¿Puedo saber lo que es amar?

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No les ha pasado, que se encuentran en una situación inesperada, ¿Y ni su cuerpo ni su mente pueden reaccionar ante el estado de shock que les generó? Bueno era la primera vez que me pasaba

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No les ha pasado, que se encuentran en una situación inesperada, ¿Y ni su cuerpo ni su mente pueden reaccionar ante el estado de shock que les generó? Bueno era la primera vez que me pasaba.

Tarde un poco en procesar lo que me había dicho y mientras lo hacía, sabía que mis ojos reflejaban una sorpresa desconcertante. ¿Gay regalado de mierda? ¿A qué se refería exactamente? Estaba seguro de mi orientación sexual y no era homosexual, entonces ¿Cómo ella había llegado a esa conclusión? Obviamente no lo sabía y no tenía más opción que preguntárselo aunque eso hiciera más hondo el hoyo en dónde iba a ser enterrado.

— ¿Por qué me dices eso? ¿Qué fue lo que hice?

— No puedo creer lo hipócrita y desvergonzado que eres. Cada vez siento más repugnancia hacía ti y será mejor que no te vuelva a ver porque si lo hago, no me haré responsable de lo que pase.

Fue la primera amenaza que recibí en mi vida y por el escalofrío que me causo supe que no era una broma.

Definitivamente hoy era el día de las primeras veces.

— No volveré a venir entonces. — Le dije y comencé a caminar nuevamente.

Pero algo en mi no se sentía satisfecho, no solo por el hecho de que no tenía ni puta idea de que había hecho para que me tratara así sino porque no soy del tipo de persona que sigue una orden sin una buena razón para cumplirla. Así que me detuve y le grité:

— ¡Esto no se quedará así! ¡Y mi amistad con Santiago no terminara por sus caprichos!

A veces me dejo llevar y cuando lo hago termino haciendo todo lo contrario a lo pensado, no me gusta guardarme las palabras y tal vez este sea mi más grande defecto como atributo.

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— Y así fue como ahora la mamá de Santiago me odia.

Acababa de relatarle a Alicia mi pequeño altercado de hoy, demostró interés cuando llegué a la casa tirando la puerta fuertemente y use una de mis almohadas como saco de boxeo.

No tenia como descargar toda mi rabia aunque en el camino haya pateado unas cuantas veces alguno que otro árbol.

La conclusión que pude sacar de aquella discusión fue la siguiente: Esa mujer se había hecho una imagen totalmente equivocada de mi y no podía hacer nada para que cambiará de opinión. Mis tardes de estudio con Santiago acababan de ser sentenciadas así como nuestra salida a cine del sábado y todos los planes que hubieran podido surgir en el futuro, pero lo que más me preocupaba era si esto podría marcar el fin de nuestra amistad y era algo que quería evitar a toda costa.

Santiago se había convertido para mi en una luz, que siempre cuando todo se volvía negro con un destello me permitía volver a ver la claridad sin perderme en mi camino. ¿Qué pasaría si pierdo la razón que ilumina mi vida? Tenía miedo de la respuesta.

Comprendí entonces que era una persona llena de miedo, con respecto a todo y mi mayor temor era caer nuevamente en la soledad.

— No tienes porqué preocuparte. —Me dijo Alicia interrumpiendo el flujo de pensamientos negativos que rondaban por mi cabeza—. No te quedarás solo, además, Santiago nunca apartaría su amistad por algo estupido como eso.

Y ahí esta otra vez, esa sensación indescriptible.

Ahora estar con La Enana se había vuelto extremadamente peligroso. Lo suficiente como para darle un vuelco a mi corazón y dejarme desarmado, no sabía cómo tenía esa habilidad de decir exactamente lo que deseaba escuchar, sinceramente era un poco aterrador.

— Me preguntó si yo también tendré un súper poder. —Hablé en voz alta.

— ¿Qué?

— ¡Oh! No es nada, pensaba para mis adentros si tal vez pueda llegar a ser cómo tú, un héroe que salve a sus amigos cuando más lo necesitan.

— Eres un exagerado. —Se ruborizó ligeramente—. Creo que me sobreestimas mucho a veces feo.

— Tal vez tengas razón, o simplemente yo si soy capaz de ver lo increíble que eres y tú no.

— Tú lo eres más, siempre dices las cosas directamente y eres aplicado en el colegio. Eres la persona a quien más admiro.

¿No han sentido alguna vez unas inmensas ganas de querer desaparecer? Era lo que yo quería justo ahora porque sabía que me había sonrojado hasta más no poder. Por un momento nuestras miradas quedaron conectadas, como si hubieran cosas que no pudiéramos expresar en palabras. Su mirada era demasiado profunda que tuve que apartar mis ojos para no sufrir de un ataque cardíaco, ¿Qué era aquello que sentía?

Por primera vez me di cuenta lo mucho que me gustaban sus ojos marrones, me parecían los ojos más lindos que haya visto en mi vida y me quedé embobado viéndola, como si nunca antes la hubiera visto. Su cabello, tan negro y lacio, sus pestañas tan largas que se camuflaban tras el marco de sus lentes, su sonrisa, esa jodidamente bella forma de reír que tenía. No pude evitar mirarla con un cariño que jamás había profesado por alguien antes, ella solo aparto la mirada ante mi vista tan fija, sabía que la estaba poniendo incómoda pero no podía evitarlo, era la primera vez que se veía tan bella ante mis ojos.

De repente, sonó el timbre y me sacó de mi hipnosis. ¿Realmente había pensado eso?

Alicia se dirigió a atender la puerta y en cuanto la abrió, apareció detrás un chico de cabello castaño claro. Sabía que ya lo había visto antes, solo que no recordaba en dónde y tuve un mal presentimiento; fije mi vista en Alicia, quién se veía impactada e incómoda,  lo que me hizo preguntarme: ¿Quién era él?

— ¡Hola Alicia! Vine a traerle esta torta a tu mamá de parte de la mía. —Dijo el chico extremadamente tranquilo.

Por la forma en que Alicia lo miraba me parecía sorprendente que estuviera tan sereno.

Se limitó a asentir y recibió la torta

— Si no necesitas nada más, ya puedes irte. —Dijo cortante y le cerró la puerta en la cara.

Uy, esto es nuevo. Nunca la había visto pasar de estar cohibida a detestable en menos de un segundo, lo que me hizo fijarme realmente en aquel chico, el muy hijo de su concha era atractivo y alto, al parecer era vecino de Alicia y ... Espera, si es su vecino, ¿Podrá ser Nathaniel?

Aquel descubrimiento me dejo anonadado, si ese, era el mejor amigo de la infancia de Alicia y él mismo que ella amo durante mucho tiempo, entonces yo estaba en un gran problema.

Comencé sentirme molesto, su presencia me repugnaba y quería golpearlo. ¿Por qué estaba tan enojado? Pues si, fue si primer amor y ¿Qué? Eso no significa nada, ¿O sí? Agh, ahora ni yo mismo me entendía.

Decidí no seguir con más pensamientos estúpidos y me fui a mi habitación.

No entregues tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora