¿Eras mi amiga o pretendías serlo?

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Y aquí estoy nuevamente, contándole a lo que podría ser nadie lo que fue mi día a día en la secundaria

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Y aquí estoy nuevamente, contándole a lo que podría ser nadie lo que fue mi día a día en la secundaria. Aun así me sirve para despejar mi mente pero mejor dejo de dar rodeos y pueda contarte el cómo salí de aquel embrollo del matoneó.

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Me decidí a impedir que me siguieran acosando pero tenía una duda existencial: ¿Cómo iba a lograrlo? Después de pasar un largoooo tiempo quemándome las neuronas para que surgiera un buen plan, se me ocurrió pedirle consejo a Lorena, que era bastante sociable y tenía mucha experiencia en relacionarse con los otros de buena manera.

Aquella inspiración sucedió un bello domingo por la noche, cuando fui al cuarto de Lorena que quedaba justo en diagonal al mío donde me estaban permitiendo quedarme, toqué la puerta de su habitación y me dejó entrar.

— Hola Lorena ¿Estás ocupada?

— No Felipe, estoy libre. ¿Qué necesitas?

— Vine a pedir de tu ayuda.

Empecé a contarle cómo habían sido mis últimos días y el por qué me había decidido a conseguir un cambio, ella escuchaba atentamente asintiendo.

— Bueno ... —Se quedo en silencio— ¿Qué te parece si los atrapamos con las manos en la masa?

La miré confundido

— Me refiero —comenzó a explicarme al notar mi cara de pendejo— A que podemos cuadrar el momento exacto en el que estén haciendo alguna de sus fechorías y grabarlos, con eso podrás extorsionarlos y no te volverán a molestar.

— Es una buena idea —asentí— pero podría salir todo lo contrario, que se ponga peor.

Se quedo pensativa.

— Tienes razón. En tal caso igualmente deberías denunciarlos para tener un plan B.

— Me parece bien. —Le dije.

Y así planeamos nuestra trampa, me sentía contento de que Lorena me ayudará porque demostraba que yo le importaba. Lo ejecutaríamos el día de mañana a la cuarta hora de clase, que era cuando los playboys se encontraban con su repartidor de "felicidad instantánea” y ahí estaría yo, grabándolos perfectamente escondido.

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Llegó el momento de la verdad, eran las 10 de la mañana cuando por fin llegaron los playboys a la reja del patio donde hacían el intercambio. Yo estaba con mi cámara metido en un arbusto y pude colarme de la clase gracias a mi cualidad de nerd asocial.
Los playboys sacaron el dinero a la vez que el repartidor les entregaba una bolsita llena de un polvo de color blanco, justo después el repartidor desapareció de mi vista al igual que el grupo de Ken's y yo, un champiñón friki había logrado grabarlo todo.

No entregues tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora