CAPITULO 15

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— Oye hermana, ésto es muy agotador, llevamos horas avanzando y no llegamos a ningún lado... —dijo Gary agotado.

— ¿Asi te rindes? ¿Te rindes tan facilmente? —preguntó Eva, mientras continuaba avanzando.

— Mi primera y última vez que estuve en un desierto, fue y total caos... ¿Cómo es que tú príncipe azul, puede resistir esto? —preguntó Gary.

— ¿Como es que tu no? —preguntó Eva.

— N-No lo sé, no soy una polvorienta... —dijo Gary.

— Yo tampoco, y no estoy tan agotada como tú, Gary, no debemos parar, o puede que se alejen mucho más —dijo Eva.

— No sabemos hacia donde ir, espero no hallas perdido su rastro... —dijo Gary.

Eva mantuvo un silencio por un corto periodo de tiempo...

— ¡Pensé que tú tenías el rastro de las huellas! —gritó Eva a Gary.

— ¡Oye, no es mi culpa! —dijo Gary.

— ¡Estamos deslizándonos sin rumbo! —gritaba Eva enojada.

— Probablemente... —dijo Gary.

— Si... Probablemente... ¡ES OBVIO GARY!—gritó Eva furiosa.

— ¿Podrías dejar de gritar? —dijo Gary.

— Sólo dime algo Gary, ¿te interesa ir a buscar a Ajar y nuestro padre? — preguntó Eva.

— Bueno, si sigues ahí parada ellos ya habrán avanzado... Cuando fuimos a rescatarte, tu príncipe seguía una cabra... —dijo Gary.

— Vamos entonces —dijo Eva y continuó deslizándose.

— No sé si aquellos insectos luminosos que casi nos vuelven sus cena, tenían razón... —dijo Gary siguiendo a Eva.

— ¿Uh? ¿Razón en qué? —preguntó Eva.

— Seguir la estrella polar... —dijo Gary.

— ¿Estrella Polar? —preguntó Eva.

Gary apuntó al cielo con su cola, señalando la estrella polar.

— ¿Estas seguro? —preguntó Eva.

— ¿Tienes algún otro rastro, o quieres ir a Souksoukville a averiguarlo? —dijo Gary.

— Solo quiero encontrarlos... —dijo Eva— Esta vez te dejaré el mando a ti, Así que... ¿A dónde iremos ahora? —preguntó Eva.

— Al desierto... —dijo Gary y continuó deslizándose.

— ¿De verdad? —dijo Eva retorciendo los ojos.

— ¿Te interesa rescatarlos o no? —dijo Gary y continuó avanzando.

Eva siguió a Gary por el duro desierto, y no descansarían hasta encontrar a Michael y Ajar.

Mientras Gary y Eva buscaban a Ajar y Michael, ellos se encontraban aún en la canasta de camino a Souksoukville, contribuyendo con las otras serpientes en la danza.

Cada noche, en cada espectáculo, cada vez se hacía más aceptable la danza para Ajar y Michael. Ya no sé resistían a la música, sino que la dejaban fluir dentro de ellos junto las demás serpientes, haciendo asombrosos movimientos de baile al ritmo de la música.

En cambio, Gary y Eva se deslizaban por las dunas de arena, tratando de no perder el rastro de la caravana. Eva no dejaba de pensar ni un minuto en Ajar y su padre, en cambio Gary, se agotaba, pues aún no estaba adaptado al intenso calor del desierto.

Cada noche, y cada día, Michael siempre observaba el exterior por un pequeño agujero de la cesta, nunca dejaba de pensar en sus hijos, en su esposa y su hogar. Mientras, Ajar, convivía con las demás serpientes y ensayaba algunos pasos de baile con ellas.

— ¡E-Estoy agotado!... ¡Ya no puedo más!... ¡Necesito agua!... ¡No puedo continuar! —dijo Gary dando enormes bocanadas de aire por el cansancio y la falta de agua.

Gary estaba demasiado agotado y se tiró al piso muy exhausto.

— Vamos Gary, debemos estar muy cerca, resiste un poco más —dijo Eva, intentando animar a Gary.

Eva no le daba importancia a su cansancio y falta de agua, aunque poco a poco su cuerpo necesitaba agua y descansar.

— ¡Necesito agua! —dijo Gary levantándose.

— La tendremos Gary, sólo resiste un poco, vamos, arriba, hay que continuar —dijo Eva.

Gary se levantó e hizo el intento por avanzar.

— Vamos Gary, no hay que rendirnos—dijo Eva.

— S-Si no hallamos agua... Moriremos antes de encontrarlos... —dijo Gary.

La Aventura de AjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora