Capitulo 20. ¡Quiero mi beso!

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Algo en irina no le permitía confiar del todo en esos señores, desconocía si el motivo era porque aún estaban muy sensible y vulnerable con lo sucedido con su padre o si en realidad no debía confiar en esas personas

Irina: nosotras decidimos dejar de buscar a Andrea, por su culpa mi padre murió y no queremos pasar por otro momento parecido

Claudia: irina pero...

Irina: ya está dicho mama, no quiero que en esta casa se se vuelva hablar del tema. si me disculpan, con permiso debo irme ya, la empresa no se atenderá sola -dijo se acercó a su madre para darle un beso y un abrazo y al hacerlo le susurró un "no digas nada" necesitaba averiguar antes que tan cierta eran las intenciones de esas personas que aparecían justo en ese momento...

Andrea había despertado encontrándose sola en la habitación, al principio se asustó y cubrió completamente su cuerpo hasta su cabeza, por más que Samuel y cualquier personas intentarán, nunca iban a poder sacar de ella ese miedo a todo lo extraño que ella tenía

Andrea: ¡Samu! -gritó luego de descubrir su cara- Samu tengo miedo -dijo mientras se levantaba poco a poco de la cama -miro a su alrededor mientras caminaba por toda la habitación, sobre una mesa vio un vaso de agua y su pastillas, la tomo y se dirigió a la puerta de la salida, nunca desde que estaba con Samuel había salido Solá, pero a diferencia del cuarto anterior en el que estaban, ese no tenía terraza, miro para ambos lados del gran pasillo para luego acercarse al balcón y mirar hacia abajo encontrando al fin a Samuel, pero no de la forma que le hubiese gustado

Samuel se estaba besando con la dueña del edifico, no entendía a los alcance que estaba llegando para garantizar el bienestar de Andrea, nunca había hecho ni la mitad de lo que estaba haciendo por ella por alguien más

Brenda: adiós guapo -dijo la señora a Samuel cuando este le dio la espalda y beso sus labios- ya sabes, te quedas esta noche pero mañana quiero mi dinero -dijo he hizo que Samuel pusiera los ojos en blanco- a menos que quieras pagarlo de otra forma

Una sensación de asco se apoderó de su cuerpo, sabía usar muy bien sus dotes y su físico, pero nadie podría prepararlo para hacer algo así

Subió las escaleras con una bolsa de pan que había comprado para Andrea, sonrió ante la mirada que vería en ella cuando él le llevará sus panecillos, iba a abrir la puerta con su llave, pero se sorprendió grandemente al ver que estaba abierta y luego el miedo se apoderó de su cuerpo haciendo que la abriera de golpe encontrándose con una Andrea bañada en lágrimas

Andrea: ¡mentiroso! -dijo al momento de verlo-

Samuel: ¿ahora por qué lloras? -preguntó, algo en el a pesar de la indiferencia con que había preguntado le causaba dolor verla en ese estado

Andrea: ¡a ella si le das besito y a mí no! ¡Y ella ni siquiera es bonita!

Samuel: ya te dije por qué no puedo darte besitos de esa forma, Andrea -se acercó a ella y tomo su cara- hay cosas que aún no entiendes y ni siquiera te imaginas lo que puede pasar si yo te doy un beso de esa forma y no pretendo arriesgarme

Andrea: pero a mí me gusto

Samuel: mira, te prometo que cuando todo esto acabe, te llevaré con unos doctores que te ayude con todo esos problemas que aún hay en tu cabecita y cuando eso pase podrás saciar con quien sea todas esas ganas de besar que tienes

Andrea: yo quiero que sea contigo y nunca quiero estar lejos de ti

Samuel: pero tú necesitas ayudas ambos la necesitamos y no podemos estar huyendo toda la vida, si tan solo recordaras el nombre de esa tía buena que hablas o quisieras decirme el nombre del hombre malo otra cosa sería, pero no, no cooperas con nada... -dijo provocando que Andrea bajará la cabeza avergonzada-

La loca de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora