Destino. Aprendiendo a creer en él

Capítulo 16

De camino en el auto a la casa de mis tíos, he decidido quedarme en su casa esta noche, ya que me invitaron a cenar y para estar dándome golpes de cabeza, por esos mensajes que me envió la zorra de Verónica en mi apartamento, mejor me quedare en la casa de ellos.

—Hemos llegado señorita. –Me comunica John.
—Gracias John.
—De nada, la pasare a buscar más tarde. –Dice al ayudarme a bajar del auto.
—No será necesario, hoy me quedare aquí. –Le digo.
—Está bien, la pasare a buscar mañana a primera hora.
—Perfecto que descanses.
—Igual señorita.

Al entrar no veo a mis tíos.

—¡Tita llegastes! –Se alegra Luz, corriendo a abrazarme.
—¿Cómo está la princesa más bella del mundo? –Le Pregunto al tomarla en mis brazos.
—Feliz de que estés aquí. –Responde con alegría.
Ella rodea mi cuello con sus bracitos.
—¿Y que te parece, el que me quede a dormir hoy? –Le pregunto.
—¿En serio te quedaras? –Pregunta emocionada.
—Si mis tíos lo me  permiten. –Respondo.
—Claro que puedes cariño, está siempre será tu casa. –Oímos a mi tía Teresa decir saliendo de la cocina junto con mi tío.

Bajo a Luz y nos fundimos en un abrazo.

—Gracias por aceptar cenar con nosotros. –Agradece mi tía Teresa al soltarme.
—No hay nada que agradecer, más bien gracias a ustedes por invitarme. –Les agradezco.
—Tampoco hay nada que agradecer –ahora es mi tío Ben quien me abraza–. Eres parte de esta familia, nunca lo olvides. –Dice con orgullo.

Lo vuelvo abrazar con lágrimas en los ojos.

—Ahora a cenar. –Dice mi tío Ben.

Mi tío Ben ha logrado llenar ese vacío que mi padre dejo con su partida, haciéndome sentir nuevamente ese cariño de padre e hija…

Después de la cena nos encontramos mi tía Teresa y yo, admirándo las hermosas estrellas, sentadas en el césped.

—Cariño necesito que me ayudes en algo. –Me pide.

Sacándome de mis pensamientos.

—Claro tía, ¿en que quieres que te ayudé? –Pregunto.
—En tres días es el aniversario de tu tío y yo, y haré una pequeña reunión con amigos y familia… –se detiene mirándome con emoción–. Y me gustaría que cantaras en ese día. –Me suelta.

La miro sorprendida y honrrada por eso.

—Tía Teresa para mí sería un honor cantar en tu aniversario –la abrazo con emoción–. ¿Y ya tienes una canción en mente?  -Pregunto al soltarla.
—Cariño no se de música, ayúdame. –Pide.
—Tranquila dame un día, y te encontrare la canción perfecta. –Le digo con seguridad.
—Eso no lo dudo, pero no hay que decirle nada a tu tío Ben. –Pide.
—Mis labios están sellados.

Las dos sonreímos como tontas.

—¿Y ahí otra cosa que te quiero preguntar? –Me anticipa.
—Y que será. –Pido que me explique.
—¿Tú y Nicholas están saliendo? –Pregunta.

Aparto la mirada hacia las estrellas, recordando todo lo que está pasando con él. En este momento no se si estamos saliendo, luchando por algo, o si pase a ser una conquista.

—Por qué me lo preguntas tía Teresa, ¿eso te molestaría? –Pregunto sin mirarla.
—Para nada –me hace mirarla tomándome por el mentón–. Nicholas es un buen muchacho, solo que su fama de casanova me preocupa un poco. –Responde con cierta preocupación.

Ella le preocupa eso, y a mí su  gran misterio.

—Tranquila tía Teresa, vamos poco a poco. –Le digo para tranquilizarla.
—Tita ven a ver a mi padrino por tele. –Me dice Luz.

Salgo disparada a la sala para ver a Nicholas.

Al llegar me detengo en seco, al ver como la animadora está mostrando fotos de Nicholas y Verónica salir juntos de una gala importante, con unas sonrisas de oreja a oreja.

Se fue con ella, con razón el mensaje de esta mañana, ella ya estaba con él. Un dolor profundo se instala en mi corazón, pero junto con él una rabia y un odio, al verlos juntos.

—Cariño…
—Estoy bien tía Teresa, solo quiero ir a descansar. Buenas noches. –Me despido al subir a mi antigua habitación.

Al llegar caigo a llorar, como no lo pude hacer delante de mis tíos y Luz.

Esta con esa zorra, soy una estúpida al creerle. Todo lo que paso entre nosotros era una mentira, para él nunca deje de ser una conquista más.

Te lo dije. Comenta mi razón.

Lloro y lloro sin poder evitarlo, al imaginarme a ellos dos juntos dándose placer.

Lloro tanto que no me doy cuenta, cuando me dejo llevar por el sueño…