CAPÍTULO 5

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Ajar miraba todo su alrededor mirando la cueva de Eva, y en ese momento entró Pitt y dijo:

— Vaya, parece que disfrutas tu estancia Ajar... —dijo Pitt.

— ¡Hola Pitt! Puedes quedarte con Ajar a dormir, es decir, ambos son amigos, y tampoco quiero excluir a nadie —ofreció Eva.

— ¿Lo dices enserio? —preguntó Ajar.

— ¡Por supuesto! No me molesta en lo más mínimo —dijo Eva.

— jeje, ¡Gracias! —dijo Pitt.

Eva les mostró un lugar donde Pitt y Ajar pudieran descansar juntos, y amablemente dijo:

— ¿Quieren algo de cenar? —preguntó Eva.

— ¿Cenar? —preguntó Pitt.

— ¡Claro! Tenemos diversas frutas en el Oasis —dijo Eva.

— ¡Bien, cenemos! —dijo Ajar.

— Están en sus casa —dijo Eva con una sonrisa.

— ¿Dónde están las frutas? —preguntó Ajar.

— Se las traigo —dijo Eva.

— Puedo traerlas yo —ofreció Ajar.

— Vamos los dos, sígueme —dijo Eva y salió con Ajar de su cueva.

Pitt se quedó en la cueva mientras Ajar y Eva buscaban frutas por el Oasis, se deslizaban juntos por los arbustos, pero, de pronto Chief Chief aterrizó y atrapó a Eva y se fue volando.

— ¡Ajar! —gritó Eva en el aire.

— ¡Eva! — gritó Ajar y siguió a Eva deslizándose.

Chief Chief se llevó a Eva volando, Ajar lo siguió lo más rápido que pudo sin perderlos de vista.

Chief Chief aterrizó frente Michael y dejó a Eva con su padre. En eso llegó Ajar y vió a Chief Chief y Michael.

— Ajar... —dijo Michael con el ceño fruncido.

— ¿S-Si? —respondió Ajar.

— Te he puesto a prueba... ¿Dónde está la protección y seguridad de mi hija? —dijo Michael.

— Y-Yo no me lo esperaba... N-No pretendía dejarla —dijo Ajar.

— Ajar... Confíe en ti y me defraudaste... —dijo Michael.

— ¡Padre! ¡Sólo íbamos a buscar comida! ¡No es justo! —dijo Eva.

— Yo soy una serpiente de palabra y cumplo con lo que prometo. Así que, Ajar, sabes lo que tienes que hacer... —dijo Michael.

— ¡No me iré sin Eva! —dijo Ajar.

— Ajar, la descuidarte cuando Chief Chief la atrapó y la trajo aquí —dijo Michael.

— ¡Yo nunca la he descuidado! Ni siquiera en el desierto. Usted y sus guardias no fueron a rescatarla , ni cruzaron un desierto. ¡Yo lo hice porque la amo! —dijo Ajar en su defensa.

— Ajar, quedamos en un acuerdo. Por esa razón no confío en polvorientas, todas mienten —dijo Michael.

— ¡Padre, basta! ¡Ajar no es como las demás polvorientas! ¡Deja de pensar así de él! —dijo Eva.

— Si yo fuera como las demás polvorientas, hubiera dejado morir a su hija... Pero no lo hice... —dijo Ajar.

— No quiero dar segundas oportunidades, Ajar —dijo Michael.

— Entiendo... No me quiere aquí sólo porque soy polvorienta... —dijo Ajar y se fue de ahí muy triste.

— ¡Ay! ¡Tú y tus tontos desafíos! —dijo Eva, furiosa con Michael y siguió a Ajar.

La Aventura de AjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora