Un Slytherin no da las gracias.

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Deseaba gritar, desesperado por hacerlo cubrió sus labios. Lagrimas surcaron sus mejillas, con fuerza cerro los ojos, lo único que pedía era que todo fuera un sueño, una horrible pesadilla. Pero no lo era.

Escucho de nuevo las risas de burla de lo que una vez fueron sus compañeros, como era posible que, de un momento a otro, esas personas, esos magos y brujas la rechazaran por ser cobarde, por buscar ayuda y dar las gracias.

Los que dan las gracias merecen la muerte.

Su hermano le repetía eso con constancia. Un Slytherin no pedí favores, no daba las gracias y decía perdón. Una serpiente era orgullosa de su linaje, de su porte y fama, no era una cobarde y débil basura. Poppy lo sabía y aun así rompió cada regla al pedir ayuda al profesor de Defensa.

Desconocía el cómo sus compañeros lograron averiguar sus pequeñas lecciones con el profesor Lupin. El maestro era odiado y repudiado por la casa de Slytherin, tanto por su sangre como su amor por la sangre sucia como lo era Hermione Granger, no era digno que lo llamaran profesor.

 ¿Has entendido? ... ¡Responde Goodwin! 

No podía hablar, solo por un momento movió su cabeza. Sus atacantes se fueron contentos, entre ellos se encontraba Draco Malfoy. Una vez el grupo desapareció, Poppy se desplomo en el suelo, estaba prohibido utilizar cualquier maleficio, pero para los de ultimo año eso poco importaba. Su cuerpo le dolía, apenas y lograba abrir los ojos, seguía llorando. Implorando por ayuda, se desmayó antes de que las palabras escaparan de sus labios.

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Logro abrir sus ojos, estaba oscuro, miro a ambos lados y se dio cuenta que estaba en la enfermería. Pero lo que más llamo su atención fue ver un cuerpo recostado cerca de sus pies, era un hombre por lo corto de su cabello, no era su hermano eso era seguro ¿Quién era? Desconcertada permaneció inmóvil esperando que ese cuerpo diera alguna señal, cualquiera, pero parecía profundamente dormido por el pequeño sonido que lograba escuchar de la respiración.

 Veo que has despertado querida.

La suave voz de Madame Pomfrey la alerto, giro el rostro para ver a la amable enfermera acercarse con cuidado. Le dio de beber una extraña poción que sabía ha vomito, pero trago el brebaje de todos modos, nada era mejor que sentir el cuerpo relajado y el dolor que comenzaba a experimentar era mala señal.

 ¿Qué...que paso?  ella lo sabia.

 Te encontraron en la torre de astronomía, no se que clase de hechizo estuvieras practicando cielo, pero debes dejar de hacerlo, tu cuerpo recibió la peor parte.

 ¿Mi cuerpo? 

 Si, te he dado una poción calmante, te ayudara contra el dolor.

Mas tranquila, respiro, el pecho le ardía, pero los efectos de la poción estaban resultado, sus pulmones se llenaban de oxígeno. Poppy abrió los labios para agradecer cuando recordó su situación, apretó la boca.

 Debería despertarlo, ya es tarde y no debe estar aquí.

 ¿Quién?

 El profesor Lupin, pobre, no ha probado bocado desde que te trajo. Es admirable de un profesor preocuparse así por un estudiante — sonrió Pomfrey  Le daré solo cinco minutos, iré a informar a Severus que has despertado.

Madame Pomfrey desapareció por el umbral, Poppy seguía sorprendida. El profesor Lupin le encontró en la torre, un sinfín de pensamiento comenzaron a formarse en su mente, si iniciaba a preguntar, si deseaba conocer su estado antes de ser haya ¿Qué le diría? Si acusaba al grupo de séptimo junto a Malfoy se meteria en más problemas. Poppy intentaba no entrar en pánico sin mucho éxito.

Remus abría con lentitud los ojos, se quedó dormido después de unas horas. Su último ciclo lunar fue el peor de todos, aun su cuerpo se encontraba adolorido, difícilmente lograba estar de pie sin utilizar un bastón, fue una fortuna realizar un pequeño encantamiento de levitación y traer a Poppy Goodwin a la enfermería sana.

Era de noche, debía volver a su despacho y lograba descansar un poco. Dispuesto a irse, Lupin escucho una respiración agitada, giro el rostro y contemplo la angustia en el rostro de su alumna. Se encontraba despierta y aterrada.

 ¿Señorita Goodwin está todo bien? 

 No, no-o lo está...ellos me volverán a... — callo

 ¿Quiénes? 

 Nadie, olvide que dije algo por favor.

 Pero...está llorando.

Un débil sollozo escapo de los labios de su estudiante, amargas lágrimas adornaban su rostro, incomodo Remus se acercó a su lado. No estaba permitido el contacto entre alumnos y maestros más que lo cordial: una ligera palmada en el hombre, un apretón de manos, y en casos extremos un ligero abrazo cuando uno de sus estudiantes festejaba su cumpleaños. Remus Lupin conocía esa delgada línea de intimidad, pero...en esos momentos le era difícil ignorar el hecho que Poppy, la señorita Goodwin necesitaba más que nada el contacto de otro ser.

Con cuidado, Remus tomo la mano de su estudiante, la apretó entre sus dos manos dándole el único consuelo que tal vez, no estaría mal visto. Poppy derramo el dolor, la pena y angustia que sentía dentro suyo ante la simple acción. Su miedo iba desapareciendo, se sentía a salvo, protegida de aquellos que deseaban lastimarla por su traición a la sangre ¿Qué estaba haciendo mal? Era una cuestión que fácilmente se malinterpretaría.

Madame Pomfrey regreso antes, observo con ojos abiertos la escena callando cualquier sonido que lograra interrumpirla. Desconocía que estaba pasando, pero Remus no era una persona que abusara de su poder, era un hombre responsable que sabía cuáles eran los momentos oportunos para demostrar apoyo. Pomfrey lo sabía mejor que nadie.

 ¿Mejor? 

 Si... 

 Bueno, debo retirarme, Madame Pomfrey no tardará  sonrió  Tome, le ayudara un poco.

Poppy observó el pequeño trozo de chocolate ser depositado en su mano. Una pequeña y débil sonrisa asomo en su rostro pálido antes de ver alejarse a su maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras. Goodwin deseo de nuevo, en su interior que siempre fuera su profesor.

- Gracias 

Pronunciando aquellas palabras que no debían ser nombradas para una Slytherin.

Siempre su profesor. [HP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora