ha tenido un accidente de coche el otro día... Y está en coma...
- ¿Qué?
- Samanta, ¿estas bien?
- No, no.
Tuve que sentarme en una silla porque me dió un mareo, Carol me trajo un vaso de agua y lo tomé rápidamente.
Se sentaron a mi lado.- ¿Por qué no me avisasteis?- pregunté seria.
- No sabíamos como ibas a reaccionar.- afirmó Carol.
- Tenemos que cerrar la tienda por un tiempo, no podemos estar así. Sin José.- respondí yo cogiendo mi bolso.
- ¿Cerramos ahora?- preguntó Saúl.
- Sí, ¿En qué hospital está y cuál habitación?
Me dió la dirección y el número de habitación donde se encontraba José.
Tenía que verlo, cómo él hizo una vez por mí...
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Amor Motorista
RomanceSamanta, es una muchacha de 22 años, vive en una ciudad hermosa es morena, ojos color miel, pestañas abundantes,labios carnosos. Ángel, otro muchacho de 23 años, vive en la misma ciudad de Samanta es moreno, con ojos verdosos... Un día se ven en la...