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Darrell estaba practicando lanzamientos con su hermano pequeño en la calle, llevaban horas ahí. Darrell se tomaba muy enserio el entrenamiento del pequeño, ya que era el sueño de sean pertenecer a algunos de los mejores equipos del mundo y quien mejor que él para ayudarle a cumplirlo.

Camila salió de su casa, con una pequeña falda pegada a sus caderas y un top tan pequeño, que se podía apreciar algo de su sostén. Darrell la miro de arriba abajo sin disimulo, sin poder apartar la vista de su atuendo.

—Hola sean. —Canturreo camila cuando se unió a ellos.

El pequeño sean la ignoro y frunció el ceño, ya que darrell estaba pasmado como un idiota sin poder moverse.

—Hola. —Dijo darrell y se odio al instante por lo aguda que había sonado su voz.

—Hola vaquero. —Bufo camila. —¿Estas ocupado? —Pregunto ella y mordió su labio inferior para provocarlo.

Darrell miro al pequeño sean, que los miraba sin entender que diablos le pasaba a su hermano.

—Eh, no. Ya terminamos aquí. —Le contesto darrell, para sean dijo: —Seguiremos mañana campeón, muy bien hecho.

Sean sonrió entonces por el cumplido de su hermano y regreso a la casa corriendo.

—¿Para que soy bueno? —Pregunto darrell, cruzándose de brazos. Era un gran fanfarrón.

—¿Están tus padres en casa? —Pregunto camila.

Darrell abrió los ojos como platos, y una sonrisa curvo sus labios. La chica era directa.

—Si, mi madre esta horneando unos pastelillos. ¿Quieres pasar? — Provoco.

Camila se acerco más a el, se levanto de puntillas sujetándose de su hombro para susurrar en su oído: —Quiero, pero no para una visita familiar.

Darrell se quedo quieto pensando en sus posibilidades. La podría llevar al sotano, su lugar de chicos y conectar ahí con ella, su madre jamás bajaba ahí, pero sería muy incomodo hacerla pasar por la cocina dejando sospechas. Eso sin contar que no sabía si Camila era del tipo de chicas ruidosas. Su madre moriría si la casa se llena de gemidos. Su otra opción y la más viable, era llevarla a su habitación, tomarla en la cama, tratar de que la cama no rechine mucho y pedirle que sea silenciosa.

Camila estaba de pie delante de él mirándolo a los ojos. —Esta oferta está por expirar.

Darrell se armo de valor y dijo. —Vamos.

Se adelanto unos pasos, para comprobar si su madre seguía en la cocina, lo estaba. Desde la entrada podía escuchar la radio y a su madre cantando alegremente. Dudo, pero tomo la mano de camila y la guio escaleras arriba. Cuando pasaron por el baño, escucharon a sean cantando a gritos. Camila dejo escapar una risita y le dio un apretón gentil a darrell que le hiso mirarla y sonreír en complicidad. Cuando se metieron a su habitación de darrell, camila se quedo quietada recarga en la puerta mirando todo ahí adentro. Darrell aun tenía posters de star wars y algunos muñecos de acción en la repisa. Es como si el tiempo hubiera pasado lejos de su habitación. Era una habitación muy de chico, su edredón tenía un balón de futbol gigante y había un montón de ropa acumulada en la silla.

Camila sonrió, darrell se acerco a ella y estiro sus brazos, atrapando su cuerpo con la madera de la puerta. —Creo que nos equivocamos de habitación y entramos a la de sean. —Susurro camila riendo.

Darrell se rio. — Callate. —susurro, mirando los labios de camila.

Ella abrió la boca para responder, pero no pudo, porque darrell la beso desesperadamente. Sus manos apretaban la espalda de camila, para atraerla más hacia él. Fue como si su saliva fuera el detonante de una bomba y darrell estallara. Era tan salvaje que eran mas lametazos y lengua que nada. Después de un par de minutos, camila se alejo de el, para poder respirar. Sus labios estaban hinchados y rojos.

—Demonios. —Dijo ella y negó con la cabeza para poder volver en si. —¿Siempre eres asi?—Quizo saber.

Darrell enseguida tuvo una respuesta socarrona en la punta de la lengua, pero decidió decir la verdad. —Eres tú, tú me pones así. —Dijo.

Camila lo miro a los ojos intentando saber si decía la verdad, pero era difícil, no conocía a darrell realmente y ella solo podía pensar en lo perdida que se puso cuando el la beso.

Frunció el ceño y sonrió de lado. —Quítate la ropa. —Le dijo ella.

Darrell no se lo pensó dos veces y en menos de dos minutos, ya se encontraba únicamente en ropa interior. Camila se saco unas esposas de la pequeña falda y las agito en el aire. —¿Quieres jugar o te da miedo? —Reto.

—Quiero hacerlo, pero se silenciosa, mi madre está abajo. —Advirtió.

Camila se acerco a él, puso una mano en su pecho y lo empujo provocadoramente hasta la cama. Darrell intento besarla de nuevo, pero ella no se lo permitió. Cuando se recostó él en la cama, camila se subió sobre él a horcajadas para ponerle las esposas y que así darrell quedara inmóvil.

Camila tenía las mejillas rojas, por el espectáculo de tener a un chico con ese cuerpo debajo de ella y a su total disposición. Podía sentir el bulto de su pantalón, rosando la tela de su ropa interior y odiaba sentirse tan nerviosa y necesitada de su contacto.
Aunque ya tenía a darrell donde quería, fue débil y se inclino para besarlo. El la beso, ahora suavemente, y lento. Y ella se separo de él cuando se le escapo un pequeño gemido, a causa del rose que ella misma provocaba con el movimiento de sus caderas.

Abrió los ojos alarmada y se bajo de la cama de un salto, todo se le estaba yendo de las manos. De un tirón bajo la ropa interior de darrell e intentando ignorar su desnudes, que salto como un resorte, saco su móvil y le tomo una foto a un darrell que la miraba sorprendido.

—¿Qué demonios haces? —Pregunto darrell enojado.

—¿Qué te parece que hago idiota? —Se burlo camila.

Darrell frunció el ceño, e intento calmarse. Si explotaba le daría el gusto a Camila. —Bien, ya está. Has ganado. —Dijo él.

—No se trata de ganar, solo te estoy haciendo pagar mi castigo. —dijo ella muy jovial, como si tenerlo ahí sin ropa fuera algo muy normal.

—¿Publicaras la foto? —Pregunto darrell sonriendo. —No es nada, que nadie haya visto antes, hazlo. —Dijo.

—Nah, esta es para mí. —Contesto ella, y abrió la puerta de la habitación.

—¿No piensas soltarme? —Pregunto darrell irritado.

—Quisiera, pero esas esposas no tienen llave. —Dijo camila encogiéndose de hombros.

—¡Ja ja! —Enfatizo

Camila lo miro por encima de su hombro antes de salir de la habitación y le sonrió. Darrell se quedo quieto, esperando que fuera una broma, pero cuando escucho el portazo de la puerta supo que era muy enserio. Intento soltarse por si mismo, tan fuerte que se dejo moretones en las muñecas. Despues de media hora se dio por vencido y llamo a su madre, que no daba crédito a lo ocurrido. Darrell conto la verdad a sus padres, pero omitió que la autora de esa venganza fuera su vecina. Se lo debía, y seguramente si se enteraban irían a hablar con sus padres y la cosa terminaría mal.

Después de un sermón de más de media hora, su madre lo castigo, por un largo mes, a ir a la iglesia todos los domingos y no salir con sus amigotes.

Esta de mas decir, como nos rompimos de risa al escuchar tal historia... 

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora