29

6.4K 201 4
                                    

Estoy tirado en la cama con el estómago a punto de explotar. Estoy al teléfono con lara jean, hablando del partido de lacrosse.

—Vas a ir, ¿no? —Pregunto.

—Quiero ir, pero le prometí a Stormy que le teñiría el pelo el viernes por la noche.

—¿No puedes hacerlo el sábado?

—No puedo, porque la fiesta de la cápsula del tiempo es el sábado y tiene una cita esa noche. Por eso necesita arreglarse el pelo el viernes.

Me quedo callado. Todo suena a una excusa, y cada vez es más seguido. Simplemente no le interesa. —Iré al siguiente, te lo prometo. —dice al fin.

—La novia de Gabe va a todos los partidos y se pinta su número en la cara. ¡Y ni siquiera está en nuestro instituto! —Espeto.

—¡Solo ha habido dos partidos, y he ido a los dos! —Se queja. —¿Y sabes qué? Sé que no me escribiste el poema de San Valentín. ¡Lo copiaste de Edgar Allan Poe!

Cierro los ojos, y los aprieto tan fuerte que duele. —Nunca dije que lo hubiese escrito —Digo, pero hasta para mi suena estúpido.

—Sí que lo hiciste. Te comportaste como si lo hubieras escrito.

—No iba a hacerlo, ¡pero se te veía tan feliz...! ¡Discúlpame por intentar hacerte feliz!

—¿Sabes qué? Iba a prepararte galletas de limón para el día del partido, pero ahora no estoy segura.

—Pues vale, entonces yo no sé si podré ir a la fiesta de la casa del árbol del sábado. A lo mejor estoy demasiado cansado después del partido.

— ¡Más te vale venir! La fiesta ya es pequeña de por sí, y Chris no es una persona muy de fiar. No podemos ser solo Trevor, John y yo. Tres personas no constituyen una fiesta.

Gruño frustrado, porque no me di cuenta, cuando esto se convirtió en una pelea: —Bueno, entonces mejor será que encuentre galletas de limón en mi taquilla el día del partido.

—Vale.

—Vale.

* * *

El viernes en la escuela lara jean me da galletas de limón y se pinta mi numero en la mejilla. Y yo no paro de sonreír como un idiota.

* * *

Estamos en el autobús con nuestros uniformes de lacrosse. Darrell no se deja de quejar de sus hombreras nuevas.

—Está muy fría, desde la cena de san Valentín no parece la misma. —Dice Gabe, respecto a alison.

—¿Crees que este molesta? —Pregunto.

Gabe se encoje de hombros. —No lo sé hombre, no me habla.

—Si fue obvio que se iban a acostar y no paso, deberías retomar el plan. —Tercia darrell, sacando sus hombreras de un tirón.

Gabe lo mira, pensativo. —No puedo solo montar una cita especial para conectar.

Gabe niega con la cabeza. —No tiene que ser una cita, amigo. Hoy antes de llevarla a casa, detente en un lugar obscuro y ve por ello.

—Eso será peor. —Digo yo.

Darrell chasquea la lengua: —Algunas chicas, quieren que tomen las riendas. No siempre hay que pedir permiso. —Ambos lo miramos con los ojos abiertos de par en par. Darrell sonríe y dice: —No me miren así diablos. No es como si ella fuera una desconocida caray. Ya tienen tiempo siendo novios, y no es como si fuera su primera vez.

Pienso en ello, en la casa del árbol y como resulto todo. Miro a Gabe, que parece desconcertado.
—El otro día en la casa del árbol, las cosas con lara jean se pusieron un poco subidas de tono. —Digo. Esto atrae su atención de ambos.

—¿Qué tan subidas? —Pregunta darrell.

Pongo los ojos en blanco. —Solo besos, en el cuello.

Ambos ponen cara de decepción. —Créanme, lara jean es difícil. —Digo.

—Creo que tú eres un calzonazos. —dice darrell y ambos se echan a reír.

Frunzo el ceño, pero no puedo evitar sonreír. —Mi punto es, que las chicas son las que deciden hasta donde llegar. —Para Gabe digo: —tú conoces a Alison, ¿Cómo crees que reaccionara si solo la abordas en la oscuridad?

—En realidad no lo sé. Alison suele ser muy tranquila y santurrona. Pero a veces tiene un lado temerario. —Gabe mira a nuestro al rededor comprobando si nos están mirando. Sus mejillas se ponen rojas. Se inclina más hacia nosotros y susurra: —La navidad pasada, cenamos en casa de sus abuelos. Todo el tiempo estuvimos su familia, no pudimos escabullirnos para nada, ya que siempre estaba su prima pequeña colgada de su pierna. Un asco. Estaba totalmente arrepentido de aceptar su invitación y ella debió notarlo, porque justo la mañana de navidad, ella se coló en el baño cuando me estaba duchando y me dio el mejor sexo oral de mi vida. —Dice sonriendo.

—¿Qué tan bueno? —Reta darrell.

—Tan bueno, que me clave las uñas en las palmas de mis manos, para no soltar alaridos.

—Eso no me dice nada. —Se queja darrell fastidiado. Yo dejo ir una carcajada.

De pronto darrell nos da una mirada picara, como si se le acabara de prender el foco: —¿Alison es del tipo de chica que te deja terminar en su boca?

—Eres asqueroso. —dice Gabe y empuja a darrell tan fuerte que se cae de su asiento.

Suelto una carcajada tan fuerte que todos los chicos nos miran, y se burlan de darrell que ahora se está levantando del piso del camión. 

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora