Al haber transcurrido un rato de cenar, nos encontramos nuevamente en la aparte de atrás de esta hermosa casa, admirando la encantadora playa acompañados con una copa de vino.
—Es hermoso. –Digo encantada.
—No tanto como tú. –Le oigo decir.Me ruborizo por ese alago, pero se me pasa rápido al recordar lo que me pidió que le prometiera.
—Nicholas porque me pediste prometer…
—Isabel sé que necesitas respuestas –me mira por un momento, y luego la aparta hacia el mar–. Pero no es fácil para mí. –Confiesa con un poco de enojo.Miro mi copa por un momento, no quiero que terminemos en pelea. Pero necesito respuestas.
—Porque lo hiciste una vez, ¿cierto? –Le pregunto aun mirando mi copa.
Lo oigo soltar todo el aire, retenido.
—Escuchastes la conversación, ¿y te debes estar preguntando quien es Quinn? –Dice como leyéndome los pensamientos.
Sé que necesito respuesta, pero tampoco lo quiero forzar a decirme, quiero que cuando lo haga, sea porque él así lo quiere. Tengo miedo de forzarlo tanto al punto de que Nicholas termine con todo estos, y no me siento lista para estar lejos de él. Así que lo mejor será que él decida, cuando se abrirá conmigo y me cuente todo ese misterio.
—Nicholas –lo miro y lo encuentro mirándome–. No soy quien para forzarte a decirme algo, aunque no lo creas te entiendo perfectamente –Le digo al rozar su mejilla.
—A que te refieres. –Pide que le explique, colocando su mano encima de la mía.
—A que tenemos algo en común Nicholas –él me mira confundido–. Los dos huimos de un pasado. –Le confieso al levantarme y acercarme un poco al mar, permitiendo que mis pies se mojen.Quiero que a pesar de todo lo que le ocurrió, logre entender que puede confiar en mí. Siento la arena mojada y recuerdos de mi país vienen a mi mente. También logro sentirlo de tras de mí.
—Isabel…
—Se lo que se siente que confíes en alguien y esa confianza sea traicionada o sea arrebatada –me giro hacia él–. Pero quiero que sepas que puedes confiar en mi –tomo su rostro en mis manos, mirándolo con tanto amor–. Porque yo confió en ti plenamente Nicholas. –Le confieso.
Su alegría me deja ver, que le gusta lo que le estoy diciendo.
Nicholas coloca su frente en la mía, al envolverme con sus brazos, acercando todo su cuerpo al mío.
—Venezolanita no tienes que pedirme que confié en ti, porque lo hago desde el primer momento en que te conocí –separa un poco su rostro, mirándome con miedo–. Solo me aterra la idea de que todo mi misterio, te aleje de mí.
—No lo hará Nicholas –acaricio sus mejillas con mis pulgares–. Porque no sé si quiera estar, lejos de ti. –su sorpresa me asusta un poco y trato de enmendar lo que dije–. También sé que para ti esto es la renovación de la propuesta y yo… –Dejo de hablar al bajar la mirada, soltando su rostro.<< Demonios, yo y mi gran bocota >>
Ahora me saldrá con una de las suyas, haciéndome dar cuenta de lo contrario.
—No lo es –Nicholas me hace mirarlo, al ser él quien tome mi rostro en sus manos, encontrándome con esa vulnerabilidad que me enamora cada vez más–. Dejo de serlo hace mucho. –Confiesa.
—¿Desde cuándo? –Pregunto sorprendida.
—Desde la noche en que fui el primero que se perdió en tu piel –Nicholas se inclina, hasta dejar sus labios muy cerca de los míos–. Y quiero ser el único que sepa lo que se siente, perderse en tu cuerpo y en tu piel venezolanita. –Pide.
ESTÁS LEYENDO
Destino. Aprendiendo a creer en él
RomanceSinopsis ¿Quién será que dio con Isabel? ¿Será ella capaz de salir de todo esto? ¿Nicholas será el hombre que Isabel, cree que es? ¿Cuál será esos misterios que él guarda? No te pierdas la segunda entrega de esta fascinante y excitante historia. Po...