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Por la noche paso por gen a si casa, se encuentra eufórica y aprieta los puños a cada rato, para que no vea que le tiemblan las manos.
Gabe pasa de prestarme su auto, porque saldrá con alison. Así que estamos en la puerta de casa de darrell. Cuando abre la puerta, nos recibe con el cabello revuelto y baba seca en la mejilla.

—¿Qué pasa? —Pregunta.

—Nada, podrías prestarme tu camioneta.

Darrell se restriega los ojos con los puños como un niño y después asiente. —Claro, ¿A dónde vamos? —Pregunta.

—Tu, a ningún lado. —Espeta gen.

Darrell la mira por primera vez y le da una sonrisa de suficiencia. —Muñeca, nadie maneja mi camioneta, más que yo.

Gen pone los ojos en blanco. —Vámonos.

—Oh vamos hombre, es un asunto importante, te dejare mi audi como garantía. —Ofrezco.

—¿Están teniendo una aventura? —Pregunta arqueando las cejas.

—¡No! —Digo al mismo tiempo que gen le dice: —Ese no es tu asunto.

La miro con el ceño fruncido y vuelvo a repetir. —No.

Darrell me ignora y dice: —Creo que es mi asunto, si van a llenar mi camioneta de fluidos.

—Eres asqueroso. —Dice gen y se tapa la cara con las manos.

—El asunto es que estamos vigilando a un tipo, que...

—¡Peter! —Chilla gen.

—Tranquila. —digo para ella, a darrell le digo. —bien, puedes conducir, pero no puedes decir nada sobre esto.

—No puedo creer que lo dejes entrar en esto. —Se queja gen.

—No dirá nada, confió en el.

Gen mira la hora en su reloj de mano y niega con la cabeza. —Como sea, es hora de irnos.

Darrell que nos observa, asiente y se mete en una chaqueta. Nos dirigimos hacia la puerta cuando se detiene y nos pide que lo esperemos un segundo. Trota dentro de su casa y se demora un par de segundos. Regresa junto a nosotros con los brazos llenos de golosinas, frituras y sodas. Cosa que agradezco, nosotros siempre tenemos hambre.

Cuando salimos de su casa, nos dirigimos hacia su camioneta. Darrell trota rápidamente hacia la puerta y arroja toda la comida chatarra dentro. Lucha por acomodar su cabello, que está todo enredado y después se para con galantería recargado en el cofre de la camioneta.

—¿Qué diablos te pasa? —Pregunto, mirando la escena.

—Shhh. —Me calla. En eso, camila su vecina pasa trotando a su lado sin prestarle la mas mínima atención. Tiene un pequeño top, que deja muy poco a la imaginación y el que corra no ayuda nada.

—Hola muñeca. ¿A cuántos has vuelto locos por ese andar? —Le dice darrell.

Camila se detiene delante de nosotros y pone los ojos en blanco. —¿De dónde has sacado esa frase de mierda, de tu abuelo? —Pregunta y una sonrisa maliciosa cruza sus labios, al ver que darrell se para derecho y cuadra sus hombros.

—¿Qué los chicos no podemos ser educados ahora? —dice sarcástico.

—Tal vez eso funcionaria, si dejaras de verme las tetas cuando hablas. —Dice ella, sin borrar la sonrisa.

Yo suelto una carcajada y darrell también sonríe, pero no tan estridente. —Eso sería más fácil, si no salieras a la calle, mostrando tanta piel.

Mala respuesta. Camila frunce el ceño y le da una mirada de muerte. —Creí que ahora las mujeres podían escoger como expresarse libremente, no creí que fuera demasiado para tus pequeñas bolas machistas. —Dice y sigue trotando hasta su casa.

—No princesa, por mi puedes salir con ropa interior y tocar a mi puerta, te recibiré con gusto. —Grita darrell.

Camila no responde, al pararse en la puerta de casa, nos enseña el dedo corazón. Sus mejillas están sonrosadas. Darrell sonríe plácidamente y dice: —Esta loca por mí.

—Eres idiota. —Digo sonriendo.

—Cuando quieran. —Dice gen, dando un portazo.

* * *

Aparcamos en la acera afuera de la oficina del padre de gen. Darrell esta atrás del volante engullendo las frituras rápidamente como si su vida dependiera de ello, gen paso de comer nada, esta callada mirando la puerta sin parpadear.

—¿A quién estamos vigilando? —Pregunta darrell, sin interés.

—Sin preguntas, porfavor. —Dice gen, su voz suena cansada.

—No es como si fuera a decirle a nadie. —Se queja el.

Me mira a mí y niego con la cabeza. Los tres nos quedamos callados. Darrell aburrido, juega candy crush con su móvil. Yo estoy bostezando, tenemos aquí casi dos horas, cuando el padre de gen sale, lo hace con la chica rubia. Caminan hacia su auto, y no es hasta que llegan al asiento de copiloto que antes de que la chica entre, el padre de gen la jala hacia su pecho y la besa. Y oh demonios, somos testigos de cómo le da un apretón en el trasero. Miro el rostro de gen, los mira con los ojos abiertos de par en par y lagrimas ruedan por sus mejillas.

—¿Ese no es tu padre? —Pregunta darrell inclinándose hacia adelante. Tiene los ojos entre cerrados y se aproxima cada vez más hacia el volante, hasta que suena el claxon con su pecho.

—¡Mierda! —susurra darrell.

Los tres nos escurrimos rápidamente, lo mas que podemos en el el suelo de la camioneta. Yo aun los tengo en mi periferia, el padre de gen se separa de la chica de un brinco y mira hacia a todos los coches, sin ubicar a nadie. La chica se mete en el coche y su padre trota hacia la puerta del conductor para irse.

—¿Los seguimos? —Pregunto.

—No, llévenme a casa. —susurra gen.

En el camino a casa de gen nos mantenemos callados. Darrell se muestra más serio de lo normal, es raro verlo asi. Cuando llegamos a casa de gen, me giro para verla.

—¿Estarás bien? —Pregunto.

—Si. —Susurra, su voz suena pesada. Carraspea. Y dice: —Darrell lo que paso hoy...

—Yo no vi nada. —Dice el, con una sonrisa comprensiva.

Gen asiente y sale del auto, y camina hasta su casa con los hombros encorvados.

—Casi, siento pena por ella. —Dice darrell mirándola.

—¿Casi? —Pregunto.

El asiente y dice: —Hombre, gen es una perra todo el tiempo; podrá con esto. —Asegura.

Asiento, porque quisiera creerlo. Pero se que ella no es tan fuerte como parece, no cuando se trata de esto. 

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora