Capítulo 37: Especial (parte 2)

118 9 2
                                    

Victoire salió sonriendo del pensadero. La sonrisa de su padre al saberlo y a gritar que amaba a su madre siempre iban a quedar en su mente. Estaba contenta, radiante. ¡El mejor cumpleaños!
***
Pasaron varios días. Ganaron contra Ravenclaw en quidditch, eso los ponía orgullosos.
Teddy estaba en su cama pensando. ¿Cómo cantó así? Nunca había cantado. Sin embargo, ese día parecía un profesional. Estaba aburrido y se acordó que hace mucho tiempo no leía el diario. Lo buscó en la cómoda y lo encontró. Esperanzado de que haya algo entretenido lo abrió.
Querido hijo:
Hoy lo va a relatar tu madre. ¡Holis! Espero que esté todo bien y que no te hayas metido en ningún lío. Volviendo con el tema, ¡lo besé! ¡Lo besé, lo besé! ¿O me besó? Bueno, los dos colaboramos. Mi cabeza daba vueltas, tu padre me volvía loca. Primero me decía que no y ahora me besa. ¡Qué vueltero!
No lo iba a dejar ir, obviamente, solo lo iba a perseguir. Ojalá que ahora sí. Tenía que hacer un plan para atraparlo. Él es mío y lo sabía. Molly me iba a ayudar. Gracias a la Orden podía verlo a la salida.
Charlamos de cosas que no creo que te importen y a la salida lo busqué a él. Yo lo había ignorado para ver cómo reaccionaba y funcionó. Se volvía loco. Lo volvía loco. O eso creía. Salté a sus hombros.
-Hola, Rem -le dije feliz, teniendo en cuenta que lo nuestro podía pasar.
Él me miró raro y frunció el ceño.
-Hola -dijo al fin. Parecía que no sabía que decir, entonces dijo-: Emmm... ¿Cómo estás?
Estúpido.
-Bien. ¿Y tú?
-Bien.
Cada vez todo pasaba continuo. En mis ojos había un brillo especial, lleno de esperanza y amor. Mi respiración estaba al cien por cien, causando que mi camisa fluida se mueva al ritmo. Solo miraba a sus ojos, esos ojos que me transportan a un mundo donde no hay tristeza ni dolor. Donde todo era fácil y feliz. Solo con mirar sus ojos estaba él y yo, una confianza se tornó dentro mío. Cuando lo estaba por decir más cosas aparecieron, sentí un calor en mi pecho constantemente intentado salir. Mis cachetes estaban tan enrojecidos como el pelo de Molly y mis palabras ya no querían salir. Dicen que el amor te hace más estúpido, cosa que para mí era complicado, ya era estúpida. ¿Qué digo ahora? ¿Todo el plan se fue a la basura? ¿Todo está perdido? No podía parar de ver sus ojos contantemente, sino no lo podía mirar. ¿Y tu coraje, Dora? Me armé de valor.
-¿Podemos hablar? -le pregunté un poco tímida temiendo que diga que no. Para mi suerte asintió.
Él estaba esperando a que le diga la cosa importante, pero no podía hacerlo ahí.
-Vamos a los bancos -le indiqué.
Nos sentamos al lado. Él estaba con las manos en las rodillas y vi que movía tanto sus piernas que parecía que estaba temblando. Lo miré cariñosamente.
-No es nada malo -él respiró y dejó toda la frustración donde yo dejé mi cobardía- ¿Qué haremos? -lo solté, ya no aguantaba más. Alzó una ceja y frunció el ceño. Amo cuando hace eso. ¡Es tan... sexy y tentador! Quería volver a probar esos labios que ahora estaban arrugados por su costumbre de fruncir el ceño. Quería saber qué era la confianza de verdad, la compañía, la preocupación, la bondad... el amor. ¡Merlín, porqué me hacía todo más difícil!
-¿Qué cosa? -su pregunta me hizo volver al mundo real.
No sabía si decirlo o no. Tenía miedo que Rem salga corriendo.
-N-nosotros... -largué, él suspiró.
Hubo un silencio de un segundo que me hizo aterrar.
-Dora... -ese Dora era el Dora de: solo somos buenos amigos.
No se lo permitiría.
-¿Qué? ¿Me vas a decir que no eres para mí? ¿Que merezco a alguien mejor? ¿Que no hay oportunidad? -le grité enfurecida. Ya me había parado. Remus me tocó la pierna y eso me hizo que me estremeciera, podría pasar años con su mano acariciándome. Notó que me estremecí y cuando pensé que ya era raro que me toque ese sector de la pierna, me equivoqué: Tiró de mi brazo y me puso en su regazo.
-Tú no lo entiendes, cariño -me acarició la sien y yo cerré los ojos para dejar caer una lágrima. ¿Cuando dejaría de jugar conmigo?
~Cariño~
-Dora yo te amo, pero no... -con solo decir que me amaba giré un poco el cuello para agarrar el de él y plantar mis labios pacientes sobre los suyos. El beso fue largo. Yo seguía en su regazo y me sostenía de su cuello, él me agarraba los cachetes. Fue un momento perfecto-. No podemos estar juntos.
Cruel, estúpido, insensible. ¿Qué? ¡¡Seguía jugando conmigo!! Sin más que hacer, levanté mi mano y le abofeteé su perfecta cara. Remus hizo cara de dolor. ¿A él le dolía? ¿Y yo? Masajeó su parte golpeada y me miró sorprendido. ¿Quién dijo que Dora Tonks no podía abofetear a Remus John Lupin?
-¡Eres un idiota! ¿Por qué juegas conmigo? -sollocé. ¿Acaso mi amor no era suficiente para él?
Sorprendentemente vi que sus ojos estaban vidriosos y tristes. Si él quería jugar... ¡Pues bienvenido!
-¿Qué pasa, CARIÑO? -le pregunté apropósito acentuando cariño. Me sorprendí al ver que su espalda empezó a temblar y salían lágrimas. ¡No bebé! ¡No llores!- Perdón. Es que no entiendo por qué haces que me ilusione y después me dejas. Duele y mucho. Más que veinte puñales en el corazón.
Al escuchar eso Remus hizo una mueca de dolor y cerró los ojos. Siempre tenía parte de su pelo en la cara, que pronto se lo saqué.
-¡Eres más lindo de lo que creía! -exclamé sorprendida al ver todas las cicatrices que habían en su lindo rostro.
Cerró su mano despacio intentando tranquilizarce.
-No entiendes nada. ¿No ves que hay muchas cosas que se interponen? ¿Acaso no te quedó claro mi amor? ¡Estoy cansado de esto! ¡Me haces la vida imposible! -me gritó sollozando. Me dolió lo que dijo: ¡Me haces la vida imposible!
-Soy una molestia... -susurré y no sé si me escuchó o no. De la nada me abrazó. Ese abrazo dejaba claro que nos amábamos mutuamente. Se limpió sus lágrimas, dejando que yo deje un mar de lágrimas en su espalda.
-No llores, bebé -abrí los ojos como platos y lloré aún más fuerte-. Cariño, no llores.
¡Me harté!
-¿Bebé? ¿Cariño? Enserio, no sé si sabes que no soy ni tu bebé ni tu cariño.
Parecía tartamuda.
-Eso no lo sabes... -se paró y me alzó. Puse mis piernas alrededor de su cintura. Él abrazó mi cintura, mientras que yo abrazaba su cuello. Al mismo tiempo besó mi cuello de arriba a abajo. Al terminar nos besamos como nunca antes. A partir de ese día nada sería igual.
Sin darme cuenta habíamos aparecido en Hogsmade. Se ve que hace rato. Disfruté sus besos tan deseados. Pero no tenía que olvidar mi misión. Tiré de él para separarme. Él me miró extrañado.
-¿Qué estamos haciendo? -le pregunté aún alzada en sus fuertes brazos. Él me miró cariñosamente.
-¡Festejando que nada será igual! -me respondió volviendo a mis labios.
Era mucho, lo separé.
-¿Y los problemas que me contabas?
-Saldremos adelante.
¡Lo amo!
-¡Ay, te amo!

Teddy miró el diario sorprendido de lo que acaba de leer. ¿Hacía falta detallar sus besos? Pasó a la siguiente página, donde relataba Lupin.

Con el paso de las semanas, lo nuestro se hizo oficial. Tu madre era mejor persona de lo que creía. Las únicas que sabían lo nuestro eran Molly y Ginny que notaban todo. Decían que estábamos más felices y vieron nuestras miradas pícaras que nos mandábamos en medio de una reunión.
Un día Bill se me acercó.
-¿Con que tú y Dora, eh? -preguntó sonriendo pícaramente.
-¿Cómo lo sabes?
-Viejo, no están aislados en un mundo. El otro día los vi llorando y gritando. Más tarde se besaron. ¡Brutal! Para hacer viejo tienes tácticas para conquistar chicas -me sonrojé-. No es lo único: También noto que si ella se va a afuera tú la sigues y luego vuelven los dos juntos sonriendo. ¡Es tan obvio! La mayoría de la Orden vio el beso, según yo el primero.
¡No! Me quería matar. En una de esas se me acercó Moody.
-¡Cuídala! ¿No tienen vergüenza? Ese beso fue muy íntimo como para ir por ahí. Pero, ¡felicitaciones! -me dio un abrazo.

Teddy Lupin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora