CAPITULO 9

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Mientras Michael se adentraba al hábitat de las polvorientas, sólo se sentía agoviado, por qué cosas podría hacerle Saladin.

— Si Ajar está aquí juro que te haré comer tierra Saladin —dijo Michael mientras miraba los alrededores.

Mientras Michael se deslizaba, logró escuchar una risa muy leve de Saladin, que provenía de una cueva y se deslizó hacia donde provenía la risa. Michael vió a Saladin arrastrando a Ajar hacia una cueva oscura y rápidamente se deslizó siguiendo a Saladin.

— ¡Saladin! ¡Deja de una vez a Ajar, o no tendre compasión de ti! —dijo Michael enojado.

Saladin miró a Michael y soltó el cuerpo de Ajar.

— Vaya, el ricachón vino a rescatar a una polvorienta... —dijo Saladin y se acercó a Michael— ¡No pierdas tu tiempo con este gusano Michael! —dijo Saladin.

— ¡Yo sabré que hago con mi tiempo Saladin! ¡Entrégame a Ajar o te lo quitaré a la fuerza! —dijo Michael furioso.

— ¿Ah, sí? Ven por él —dijo Saladin retando a Michael.

Michael no lo pensó y soltó un coletazo directamente a la cara de Saladin. Pero Saladin sujetó rápidamente la cola de Michael y lo retorció lastimándolo.

— ¡AH! —entre grito leve, Michael intentaba morder a Saladin.

Saladin jaló fuertemente a Michael y lo agarró del cuello y lo azotó fuertemente contra el piso.

— ¡AGH! —grito Michael de dolor.

Michael intentaba de alguna manera hacerle daño a Saladin y poder escapar rápidamente con Ajar, pero cada vez tenía menos fuerza como para arrastrar a Ajar.

— ¿Duele? —dijo Saladin irónicamente— ¡Todavía no acabo contigo! —dijo Saladin golpeando a Michael con su cola.

Michael logro arremeter un fuerte coletazo a Saladin que obviamente no esperaba recibir. Saladin apenas se aturdió muy momentáneamente soltando a Michael.

Michael aprovechó para agarrar a Ajar y tratar de escapar con él. Pero Saladin rápidamente atacó a Michael mordiendolo en el cuello. Michael cayó al piso por el peso de Saladin y las pocas fuerzas que le quedaban.

— ¡De-Deja ir a Ajar Saladin!—dijo Michael con una voz débil.

— ¡No permitiré que este perdedor deje este lugar! —dijo Saladin.

— ¡Él no es un perdedor!, por eso abandonó este lugar —dijo Michael.

Mientras Saladin y Michael discutían, Ajar despertó y vió la escena asustado, pero al ver el estado de Michael miró alrededor buscando una forma de salvarlo.

— Los perdedores siempre saldrán huyendo —dijo Saladin.

— ¡E-El no es un perdedor! Es alguien que supo ganarse el cariño de muchos que vivimos en el Oasis —dijo Michael.

— jaja, si, claro —dijo Saladin.

Saladin estuvo a punto de darle un último golpe a Michael hasta que recibió el golpe de una piedra en el rostro. Saladin miró hacia donde provino la piedra que había sido arrojada por Ajar. Michael aprovechó e intentó golpear a Saladin con las pocas fuerzas que tenia para darle tiempo a Ajar de escapar. Saladin cayó al piso por el golpe de Michael, quien se levantó rápidamente y gritó hacia Ajar.

— ¡Sal de aquí Ajar! —grito Michael mientras mantenía a Saladin en el suelo.

Ajar no tuvo otra opción más que salir de ahí, así que se fue rápidamente dejando a Michael con Saladin.

Mientras Michael sostenía a Saladin, otras muchas polvorientas cerraron rápidamente el camino de Ajar, acorralando a ambos. Michael vió a las demás polvorientas y fue rápidamente con Ajar para ayudarlo a escapar. En cambio, Saladin se levantó como si nada con una risa loca y malvada.

— ¡No van a poder escapar! —dijo Saladin.

Michael miró a Saladin y dijo:

— Te has vuelto completamente loco Saladin, no tienes ningun tipo de remedio —dijo y jaló a Ajar buscando alguna salida— ¡Tenemos que salir de aqui Ajar, no se de que sea capaz ese loco! —dijo Michael.

La Aventura de AjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora