Capítulo 2

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Mi tío Ben se queda de piedra al ver a Andrés conmigo, e igual John. Pero Nicholas tiene el rostro endurecido con su máscara de hielo.

Que no se puede negar que con esa ropa casual, lo hace ver condenadamente más sexy.

Céntrate Isa. Me digo a mi misma.

—Te advertí que si te acercabas a ella te mataría. –Le recuerda Nicholas acercándose a Andrés.

Andrés también empieza acercarse y yo me colocó en medio de los dos.

—Detente ahí James. –Digo levantando mi mano.
—Isabel no pienso dejar…
—Sabias todo y no me lo dijiste. –Lo acuso al no dejarlo terminar.
—Te dije que te protegería –voy a decirle algo–. Aunque no me lo hayas pedido. –Me interrumpe sin dejarme terminar.

¡Que hermoso Isa!
Nada de hermoso, estoy molesta con él.

—Nos vamos a sentar y hablar como personas civilizada, sin llegar a los golpes. –Les digo, pero más bien se lo hago saber a Nicholas al mirarlo fijamente.

Todos tomamos asientos, mi tío Ben, John y Nicholas en el mueble de la izquierda y Andrés y yo en el de la derecha. A Nicholas se le endurece el rostro al ver mi elección de asiento.

—Pequeña lo siento, no te lo dije para protegerte. –Se explica mi tío.
—Y te lo agradezco, pero debes recordar que ya no soy una niña. –Le recuerdo
—Lo sé, pero eres como una hija para mí y te protegeré así sea con mi vida –y esas palabras borran de un plumazo mi enojo con él–. Luego Andrés nos explicó sus verdaderos motivos y nos dimos cuenta que no venía a lastimarte.
—Es cierto señorita –Oigo que me dice John.

Bueno hay que entenderlos, ellos lo hicieron para protegerme y es lo que siempre espere que hicieran. Protegerme.

—Le dijistes el verdadero motivo de tu llegada. –Le pregunta mi tío Ben a Andrés.
—Tranquilo tío Ben ya me lo explico, me dijo que quería saber porque me había ido así.

Mi tío Ben mira a Andrés con esa mirada acusadora y al instante me percato, de que no me está diciendo todo.

—Eso no es todo, verdad Andrés.

Miro Andrés con el ceño fruncido.

—Te lo iba a decir, pero ellos llegaron –Andrés se coloca de pie, y no sé porque siento que no me gustara lo que escuchare–. Las empresas de nuestro padre están a punto de quebrar.

Lo miro sorprendida y muy dolida.

—¡QUE!... ¿Cómo es posible? –Pregunto.
—Nuestra madre tomo el poder de las empresas, después que tú te fuiste y…
—Corrección tu madre, no la mía. –Corrijo interrumpiéndolo.
—Es nuestra madre Isabel y eso…
—Dejo de ser mi madre el día que me entere que intentaba asesinarme. –Le suelto fríamente.

Nos miramos con reto en la mirada.

—Pequeña, Andrés por favor. –Oigo que mi tío Ben nos dice.
—Como sabrás ni Gabriela ni yo sabemos de negocios, como tú y llegamos a la conclusión de…
—No, eso no ocurrirá. –Le interrumpo al colocarme de pie.

No pienso volver, eso jamás.

—¿Dejaras que las empresas de nuestro padre quiebren? –Me pregunta enojado.
—Por supuesto que no, las puedo administrar desde aquí. Eso sí, deben sacar a Fiona de ahí, porque es ella la que está quebrando las empresas –me alejo hacía la cocina, necesito un poco de agua, pero antes me giro hacia Andrés–. No me harás volver Andrés, con eso no cuentes. –Se lo hago saber al dirigirme hacia la cocina por agua.

No puede ser, como es posible que esa mujer este destruyendo todo lo que a mi padre le costó levantar con esfuerzo.

Por más que trate de alejarte ella, siempre reaparecerá en tu vida. Comenta mi razón.
¿Qué harás Isa? Comenta mi voz interior.

No lo sé, pero no dejare que ella destruya todo lo que ha mi padre, le costó levantar.

Regreso a la sala muy decidida a solucionar todo esto.

—¿Estás bien pequeña? –Pregunta mi tío Ben al verme llegar.
—Si tío Ben, estoy bien. –Lo tranquilizo.
—¿Qué piensas hacer? –Me pregunta Andrés.
—Volver no es una opción, envíale toda la información de las empresas de nuestro padre a Andrea –los ojos de Andrés se agrandan  de sorpresa, al escuchar el nombre de Andrea–. Que ella me las hará llegar. –Le respondo.
—¿Andrea sigue trabajado para ti, cómo? –Pregunta con cierta confusión.

Y no sé si son ideas mías, pero  logro ver cierto brillo de alegría en los ojos de Andrés.

—Si, después que me fui, ella dio conmigo y seguimos trabajando juntas. –Le respondo con cierta confusión.
—Perfecto así te los haré llegar –Asegura…

Destino. Aprendiendo a creer en élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora