Al despertar todo parecía muy normal. Todos quejándose por haber despertado, la Dama gorda gritando, Billius molestando, y McGonagall caminando. No había nada raro en ese día. Hasta que llegó al gran comedor: había un montículo de gente entre la mesa de Hufflepuff.
-Busco a Teddy, Teddy Lupin -respondió el recién llegado-. Disculpen, permiso. ¡McGonagall! -subió la mano en busca de ayuda.
-¿No lo encontraste? ¡PUEDEN RETIRARSE DE ENCIMA! -les gritó con elegancia McGonagall y todos se corrieron a un lado.
Teddy iba empujando a la gente que se imponía en su camino. Hasta que vio una cara muy familiar, era Harry. Increíble, quién es tan buena persona como para ir hasta Hogwarts.
-¡Teddy! -gritó Harry.
-¡Harry! Qué... ¿Porque estás acá? -se abrazaron.
-¿Acaso no puedo visitar a mi ahijado? Aparte voy a ayudar a enseñar a Michael hoy -explicó Harry.
-Eres increíble...- dijo Teddy y le dio un gran abrazo- ¿Que va a pasar con Ginny, Albus, Lily, y James? -preguntó ya que ellos extrañaban demasiado.
-Es solo por hoy -respondió-. El otro día hice un espejo parecido al que me había regalado Sirius para que no extrañen -se dio vuelta y un pelirrojo lo saludó.
-¡Harry Potter! Hola soy Billius, uno de los mejores amigos de Ted -se estrecharon las manos.
-Hola -lo saludó Harry-. ¿Dónde se conocieron?
-Donde conociste a Ron y a Hermione -explicó Teddy. Harry lo miró cariñoso-. ¿En el tren los conociste?
-Sí -recordó ese día y se rió.
Harry se sentó en la mesa de Hufflepuff al lado de Teddy. Le daba masajes en la espalda. Todos los estudiantes tenían los ojos clavados en Harry y Teddy esperando qué iban a decir. Harry miró a Billius y a toda la mesa.
-¿Dónde está Victoire? - preguntó Harry.
-Buena pregunta -respondió Billius.
Harry se separó de la mesa y empezó a buscar preocupado a Victoire.
-¡Hola! ¿ALGUIEN HA VISTO A VICTOIRE WEASLEY? -preguntó gritando fuerte Harry.
Todas las cabezas decían que no. McGonagall se paró con todos los profesores y empezaron a buscar a Vick. Pasaron muchos minutos de desesperación y miedo. Hasta que McGonagall entró.
-Harry, está en el baño de Mirtle llorando. Me dijo que traiga a Teddy y a Billius -dijo susurrando a Harry-. ¿Qué hacemos?
-Yo los llevo -respondió Harry.
Caminaron de la mano de Harry, pues nunca habían oído hablar sobre una Mirtle. Cuando llegaron al baño se oían llantos y risas.
-Niñita llorona, te falta el violín- dijo burlona Mirtle.
-Dégjame en pagz.
Empezaron a abrir las puertas de los baños y en una de ellas estaba Victoire llorando a cántaros con las manos en su cara.
-Victoire ¿Qué pasó?- preguntó Harry.
Victoire estaba por contestar cuando Mirtle empezó a sollozar.
-Oh, Harry, me habías dicho que me ibas a acompañar. Me has dejado sola -dijo dramáticamente.
-Cállate -le ordenó cortante Billius.
-Esgue fuig al despagcho de Dumblendore y...y un objegto seg meg acegcó. Cuando pugse lag cabegza pagra mirag... Me... Me telegtransportó a un recuegdo -recordó Victoire.
-¿Qué recuerdo? -preguntó Harry.
-Disculgpa Hagy, pegro esgue yo queguía hablar con ellos -los señaló.
-No te preocupes -dijo Harry.
-Harry, necesigto mosgtrarle ese recuegdo a Tewgy -dijo mirando al piso y luego al techo.
-Muéstraselo -fue casi una orden.
Victoire agarró la mano Teddy y la de Billius, dejando a Harry solo con Mirtle. Pasaron por bastantes cuadros y pasillos hasta llegar al despacho. Al abrir la puerta un objeto muy raro se les acercó. Victoire los miró a los dos y metió la cabeza de ellos en el objeto.
Ted apenas vio a Harry ya supo qué escena era. Se escuchó un crujido, un golpe, otro golpe. Dudley, el que reconocieron por su gordura, se despertó.
-¿Dónde está el cañón? -preguntó como un tonto.
Se oyó otro crujido detrás de ellos y tío Vernon, reconocido como morsa, apareció en la habitación. Tenía un rifle en las manos; ahora sabían lo que contenía el paquete alargado que traía con él.
-¿Quién está allí?-gritó- ¡Le advierto... estoy armado!
Hubo una pausa. Luego...
¡UN GOLPE VIOLENTO!
La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y con un golpe sordo cayó al piso.
Un hombre gigantesco, que reconocieron como Hagrid, apareció en el umbral. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y con una barba salvaje, pero podían verse sus ojos, brillando como escarabajos negros, bajo toda su pelambre.
El gigante se abrió camino, doblando la cabeza, que rozaba el cielo raso. Se agachó, levantó la puerta y sin esfuerzo la colocó en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.
-Podríamos hacernos una taza de té, ¿no? No ha sido un viaje fácil...
Se desparramó en el sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.
-Levántate, pedazo de bodoque -dijo el desconocido.
Dudley se encogió y corrió a esconderse junto a su madre, quien estaba agazapada detrás de tío Vernon.
-¡Ah y aquí está Harry! -exclamó el gigante.
Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo y vio que los ojos negros le sonreían.
Teddy se sabía la historia de memoria.
-La última vez que te vi eras solo un bebé -dijo el gigante-. Eres muy parecido a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.
Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.
-¡Le exijo que se vaya de inmediato, señor! ¡Esto es propiedad privada!
-Oh, cierre la boca, Dursley, grandísimo papamoscas -dijo el gigante, se estiró y le arrebató el rifle de las manos de tío Vernon, lo retorció con la misma facilidad que si hubiera sido de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.
Tío Vernon hizo otro ruido extraño, como si hubiera aplastado a un ratón.
-De todos modos, Harry -dijo el gigante, dando la espalda a los Dursley-, un muy feliz cumpleaños para ti. Tengo algo aquí, tal vez lo aplasté un poco, pero tiene buen sabor.
De dentro de su bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada. Harry la abrió con los dedos temblorosos. En el interior de la caja había una gran torta de chocolate pegajoso, con: Feliz cumpleaños Harry, escrito en verde.
Harry miró al gigante. Iba a decirle muchas gracias, pero las palabras se perdieron en su garganta y, en lugar de eso preguntó:
-¿Quién eres?
El gigante rió entre dientes.
-Es cierto no me presenté. Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y los terrenos de Hogwarts.
Extendió una mano enorme y sacudió todo el brazo de Harry.
La escena pasaba muy rápido. Harry no entendía qué era Hogwarts, la furia de Hagrid al ver que no le habían contado nada y cómo a sorpresa del niño Hagrid dijo:
-Harry, tú eres un mago.
Se produjo un silencio en la cabaña. Solo se podía escuchar el mar y el silbido del viento.
-¿Que yo soy un qué? -jadeó Harry.
-Un mago, por supuesto -respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió-. Y serás uno muy bueno, debo añadir, una vez que hayas entrenado un poco. Con una mamá y un papá como los tuyos, ¿qué otra cosa podrías ser? Y me doy cuenta de que es tiempo que leas tu carta.
Ahí termino el primer recuerdo. Pero algo extraordinario pasó, otros recuerdos pasaban como plumas en el viento. Cuando una familia de pelirrojos lo ayudó a entrar y fueron juntos en el compartimento. Una sabelotodo se presentaba y cuando el sombrero lo seleccionó. Sirius y Remus diciendo la verdad sobre Peter Petrigrew. La muerte de Cedric, la muerte de Sirius. Su primer beso con Ginny, la muerte de Dumbledore. Todas las noches de la búsqueda de los horrocruxs, y uno que nunca le gustaría ver. La muerte de todos, incluso el cadáver de sus padres y el de Fred, hasta el de él mismo.
El último recuerdo fue el más raro de todos.
Harry estaba en el bosque prohibido mirando a la snitch. Apretó la pelota dorada contra sus labios y susurró:
Estoy a punto de morir.
Y la cubierta de metal se abrió por la mitad. Harry bajó la temblorosa mano, sacó la varita de Draco de la capa para hacerse invisible y murmuró: ¡Lumos!
Harry por muchos minutos se quedó en sus pensamientos. Hasta que James, Lily, Sirius y Remus aparecieron.
-Fuiste muy valiente -le dijo Lily.
Harry se quedó sin habla. Se regalaba los ojos con ella y pensó que le gustaría quedarse allí mirándola por toda la eternidad; no necesitaba nada más.
-Ya casi has llegado -le dijo James-. Estás muy cerca. Y nosotros estamos muy orgullosos de ti.
-¿Duele? -esa pregunta infantil brotó de los labios del chico sin que él pudiera impedirlo.
-¿Si duele morir? No, en absoluto -contestó Sirius-. Es más rápido que quedarse dormido.
-Y él se encargará que sea más rápido -dijo Remus. Teddy se sintió lo más feliz en su vida al escuchar la voz de su padre. Tan tranquila, cálida, cariñosa-. Quiere acabar de una vez.
-No quería que ninguno de ustedes murieran por mi -dijo Harry sin proponérselo-. Lo siento...-Y se dirigió a Lupin para disculparse-: Tu hijo acaba de nacer... Lo siento mucho, Remus...
Esa escena conmovió a Teddy.
-Yo también lo siento -replicó Lupin-. Me apena pensar que nunca lo conoceré... Pero él sabrá por qué di la vida, y confío en que lo entienda. Yo intentaba construir un mundo donde él pudiera ser feliz.
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Teddy Lupin
FanfictionTeddy Lupin ya cumplió once y eso implica que su aventura en Hogwarts ya está por empezar. El nuevo maestro de Defensa Contra Las Artes Oscuras, Michael Bungalows, tiene una gran noticia que darle: la puerta para saber más sobre sus padres. ¿Cómo s...