CAPÍTULO 7

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Mientras tanto, Eva y Ajar regresaron a la cueva empujando una sandía para cenar.

— Me alegra que mi padre haya cambiado de opinión —dijo Eva.

— ¿Tú crees que lo hizo? —dijo Ajar.

— Si, te lo aseguro... Creo que vió todo lo que pasó... —dijo Eva y luego golpeó la sandía con una piedra hasta abrirla.

— Vaya... Me siento avergonzado por lo que pasó —dijo Ajar.

— No te preocupes, estarás bien aquí —dijo Eva y abrió la sandía completamente— Provecho, Ajar y Pitt... —dijo Eva.

— Gracias —dijo Ajar y empezó a comer la sandía.

Mientras comían, Michael entró a la cueva con Ajar y Eva.

— ¿Todo bien chicos? —preguntó Michael.

— Si padre, estamos bien... —dijo Eva.

— Ajar, no te preocupes por Saladin... Espero que no te vuelva a molestar... —dijo Michael.

— Umm, no lo sé, es muy insistente... —dijo Ajar.

— Padre, espero no te metas en problemas con él —dijo Eva.

— Tranquila hija, él es el que está buscando problemas, y no me quedaré dormido en una piedra —dijo Michael.

— Gracias, señor —dijo Ajar.

— Está bien —dijo Michael— Bueno, los dejaré. Descansen... —dijo Michael despidiéndose y se fue.

Ajar, Pitt y Eva terminaron de cenar la sandía que habían recogido y luego se fueron a dormir.

Al día siguiente, Ajar despertó y miró a Eva, quien estaba descansando abrazando a Ajar. Ajar sonrió y besó a Eva despertandola.

— Nada es mejor que despertar y verte a mi lado... —dijo Eva al ver a Ajar.

— jeje, pienso lo mismo... —dijo Ajar.

Eva acarició la barbilla de Ajar con su cabeza, feliz de poder estar junto a él.

— Iré por algo para desayunar —propuso Ajar.

— ¿Quieres que te acompañe? —preguntó Eva.

— Tú descansa, iré yo, estaré bien... —dijo Ajar.

— De acuerdo... —dijo Eva.

Ajar salió de la cueva y se deslizó por el Oasis en busca de algunas frutas, mientras Eva continuó durmiendo.

Ajar deslizándose buscó frutas, hasta que vió una sandía en el piso y se acercó a ella. De pronto, Saladin llegó por detrás de Ajar y...

— ¿Buscas algo de comer? —dijo Saladin y se deslizó frente Ajar— ¡Come esto! —dijo Saladin y golpeó fuertemente a Ajar en la cara con su cola.

Ajar cayó al piso adolorido, pero se levantó rápidamente quedando frente a frente con Saladin, quien estaba riéndose a carcajadas.

— ¡Vete de aquí! —dijo Ajar enojado.

— Ni las amenazas de Michael evitarán que te lfastidie la vida. ¡No permitiré que vivas en este lugar! —dijo Saladin.

Ajar trató de huir deslizándose rápidamente, pero Saladin atrapó del cuello a Ajar y lo jaló fuertemente haciendo que se golpeara la cabeza contra una roca.

Ajar quedó inconsciente, Saladin tomó el cuerpo de Ajar y lo llevó al hábitat de las polvorientas.

Ajar quedó inconsciente, Saladin tomó el cuerpo de Ajar y lo llevó al hábitat de las polvorientas

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