22

6.5K 224 4
                                    


Gabe pasó por alison a la escuela de ballet. Cuando ella se subió a su auto, sus mejillas estaban sonrosadas por el ejercicio, pero tenía un brillo especial en los ojos.

—Feliz san Valentín. —Dijo Gabe dándole un beso.

La llevo al restaurante en el que reservo. Se pusieron al día de todas las cosas que hicieron en la semana y rieron de sus bromas.

Gabe se sentía satisfecho, la noche pintaba bien y su recompensa sería tener a Alison entre sus brazos como el tanto deseaba. Eso, hasta que en el restaurante donde estaban; entraron los padres de alison. Ambas parejas se quedaron sorprendidas.
Los padres de Alison conocían a Gabe, y dejaban que el fuera su novio. De nosotros tres, Gabe siempre ha sido el más razonable y centrado.

La madre de Alison se dirigió a su mesa y los saludo con un beso en la frente de su hija. —¿Qué hacen aquí? —Pregunto, intentando sonar sorprendida y amable. Pero que sonó más a un reproche.

Alison los miro intentando ocultar su pánico y dijo: —Gabe me ha traído a cenar, fue una sorpresa y un gran detalle que las chicas lo ayudaran.

Su madre asintió y mirando a Gabe: —Si, un lindo detalle. —Dijo sin ocultar, que no se creía nada.

Gabe quiso morirse. La cena de dos, se convirtió en una de cuatro. La madre de alison se quejaba de todo y no paraba de reprocharle cosas a su padre, que en ningún momento abrió la boca, más que para meter comida. El hombre tenía controlada el arte de ignorar a su mujer.

Gabe mostro su mejor sonrisa durante el resto de la noche. Alison solo pudo mirarlo a modo de disculpa y articular un "Lo siento" cuando lo dejo en el estacionamiento del restaurante, con una velada destruida y un plantón para dormir.


* * *


Darrell compró una canasta rosa, la lleno con todas las golosinas y chucherías que compro en el sex-shop. Lo adorno con confeti en forma de corazones e Inflo seis condones de colores y sabores con gas, para que flotaran y los amarró a la canasta. Cuando nos lo contó, yo no daba crédito por toda la molestia que se tomó.

Gabe dijo: —Si en vez de montar toda esa ridiculez, intentaras conseguirla por las buenas, te iría mejor.

Así bien, También había comprado un oso de felpa y aunque parezca increíble le pego una pequeña nota en las manitas (sus palabras, no las mías) La nota decía: Abrázame y es mejor si estas sin ropa.

Tomo su estupenda canasta y la dejo en la puerta de la casa de Camila. Toco el timbre y se echó a correr como un chiquillo. Se guardó detrás de un arbusto, que le dejaba observar muy bien la puerta de Camila. Espero ahí los minutos que se demoraba en salir. ¿Acaso no estaría en casa? Justo planeaba salir de su escondite y abortar el plan, cuando alguien susurró en su oído: —¿Que mierda miramos?

—¡¡Carajo!! —Grito darrell dando un salto y alejándose de una Camila muy divertida.

El frunció el ceño, e intentó formar una frase divertida que lo sacara del apuro. Camila entonces desvió su mirada y observó a su padre, que levantaba la canasta en sus manos y observaba el contenido con un semblante muy enojado. Bien podría romper su ropa y convertirse en hulk.

—¡camila! —Grito su padre aun en la puerta y al darse la vuelta, cerro de un portazo.

Darrell se quedó en blanco, al saber en el problema en el que se había metido. Camila ahora lo miraba con el ceño fruncido. —Creo que pediré una orden de restricción para ti. —Dijo y le mostro una pequeña sonrisa traviesa.

Darrell la vio correr hasta su casa. Hasta ahora caía en la cuenta de que camila tenía el cabello de un color rubio cenizo, que la hacía verse más dulce. Antes de entrar a su casa, camila lo miro aun parado a un lado del arbusto, le sonrió y agito sus pequeños deditos dándole un adiós.

El corazón de darrell para ese momento palpitaba a mil por hora y le costó mucho esfuerzo, no saltar ni gritar por su victoria.

—Está loca por mí. —Nos dijo.

—No, tú estás loco por ella. —dijo Gabe y yo estuve de acuerdo.

No recuerdo a darrell nunca tan encaprichado con una chica. 

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora