Capitulo 50. Entrega...

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Ursula y Braulio llegaron con una sonrisa de satisfacción en sus rostros, habían nuevamente logrando salirse con la suya al convencer al viejo danilo de que sus planes con ambas empresas eran los mejores, lo que este no Sabia es que solo los Gallardo quedarían sucios en caso de que algo saliera mal

Braulio: salud, porque una vez más nos salimos con la nuestra, con esto podemos olvidarnos para siempre de la loca esa

Ursula: te equivocas querido -tomo su copa- mientras siga viva jamás no liberaremos de ella. ¿Que te dijeron en el banco?

Braulio: ya te dije, que solo una persona puede tener acceso a esas caja fuerte en suiza y esa persona es Andrea

Ursula: muy bien, pues nos encargaremos de tenerla con nosotros otra vez para obligarla a que la abra

Braulio: eso no nos sirve si todo esta nombre de ella

Ursula: aveces me sorprende lo estupido que puedes llegar a ser, no hay nada que a la fuerza no se pueda

Braulio bajo su copa de vino fastidiado por la insistencia de esa mujer, desde hace ya varios años quería dejar el caso de Andrea de lado y dedicarse a sus negocios que al fin de cuenta volvían a darle resultado

Braulio: ya no nos hace falta ursula, con esta nueva asociación podremos salir adelante

Ursula: a ver si entiendes algo, manejamos una refinería de petróleo ¿cierto? -preguntó y su esposo asintió- y ese bendito rancho donde tuvimos encerrada a esa loca, está repleto de ese Preciado tesoro, por Dios, tenemos todas las riquezas en nuestras narices, solo tenemos que hacer que la loca esa ponga todo a nuestro nombre, causamos terror en ella

Braulio: yo que tú no estaría tan seguro

Ursula: ash -dijo fastidiada- yo me encargare de todo, tú cómo su tío legítimo igual debes ayudarme

Braulio: haz lo que quiera -dejó su copa de vino sobre la mesa- voy a ver si mi princesita está en casa

Ursula: estupido -dijo para si misma al verlo partir- está más que claro que nunca ni por asomo te parecerás a él...

Flavio e Irina se comía sus bocas en un beso ansiado cargado de pasión, hace más de un año que no sabían el uno del otro por lo que su necesidad cruzaba los límites

Flavio: te... extrañe tanto -dijo entre besos- Dios! Eres perfecta

Irina tomó la cara de Flavio y lo miro a los ojos, ojos que estaban cargado de deseo y volvió a besarlo, en la casa solo estaba la servidumbre y ellos, no le importaba nada más que saciar todas las ganas que se tenían ambos aunque luego se arrepintieran

Irina coló una mano entre ella y Flavio, acarició su a domen sobre la tela de su camisa hasta dejarla ir a su cinturón.

Flavio sentía el tacto de Irina como dagas clavándose de manera exquisita en su cuerpo, loco de deseo bajo una mano a su pierna para levantarla y colocarla alrededor de su cintura

Ambos gimieron perdidos por el estasis del momento al sentir sus intimidades rosarse

Flavio abandonó los labios de Irina para bajarlo hasta su cuello y finalmente a sus hombros, lo mordisqueó dejando una marca y su mano se fue abriendo paso entre su vestido hasta tocar la delicada tela de encaje de las bragas de Irina

Irina soltó un pequeño gemido que fue callado nuevamente por la boca de Flavio

Irina: te deseo tanto -susurró sobre el oído de Flavio y luego mordió el lóbulo de su oreja-

Flavio apartó un poco las bragas de Irina ya completamente humedecidas gracias a los besos y caricias que se habían dado, pudo sentirla temblar cuando coló dos de sus dedos entre sus pliegues y finalmente la penetro con ellos logrando casi hacerla desmayar en sus brazos

La loca de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora