Capítulo XVII

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Cuando Luhan iba a ser enterrado en los brazos de Yixing, una fuerza mayor tiró de él hasta que colisionó contra el suelo con alguien encima de él. Notaba como la piel le ardía en ese momento, miles de agujas invisibles apuñalaban su epidermis desde el interior. Sus brazos estaban aplastados por otros más delgados, igual que la mayoría de su cuerpo

Al principio pensaba que era la propia Christie. Estaba completamente cegada con la obsesión que sentía hacia Luhan, y eso lo repulsaba bastante. El brote de emociones que había sentido durante todo el día habían ido desde felicidad (por ver a Ten), temor y hasta incluso repulsión. Estaba al borde de la desesperación ¿Acaso no podía ocurrir nada alegre en su vida?

Su vida consistía en tres acciones: sexo no placentero, llorar la muerte de su madre y tener paciencia.

Enfocó los ojos en lo que tenía encima. Las estelas de colores electrizantes confundían a Luhan, pero descubrió quien era en un abrir y cerrar de ojos. Le miraba sonriendo, sus ojos azules destacaban con el amarillento fondo. Su pelo se movía locamente, probablemente por la electricidad estática que se estaba empezando a formar. Definitivamente sabía quién era.

Ten estaba encima suyo.

Luhan gruñó para sí mismo.

-¿Qué se supone que estás haciendo?-Intentó quitar a Ten encima de manera fallida-¡Te vas a morir! Tenemos que llegar a Yixing, él nos protegerá.

Ten no se movió ni un centímetro, solo se dedicó a mirar a su amigo con toda la admiración posible del mundo. Levantó su mano y la pasó ligeramente por la mejilla ardiente de Luhan.

-Siento muchísimo todo lo que he hecho, Han.

Luhan frunció el ceño, hacía siglos que Chittaphon no lo llamaba Han. Solo usaba ese ridículo nombre cuando el tema era serio, y eso era lo que le preocupaba en ese momento a Apolo.

-¿Qué más da? Eso no importa ahora. Tenemos que ponernos a cubierto para sobrevivir.

-No lo entiendes Luhan. He recordado todo. Mi pérdida de memoria se ha ido.-Arrugó la cara con una mezcla de dolor y disgusto.

Olor a carne quemada vino a las fosas nasales de Luhan. Se incorporó ligeramente y observó la espalda de Ten horrorizado. La camiseta había sido desintegrada, dejando al aire la huesuda espalda de su amigo. La pálida piel estaba cubierta de hematomas recientes, dato adquirido por las ráfagas de cardenales que portaba la espalda.

-¡Ten Chittaphon! Si no te levantas ahora mismo te voy a tener que levantar yo a la fuerza.-El tono de Luhan era serio y directo, pero su mirada no demostraba lo mismo: estaba aterrorizado.

-Nunca me he portado bien contigo Luhan-El labio inferior de Ten comenzó a temblar como si de una cuerda de guitarra se tratara. Hacía pausas para dejar leves berridos de dolor- Desde el principio tú me ayudabas. Mis caídas con el cáncer me dejaban destrozado, pero tú siempre estabas ahí para coger mi mano y decirme "saldrás de esta, me tienes a mí, saldremos juntos de esta" Cuando me sacaste del laboratorio del asqueroso científico.. Te abandoné para huir y acabar encerrado en la misma construcción que tú.

-Eso no es verdad Ten, y lo sabes.-Luhan intentaba tapar la ahora quemada espalda de su amigo, pero este quitaba las manos ayudantes agitando su espalda- Has sufrido mucho, no voy a permitir que te culpes de algo que no has hecho.

-Casi te mato, Han.-Dijo con fuerza Ten, pillando por sorpresa a Luhan-Te intenté asfixiar con mis propias manos. Te culpaba por impedirme que cometiera el suicidio hace un par de años. ¿Te parece eso poco motivo para decir que no me he portado bien contigo?

Luhan se asustó cuando Ten empezó a convulsionar. Llevó su mano a la desnuda espalda de su amigo y notó una sustancia líquida: sangre. Pero se asustó más al rozar algo duro con unos tipos de anillos. La columna vertebral de Ten estaba al descubierto.

TryumphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora