El Retorno de Guerra, El Amor de Vanidad

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Cuando el Segador dio un paso dentro de aquel blanquecino templo, el Dios del Tiempo no se sorprendió. De inmediato sus sirvientes fueron a atenderle y llevarlo a la pequeña habitación donde a inicios el había permanecido.

Para Segador fue un regalo cruel el ver su propio reloj del tiempo en la cabecera de su cama, recordando a cada momento el que pronto dejaría de existir, no pudo evitar bufar ante ello, Tiempo podía ser un bastardo de vez en cuando pero no era nada nuevo, siempre lo odiaría.

Solo unos cuantos granos, uno a uno, cayendo a su paso. El destino podía ser incierto para los demas dioses ante su llegada pero para el era definitivo y en su partida, posiblemente, muchas cosas se aclararon o a menos era lo que se pensaba y esperaba. 

_ Necesito un cigarrillo - Se decía a el mismo cuando sacó de su saco uno de sus doblados cigarrillos para después posarlos en sus labios. Sacando un poco de fuego y a punto de encenderlo su mano comenzó a temblar y sin más la lagrimas finalmente brotaron de sus ojos. Esa noche lloro en silencio, desconsolado, pensando en sus amados, pensando en que jamas volveria a estar a su lado. 

 Las semanas pasaron desde entonces. Las plagas eran controladas por Segador siendo cuidadoso de no ser notado por Muerte ni Vida que tenían acostumbrado ir mas seguido al mundo humano para ver si podían toparse con el, pero nada, solo el Segador estaba al tanto de ellos, oculto entre las sombras, siendo silencioso y sigiloso.

Solo sus mariposas de fuego se presentaban ante los dioses indicandoles de alguna manera que Segador se encontraba bien, aunque realmente no fuera así. Pero al menos lograba calmar un poco a sus amados dioses.

Vida Y muerte para entonces habían decidido vivir juntos y a pesar de lo agradable que era no podía evitar sentirse melancólicos y más al llegar la noche en que ambos se consolaban abrazados tras la sabanas de una gran y fira cama.

Esa mañana, una de tantas, Muerte preparaba el desayuno mientras Vida se preparaba para ir a trabajar.

_ No es gracioso Muerte? que para estas fechas los humanos tengan tantos bebés...Parece que eligen estas fechas de invierno para que sean sus regalos navideños jajajajaja.

_Es algo adorable para ser sinceros. Valla que el tiempo pasa rápido. 

_ Cierto. Bueno, nos vemos en la noche...- Vida dio un tierno beso en los labios de Muerte para después fragmentarse y así teletransportarse al mundo de los humanos.

_ Hasta luego. Vida. - Muerte se sentó un momento en el sillon del salon, no tenía mucho trabajo así que se dispuso a leer algo y tomar un poco de te mientras tanto. Al dar el primer sorbo el recuerdo de Segador le llego haciendo que sus ojos se aguadaran un poco. - No, no, cálmate Muerte. No puedes seguir asi, ahora mas que nunca debes ser fuerte, por él y por Vida. 

Mientras Muerte se frotaba los ojos escucho como alguien llamaba a la puerta...

_ ¿Quien sera a estas horas?

Regresando con Vida, este salia de cuarto en cuarto del hospital después de darle una gran bienvenidas a sus nuevas y hermosas creaciones. Después jugaba un rato con los niños enfermos (Los cuales podían verlo) para después volver al bosque y ver el nacimiento de unos pequeños zorros, era un hermoso dia y se sentía tan pleno hasta que una presencia logro paralizarlo.

_ No puede ser...- Girando su cuerpo, observa cómo de entre la maleza una plaga se encontraba acechando, soltando gruñidos y después un chillido que logró poner nervioso a las nuevas crías. Asustado Vida sacó su cañón de plasma protegiendo a los zorritos. - No entiendo lo que esta pasando, pero no dejare que les hagas daño. - En eso la plaga se abalanzó ante el dios el cual soltaba un sonoro disparo que la plaga logró esquivar arremetiendo contra Vida que pesadamente callo al pasto con su hombro lastimado- NOOOOO....

El Guardián de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora