Gracias por los comentarios, votos, este capítulo es para ustedes.
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Los recuerdos la golpearon con fuerza. Abrió los ojos, su respiración era agitada, deseaba que solo fuera eso, un sueño, uno horrible en el que su madre le echa de casa por tener diferentes amistades, en el que sus dos hermanos, sus dos únicos y leales familiares no la repudiaran por ser una traidora. Siempre serás una escoria para esta familia, lo peor fue escuchar las palabras de su padre. Se cubrió con las mantas, Poppy seguía temblando, las gotas saladas bajaron por sus mejillas. Aún se encontraba en la enfermería, Madame Pomfrey le pidió seguir descansando, su temperatura volvió a la normalidad hacía dos días, pero la buena enfermera deseaba estar segura del todo.
No había clases, faltaba poco para navidad. Y ella, solo deseaba despertar de esa pesadilla y que todo volviera a la normalidad.
Observo que afuera comenzaba a nevar, calo sus pantuflas, se envolvió en la sabana para acercarse. La nieve le traía siempre buenos recuerdos de su infancia. Gratos momentos que paso al lado de sus padres y hermanos, una ligera lagrima resbalo, el sueño seguía vivo en su memoria. Goodwin se estremeció, era solo un sueño, debía calmarse. Pero la soledad del castillo, estar lejos de su familia no ayudaba en lo mínimo.
Un golpeteo se escuchó, giro, pero no vio nada. De nuevo escucho el golpe, uno, dos y tres. Sonrió al ver a un par de pelirrojos afuera con sus atuendos de invierno. Lanzaban pequeñas piedras en su dirección, queriendo llamar así la atención de Poppy. Se alegraba que fueran amigos de nuevo.
Con una sonrisa, el par se alejó. No sin antes anunciar como solo ellos lo hacían, con ridículas poses anunciando que irían a visitarla después, por lo que entendía la castaña, después de comer. Rio, su corazón se hinchó de felicidad. El calor volvió a su cuerpo, la alegría apareció y de nuevo se sintió tranquila. Les debía tanto.
— Veo que has despertado querida — sonrió Pomfrey con orgullo — Puedes ir almorzar, cúbrete bien con un abrigo o dos.
— Gracias.
Con soltura se despidió, dejando la sábana y ocupando sus zapatos de nuevo. Con el tiempo aprendió que, sin alumnos, sin el resto de su casa podía permitirse aquello. Dar un suave agradecimiento, claro estaba que lo haría solo si no había nadie alrededor. Aún sentía el miedo en su piel.
Tarareando con alegría una melodía navideña que escuchaba por los pasillos. Ante las prontas fechas, las hadas vagaban por los corredores, alegrando a los pocos estudiantes que se encontraban con su singular canto. Goodwin sonrió, sentía frío aun dentro del castillo. Con las mejillas sonrojadas saludo a lo lejos a una de sus amigas, Alexandra Longbottom.
— ¿Alex?
— Ah...Hola Poppy.
No parecía la misma. Luna debió partir para las fiestas, era extraño verle por los pasillos cabizbaja y sin ánimo alguno. Devolviendo el favor, Goodwin la tomó del brazo.
— Vamos a desayunar.
— ¿Segura? No quiero incomodar...—parecía ajena, como si su mente estuviera en otra parte.
— Claro, las serpientes también deben comer.
Pero la joven Ravenclaw no rio por su pequeña broma. Preocupada siguieron al gran comedor. Los pocos alumnos de las casas se despedían de los profesores, los de tercer, cuarto, quinto y último cursos se les daba la libertad de asistir a Hogsmead. La navidad sería mañana y era importante tener los obsequios listos. Era una pena que los de segundo y primero no fueran.
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Siempre su profesor. [HP]
Fanfiction❝ El miedo es solo una emoción. El miedo no debe dominarnos. El miedo es la parte que nos hace humanos" - Arthur Goodwin. Poppy nunca sintió tanto miedo, el sudor baja por su nuca humedeciendo sus cabellos. Un escalofrío se situó en su estómago ant...