Nieve y Oscuridad [Primera Parte]

Capítulo XI: ¿Qué es lo correcto?

La tensión crecía cada día en Invernalia, no solo en Jon, sino también en la gente que le rodeaba. La imprudente carta de Cersei Lannister quien se auto-proclamaba reina había hecho crecer la preocupación del rey del norte, sobre todo porque su hermana, Sansa, insistía lo imprudente que era hacer caso omiso a la carta, que Cersei era una mujer peligrosa. Evey se mantenía alejada de todo, no opinaba. Decidió pasear por Invernalia ahora que la calma aparecía fugazmente. Oportunamente se encontró en su camino con Ser Davos quien tampoco conocía demasiado los alrededores así que decidieron dar el recorrido juntos.

—Se ve relajada. —Comentó Davos siempre cordial. 

La mujer no hablaba demasiado, simplemente observaba a su alrededor y en uno que otro momento hacía una que otra pregunta sobre la historia de Poniente.

—En comparación a cuando llegué, sí, —Admitió encogiéndose de hombros. Llevaba una vestimenta de color negra, completamente de cuero con algunos detalles metálicos de un color negro azulado, las marcas del tiempo habían desgastado las orillas por lo que le daba un toque único. La capucha no la llevaba puesta ni la máscara para cubrir parte de su rostro por lo que su cabello platinado (cada día más largo) resaltaba. —en ese entonces llevaba días sin dormir, el viaje duró más de lo que pensábamos. Estaba estresada, preocupada y por sobre todo molesta por la pérdida de mis soldados. —La rubia se detuvo y soltó un suspiro —Ahora puedo decir que los sureños son hospitalarios, aunque a veces me miran extraño, me siento un poco más cómoda que antes.

—Me alegro por ello —Davos le sonrió a la mujer con bastante satisfacción al escuchar sus palabras.

Continuaron caminando hasta que ambos decidieron tomar caminos separados, la rubia se dirigió hacia King's road mientras que Davos decidió quedarse dentro de las paredes de Invernalia. Evey caminó hasta encontrar un lugar adecuado para sentarse, quería disfrutar un poco más el estar de pie en el ojo de la tormenta. El aire era fresco en comparación con el de casa y lo disfrutaba.

Snow estaba demasiado ocupado pensando en que hacer, en cómo convencer a la gente que pelearan, que la amenaza era real, de donde obtener vidriagón para fabricar armas y, aún más importante; cómo debían prepararse para la batalla. La joven pelirroja Stark, Sansa, era la encargada de manifestar a Jon su desconfianza respecto a la forastera, no era la primera vez que lo decía, pero por ahora, la foránea no había dado razones para que alguien desconfiara de ella. Las quejas de Sansa ya se estaba volviendo algo constante desde que este le había cedido una habitación en el castillo a la rubia para que estuviera cómoda. 

Una vez tuvo demasiado aire fresco, la forastera asistió a la reunión con los demás Lords. Y aunque su decisión de mantenerse al margen de todo era conocida, decidió estar presente cuando Snow pidió ayuda, requería su presencia. 

La discusión se tornaba cada vez mas ruidosa, la mujer de ojos bicolores vio como Meñique sonreír cuando Sansa cuestionaba la decisión de Snow de perdonar a los "hijos de traidores". y, si las miradas mataran, seguramente Evey hubiera matado a Lord Baelish. En opinión de la forastera, era la decisión correcta, nadie merece ser castigado por crímenes que no ha cometido. Quiso opinar y darle su respaldo a Jon, pero no tuvo la oportunidad, Snow estaba preocupado de hacerles entender que la amenaza era real y que no importaba quien tuviera en su poder ciertas tierras, que cuando el Rey de la Noche hiciera su llegada, nada de eso los salvaría.

Cuando la reunión terminó y el grupo de invitados se disolvió, la foránea fue la primera en salir y comenzar a pasearse por Invernalia nuevamente, esta vez subiendo a las murallas y techos del castillo, en altura se sentía segura y, de todas formas, no había nada humanamente posible que pudiera en ese preciso momento hacer más que esperar. No conocía a nadie ahí, no podía solicitar alianzas ni ayudar en ese aspecto, nadie confiaría en sus palabras aunque fueran honestas.