Destino. Aprendiendo a creer en él

Capítulo 5

Al poco rato de haber dejado a mi tía Teresa y a Luz en su casa, nos encontramos en dirección a mi apartamento.
Es extraño, no he recibido llamadas de Nicholas, reviso mi IPhone y nada. Será que se cansó de mi silencio, y decidió buscarse otra conquista.

Aparto esos pensamientos.

Busco su número y lo llamo, suena pero no contesta. Comienzo a sentir miedo, y si se cansó de mí.
El auto se detiene y hemos llegado.

—Gracias John. Buenas noches. –Le deseo al bajarme del auto.
—De nada señorita. Igual. –Se despide.

Llego al ascensor, y subo.

Vamos Isa, deja ya de pensar en eso. Comenta mi voz interior.
Tal vez si lo hizo. Comenta mi razón.

Al llegar las puertas se abren y lo encuentro en mi sala, esperándome con una copa de vino.
De inmediato todos mis miedos se disipan.

—Buenas noches señorita Banner. –Dice con humor.
—Buenas noches señor James. –Digo con humor también, dejando mis cosas en el mueble.
—Espero no me rechace tomar una copa de vino. –Dice al extendérme la copa.

Sonrío para mis adentros.

—Será un placer para mí, acompañarlo. –Acepto tomando mi copa de sus manos.

Tomamos asiento en la sala.

—Esa palabra Placer suena excitante, en sus labios. –Experta con voz ronca.

Mi cuerpo se despierta con excitación, al escucharlo decir esas palabras.

Vamos Isa, no te dejes envolver. Comenta mi razón.

—Señor James, aún no he dicho que lo volveré a intentar. –Le informo.

Él sonríe.

—Lo sé, y te convenceré de ello. –Asegura con brillo en la mirada.

Trago en seco, al imaginarme como me convencerá.

—Bueno señorita Banner, ¿qué ha decidido? –Pregunta.

Lo miro haciéndolo esperar, y se me ocurre una idea.

—Y si digo que no, ¿qué ocurriría? –Pregunto.
—Te convencería de lo contrario. –Responde con firmeza.

Muerdo mi labio inferior, y eso es todo para que su atención este en mi labio.

—Y como lo harías. –Pido que me explique.

Nicholas mira su copa por un momento, para después volverme a mirar. Pero esta vez lo hace con malicia.

—Primero te besaría, como llevo todo el puto día deseando –mi respiración comienza a acelerarse–. Te tomaría por la cintura, y te subiría a la encimera –aprieto mis muslos, al sentir pequeñas punzadas en mi centro–. Luego te quitaría esos vaqueros, y te arrancaría las bragas –se coloca de pie y se acerca hasta inclinarse, dejando sus labios muy cerca de los míos–. Para después follarte, hasta que entres en razón y me digas que sí. –Se explica con voz erótica, ronzando sus labios con los míos.
—Nicholas…
—Que dices señorita Banner –roza mi mejilla–. Desea averiguarlo. –Me ínsita.

¡Por Dios!... Quien no quisiera averiguarlo.
Céntrate Isa. Me digo a mi misma.

—Está bien señor James… Le creo –me levanto pasando por su lado, colocando la mesita de vidrio entre los dos. Marcando una distancia–. Lo volveré a intentar, solo con tres condiciones. –Le comunico.

Él sonríe con diversión, sabe que ha logrado perturbarme con lo que dijo.

—La escucho. –Dice con diversión.
—Primera condición. No más misterios. –Pido.
—¿Soy misterioso? Señorita Banner. –Pregunta como si no lo supiera.
—Si, y mucho señor James. –Respondo.
—Y no cree que el misterio, es excitante. –Experta comenzado a acercarse.