Capitulo 54. Promesa

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Samuel la paro de sus piernas y respiro profundo buscando algo de paciencia, Andrea cuando se proponía algo definitivamente no paraba hasta conseguirlo

Andrea: además tampoco me gusta hacer el amor con esa cosa que te pones, se siente rarito

Samuel: a ver Andrea ¿no escuchaste al doctor? No escuchaste lo peligroso que puede ser para ti un embarazo en estos momentos, Andrea podría matarte

Andrea: igual me voy a morir -dijo en un tono ya desganado- solo quiero dejarte algo nuestro

Los ojos de Samuel empezaron a picar al igual que los de Andrea que ya los tenía llenos de lágrimas

Samuel: tú -se acercó y tomó su cara con ambas manos- ¿tu como crees que voy a vivir con algo nuestro y sin ti? estás aquí, estás bien, con vida, y mientras hay vida hay esperanzas Andrea

Andrea: pero yo quiero un bebé Samuel, quiero saber que se siente tenerlo aquí -llevo sus manos a su vientre- quiero sentirme útil, quiero sentir como puedo darle vida a otro ser

Samuel: vas a poder hacerlo mi amor, pero debemos esperar, solo un poco más, mira, ahora estás muy bien, se que puedes esperar

Andrea: ¿y si cuando eso pase ya estoy muy vieja?

Samuel: no pasará -la abrazo para besar su cabeza- solo confía y espera Andrea, se que Dios te dará toda la felicidad que mereces y por la que haz luchado tanto, pero no me pidas esto, no puedo ni quiero perderte

Andrea: tengo tanto miedo

Samuel: yo estaré contigo mi amor, solo por favor no me pidas algo que por el momento no puedo darte -soltó con tristeza, tanto como Andrea el dejaba tener un hijo con ella-

Días después Samuel se encargó de cumplir al menos una de las peticiones de Andrea: no usar preservativo por lo que la cita médica que llevaban tiempo postergando, no les quedó más remedio que ir aunque Andrea se negara

Andrea: ¿y me verán toda toda todita?

Samuel: supongo, nunca haz ido donde uno de estos médicos Andrea y creo que no solo el asunto de los anticonceptivos debe ser tratado, sino todo ese dolor que tienes cuando estás en esos días, es necesario bella

Andrea: pero no quiero y tú dijiste que nadie podía verme a menos que yo lo consciente y lo desee y ahora no quiero, ¿no puedo revisarme tu?

Samuel: Andrea ya hablamos -dijo ya frustrado y la miro cuando un semáforo cambio a rojo- es medico por lo tanto estaría haciendo su trabajo, así como tu cardiólogo

Andrea: pero porque tiene que revisarme ahí, ese lugar te pertenece solo a ti y solo tú puede verlo

Samuel: amor -se acercó y besó castamente sus labios- es para que estes bien y para no tener que hacer el amor con preservativo -dijo esto último con una voz más ronca- te va a revisar pero verás que después de esto estará bien, es más, cuando lleguemos a la casa investigaremos todo sobre los ginecólogos y verás lo importante que es su trabajo

Andrea: bueno... -dijo no muy convencida- pero tú estarás conmigo ¿cierto?

Samuel: si el doctor lo permite si

Aquello no logró dejar a Andrea más tranquila y todo se vio reflejado cuando se negó a abrir sus piernas frente al doctor, Samuel tuvo que autorizarle al doctor por petición de Andrea que así lo hiciera, al salir de la insulta podría jurar que el señor los miraba como si les hubiese salido una segunda cabeza

Samuel: ves, eso fue todo, ahora usted y yo señorita -la acercó más a él y apretujó su trasero- ya no necesitaremos ningún látex -dijo a lo que en segundo puedo notar una mirada cargada de deseo en Andrea-

La loca de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora