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Estoy con los chicos en la clase de lacrosse. La próxima semana será san valentin y estamos discutiendo cual sería el regalo perfecto para que camila le dé por fin el si a darrell.

—Un ramo de rosas, es tan cliché. —Dice darrell. —Las chicas no se sorprenden por ello, fingen hacerlo.

Gabe y yo estamos de acuerdo. Gabe y alison son pareja en toda la regla. Asi que gabe le pidió a alison que invente que dormirá en casa de una de sus amigas. El chico ha rentado una habitación de hotel a la salida de la ciudad y ha reservado en un restauran pijo, con toda la cosa de la serenata y postres.

—Creo que deberías darle algo más, de tu estilo. —dice gabe.

—Si fuera al estilo de darrell, no le daría ningún presente. —Tercio.

Darrell me da una mirada herida, y dice: —Puedo ser romántico, cuando lo necesito. Pero tienen razón, este regalo no puede ser algo ñoño.

Todos nos quedamos pensando, en alguna idea. El entrenador esta mirando su móvil, y se rie sin parar. Asi que lo tomamos como un pequeño descanso. —Saben, he visto que venden unas rosas rojas, que en realidad son una tanga roja. —Dice gabe.

Ambos lo miramos sin comprender. El sonríe de oreja a oreja y dice: —Ósea la tanga, esta doblada en forma de rosa.

Ambos asentimos y darrell sonríe. —Es una buena opción.

—¿Qué tal si vamos a un sex-shop y compramos muchas chucherías? —Digo yo.

—No creo que podamos entrar. —Dice gabe, descartando la idea con una seña.

—¿Qué tipo de chucherías? —Pregunta darrell. —¿Un vibrador?

—Pensaba mas en, paletas de chocolate con formas de pene. —Digo soltando una carcajada.

—¿Crees que es buena idea? —Pregunta gabe. —No sabemos si quiera, si la chica sea activa sexualmente.

Darrell frunce el ceño y dice: —Sin duda lo es, el año pasado vi salir a su novio de su ventana muchas veces.

—¿Cómo era el tipo? —Pregunto.

Darrell se encoge de hombros. —Era larguirucho, siempre vestía de negro, tenia piercings por toda la cara y un mohicano.

—Sin duda eres su estilo. —Se burla gabe.

—Yo soy el tipo de cualquiera. —Dice darrell.

Gabe pone los ojos en blanco y se gira a mirarme.— ¿Qué hay de ti kavinsky, que le regalaras a large?

—Lo tengo cubierto, en navidad antes de nuestra pelea le pedí a mi madre un relicario de su tienda.

—¿Qué es un relicario? —Quiere saber darrell.

—Es un collar, con un dije que sirve para poner fotos pequeñas. —Explico.

—Aww, pondrás fotos de peter y la pequeña large. —Canturrea gabe, dándole un codazo a darrell.

—¿Me pregunto si ya tienen el álbum con las fotos de sus posibles hijos? —Se burla darrell.

Ambos estallan en carcajadas, así que evito decirles que también planeo escribirle una carta. En realidad creo que es lo que más le gustara a lara jean.

* * *

Cuando el entrenador nos libera del entrenamiento, todos nos subimos a la camioneta de darrell y nos lleva a un sex-shop que nos recomendó Steve. El aseguro que no nos pedirían ninguna identificación, el único problema es que esta a cuarenta minutos de casa.

Cuando llegamos, nos detenemos en la puerta. El lugar se ve como si estuviera abandonado. Tiene las paredes de cristal, pero tapadas con posters, y solo está iluminado por una cartel de luces, que parpadea, por mal mantenimiento.

—¿Esto es seguro? —Pregunta gabe.

Yo me encojo de hombros y darrell pone los ojos en blanco, abre la puerta y entra decidido. Y así es como nos adentramos a un lugar oscuro y con olor a sudor. Las paredes estan llenas de revistas y películas pornográficas. Al fondo el dependiente, esta vestido con una camisa vieja sin mangas y tiene el pecho mojado por el sudor. Así que ya sabemos de dónde proviene el olor. Darrell toma una revista y comienza a hojearla, los tres nos asomamos a mirar la imagen, pero no es más que una mujer mayor sin ropa.

—No creo que deberías tocar eso. —Dice gabe, con una mueca de asco.

Darrell lo ignora y sigue hojeando. El dependiente nos da una mirada, inspeccionándonos. —No se permite hojear las revistas, si no van a comprarla. —Dice de malas maneras.

—Creo que deberíamos ir por las chucherías y largarnos. —Susurro.

Ambos asienten, asi que nos acercamos al mostrador del dependiente.

—Buscamos cosas curiosas. —Dice darrell carraspeando y fingiendo su voz haciéndola más ronca. —Paletas con forma de pene o algo por el estilo. —Dice y sus mejillas se ponen rojas.

El dependiente nos observa a los tres y se le escapa la risa.

Levanto las manos en forma de rendición. —Es para su novia del chico. —Explico.

El hombre no borra la risa y asiente. Se inclina y saca del mostrador un par de cajas y las deja delante de nosotros. En ella hay paletas de todo tipo de formas sexuales, llaveros, condones con sabores, lubricantes de sabores y un par de cosas que no reconozco y que no quiero ni saber. Darrell escoge una dotación de chucherías y paga todo con una sonrisa de imbécil. Gabe toma un par de condones y la revista que hojeamos y lo paga con las mejillas rojas. Cuando salimos del lugar ambos se ven satisfechos con su compra.

—¿Qué hay de ti kavinsky? —Se burla darrell. —Oh si, se me olvidaba que tendrás las bolas muy llenas, porque larguirucha no te deja ponerle una mano encima.

En otra ocasión ese comentario me molestaría, pero sonrió como un tonto. Porque eso significa que el asunto del jacuzzi quedo atrás por completo. —Lo único que conseguiría de ese lugar es una enfermedad. Estoy seguro que esa revista ya ha estado en manos del dependiente.

Gabe levanta la mirada, dejando de mirar la revista

—Marica. —Dice darrell.

Lo ignoro y digo: —Probablemente el tipo ya lamio esas paletas. ¿Vieron que las saco por debajo de él?

Todos nos metemos en la camioneta de darrell, ambos miran sus compras con muecas satisfechas.

—Marica. —Repite darrell. Abre una paleta de chocolate con forma de pene y se la mete a la boca.

—No arruines nuestras compras. —Se queja gabe.

—Tranquilo hermano, ya llegara tu momento con large. —Se burla darrell y palmea mi cabeza haciendo un puchero.

—No me preocupo —Aseguro. —Pero ya que tu si estas tan atento de mis bolas, tal vez podrías echarme una mano.

—Eres asqueroso. —Dice darrell. Y gabe se carcajea...

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora