Capítulo 6

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Al rato de haber oído y olido, todo lo que Nicholas hizo en mi cocina. Siento como toma asiento a mi lado y escucho como coloca otra copa de vino.

—Espero te guste. –Me anticipa.
—¿Y se puede saber qué comeré? Ya que no puedo ver. –Pregunto con cierta diversión.
—Mi especialidad en sándwich.

Sonrió al empezar a degustar su especialidad.

—Mmmm…. Riquísimo. –Lo alago.
—No es tan exquisito como mi postre preferido. –Suelta de pronto.

Comienzo a toser, en sorpresa de lo que dijo.

—¡¿Estás bien?! –Me pregunta preocupado.
—Si… Solo que el vino…. Se me fue por el galillo viejo. –Le respondo.
—¿Por el galillo viejo? –Pregunta con voz confusa.

Sonrió por su confusión.

—Es una expresión venezolana –carraspeo para hablar mejor–. Lo que quise decir, fue que el vino me ahogo un poco. –Le explico.

De repente Nicholas me quita la venda y mis ojos poco a poco, se acostumbran nuevamente a la luz.

—Pensé que querías que la llevara puesta. –Le recuerdo.
—Después te la vuelvo a colocar, quiero que hablemos de lo que tu hermano te dijo. –Pide.

Aparto la mirada y la poso en mi plato, al recordar todo lo que Andrés me conto.

—¿Sobre las empresas de mi padre? –Pregunto.
—Si, así que sabes de negocios. –Pide que le explique al tomarme del mentón y hacerme mirarlo.

Y al mirar su rostro, tiene esa condenada sonrisa pícara, que tanto me gusta.

—Sí, mi padre nos hizo estudiar a mis hermanos y a mi administración de negocios en la universidad…. –cierta nostalgia invade mi corazón al recordarlo–. Y sobresalí entre mis hermanos. –Le explico.
—Cada vez me sorprendes más venezolanita.

Sonrió con emoción al escucharlo llámame así.

—Después me dio mi primera empresa, y siempre que hacia negocios pedía mi opinión –continúo contándole–. Nunca cerraba un negocio, sin antes yo ver de qué se trataba –Le cuento.
—¿Qué piensas hacer? –Pregunta.
—Tengo en mente dos ideas, la primera seria manejarlas desde aquí –veo como Nicholas me escucha atentamente–. Y la segunda es, dejarlas quebrar y levantarlas nuevamente aquí, pero hacer eso es dejar a mucha gente si empleo y no tengo corazón para hacer eso. –Explico.

Nicholas sonríe al tomar un poco de su vino.

—Si me permites puedo ayudarte –Se ofrece.

Mis ojos se agrandan por la sorpresa, pero aunque me gusta mucho que quiera ayudarme, no quiero molestarlo.

—Nicholas te lo agradezco, pero…
—No acepto un NO como respuesta. –Advierte.

Al colocarse de pie y llevar los platos al lavaplatos.

—Espera –Lo detengo al tomar su mano–. Tú hicistes la cena, me toca a mi lavar los platos. –Le aseguro al colocarme de pie y tomar los platos.

Cuando voy a comenzar la tarea, Nicholas me rodea la cintura por detrás.

—Eso lo podemos hacer luego –me gira hacia él y su mirada está llena de deseo–. Ahora solo quiero sentir como te pierdes en los dos últimos orgasmos que faltan. –Sentencia al montarme en la encimera de la cocina.

El frio de la encimera me sobresalta un poco, Nicholas me muestra la venda y me la coloca nuevamente, dejándome en oscuridad. Comienza a subir sus manos por mis muslos y separa mis piernas, siguiendo su camino levantando la prenda que traigo puesta muy lentamente.

Destino. Aprendiendo a creer en élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora