CAPITULO 16

257 9 0
                                    

Mientras tanto, Ajar estaba con Kathy ensayando pasos de baile. Kathy enseñaba pasos de baile nuevos y excelentes que sólo las cobras pueden realizar. Kathy observaba siempre los pasos de Ajar.

— ¡Ajar! ¡Mejoras muy rápido, ayer apenas danzabas, hoy das lo mejor de ti! —dijo Kathy orgullosa.

— ¿Enserio? —preguntó Ajar.

— ¡Lo tienes en la sangre! —dijo Kathy motivando a Ajar.

— ¿Tú crees? —dijo Ajar.

— ¡Por supuesto! —dijo Kathy.

— Vaya, Kathy, te ves linda hoy, ¿te inspírate bailando con Ajar, o, Ajar es quién te inspira? —dijo Niro.

— Umm ¿Que? ¡No! Jeje... No... —dijo Kathy y poco a poco se fue sonrojando.

Ajar recordó a Eva en ese instante y se entristeció. Por la tristeza se fue a su pequeña recámara y se quedó en un rincón.

—¿Ajar? ¿Pasa algo? —preguntó Kathy al ver a Ajar triste.

— ¿Dije algo malo? —preguntó Niro.

— No, no escuché decir algo malo —dijo Kathy.

Kathy fué con Ajar y le preguntó:

— Oye Ajar, ¿Pasa algo? ¿por qué derrepente tu cara cambió y regresaste aquí? —preguntó Kathy.

— Nada, sólo recordé a alguien... —dijo Ajar.

— ¿Uh? ¿a quién? —preguntó Kathy curiosa.

— Una serpiente, su nombre es Eva... Ambos nos amamos, la extraño tanto... —dijo Ajar.

— Oh......... L-Lo entiendo....... —dijo Kathy entristecida al oír esas palabras.

— Espero esté a salvo... —dijo Ajar y miró por un pequeño agujero hacia el desierto.

— Anda Gary, debemos alcanzarlos... —dijo Eva deslizándose.

— ¡No...... Puedo! ¡Maaaas! —dijo Gary y cayó completamente exhausto.

— ¡Gary! ¿Estás bien? —preguntó Eva.

Eva se acercó a Gary muy preocupada, lo ayudó a levantarse y miró alrededor buscando algún Oasis.

— No puedo avanzar más, ni aunque quisiera —dijo Gary.

— Entonces busquemos un Oasis... —dijo Eva.

— B-Búscalo por mí, y tráeme un poco de agua, no puedo avanzar más —dijo Gary exhausto— A-Apenas pude recuperarme cuando fuimos a rescatarte, parece que no descansé lo suficiente —dijo Gary.

— Tranquilo... Buscaré un Oasis y te traeré un poco de agua, pero prométeme que vas a estar bien, a salvo y seguro... —dijo Eva.

—Lo prometo hermana... lo prometo... —dijo Gary.

Eva abrazó a Gary y lo recostó en la arena, luego se fue deslizándose en busca de un Oasis dejando a Gary atrás.

— Sólo no te olvides de mi... —dijo Gary.

Gary no podía moverse más, y se deshidrataba cada vez más por estar bajo los rayos tan intensos del sol.

Eva se deslizó por el desierto bastante rato hasta que por fin encontró un Oasis. Rápidamente fue hacia él y buscó la forma de poder llevar agua a Gary en el desierto.

Eva miró a su alrededor, buscando algo para cargar agua hasta que encontró un bote viejo entre los arbustos, con el cual pudo poner un poco de agua en su interior y llevarlo cuidadosamente al desierto con Gary.

En cambio, Gary estaba al borde de la deshidratación total, cuando vió a Eva acercándose. Eva iba rápidamente hacia Gary cuidando de que el bote no se volcara.

— ¡A-Agua! —dijo Gary desesperado.

Eva llegó con Gary sujetando el bote con agua.

— Vamos Gary, toda tuya... —dijo Eva acercando el bote a Gary.

Gary hizo un esfuerzo, y subió al bote con agua, y entró completamente todo su cuerpo hasta acabar con toda el agua.

— Espero aguantes un poco más, podemos ir al Oasis, no está muy lejos... —dijo Eva.

Gary se balanceó dentro del bote tirándolo para poder salir.

— Estuvo genial, ¡Gracias hermana! pero, quiza tú debas beber agua también, no quiero que te pase lo que a mí —dijo Gary.

— Me temo que no hay otra opción, iremos al Oasis y luego continuaremos nuestro camino —dijo Eva y se deslizó hacia la dirección del Oasis.

— ¡Oye, espera voy contigo! —dijo Gary siguiendo a Eva.

La Aventura de AjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora