Capitulo 45. Problema inevitable

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Andrea abrió sus ojos al sentir unas vagas caricias en su espalda, sonrió automáticamente al recordar lo vivido con Samuel, Samuel la había tratado como nunca, jamás imagino que podría vivir un momento como ese

Samuel: buenos días mi loquita -dijo mientras continuaba besando la espalda desnuda de la mujer que se acababa de entregar a él en cuerpo y alma

Andrea: mmm -suspiró al sentir los besos de Samuel besando su espalda desnuda- deja... deja de hacer eso -se cubrió rápidamente su espalda- eso... es horrible

Samuel: claro que no -volvió a descubrir su espalda- son hermosas, cada una de esas cicatrices son hermosas porque son la prueba de lo valiente y fuerte que haz sido -continuo besando su espalda- ¿como estas? -preguntó mientras sus manos se sumaban a la caricias- te sientes bien?

Ante la pregunta, Andrea se acomodó poniéndose boca arriba para mirar a Samuel

Andrea: yo... me siento increíble -soltó y automáticamente sus mejillas se sonrojaron- pero siento... yo... es algo incómodo aquí -llevo un mano a su vientre-

Samuel: aja, ya se... nada que un buen baño no calme, espérame aquí -se puso rápidamente de pie y escucho la risa de Andrea-

Andrea: samu... está desnudito

Samuel: ¿te ríes verdad? -dijo con picardía- te recuerdo que así estuvimos toda la noche -empezó a acercarse a ella como un depredador a su presa- venga para aca -terminó de quedar junto a ella para dejar un pequeño beso en sus labios- ahora regreso -dijo y rápidamente volvió a pararse dirigiéndose al baño-

Andrea volvió a recostarse con una sonrisa en sus labio, este Samuel era un sueño, uno que jamás imagino vivir. Varios minutos después Samuel salió para obligarla a levantarse y llevarla en sus brazos hasta el baño

Samuel: prometo que va a pasar -dijo mientras se metía en la tina con Andrea aún en sus brazos. Dejó a Andrea de pie y se colocó tras ella para de a poco sentarse en la tina con Andrea de espalda a él recostada en su pecho- Andrea, me tienes loco -beso su cuello- lo de anoche... Dios, eres tan especial -susurró y mordió el lóbulo de su oreja- ahora eres completamente mía, loquita -beso ahora su hombro-

Andrea: ¿tú también eres mío? -preguntó doblándose un poco para tratar de mirarlo-

Samuel: completamente, vivimos juntos nuestra primera vez -dijo y ante la confusión de Andrea quiso aclararlo- asi es señorita, porque te aseguro que anoche también fue mi primera vez haciendo el amor, sintiendo todo lo que sentó contigo... yo... te amo mucho

Andrea: yo también te amo... gracias por enseñarme lo que es el amor

Después de un rato en la tina, ambos salieron para desayunar juntos, Samuel se aseguró de que Andrea tomara una pastilla del día después a pesar de su inconformidad y su insistencia en que quería tener crías con el. Este lo hizo no por el hecho de no querer, sino porque estaba seguro que en su condición un embarazo no sería conveniente para ella, y lo que menos quería era perderla por algo que podría esperar

La puerta del apartamento se abrió y dejó ver nuevamente a un Flavio demacrado, barba abundante y ojeras pronunciadas

Samuel: ¿qué pasó? -preguntó rápidamente al verlo entrar-

Flavio levantó la mirada, se encontró con su hermano preocupado y sonrió, al ver a Andrea esa sonrisa desapareció

Flavio: Andrea... yo... yo lo siento -dijo y volvió a bajar la mirada. Todos los ahí presente Sabían a que se refería y una sensación de culpa invadió el pecho de Andrea

La loca de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora