Capítulo 10: Razones.

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El búnker de los Hombres de Letras.

-Lo juro, Dean, estoy casi convencido de que fue Victoria la que llamó.

-Okey, Cas, pero ¿cuántas castañas hay en este mundo?

-¿Cuántas ''parecen esfumarse''?

Dean suspiró.

-Cas, escucha, sé que estás al pendiente de cualquier movimiento que pueda hacer Victoria, pero...

-Dean, casi puedo estar seguro de que fue ella.

Dean volvió a suspirar.

-Okey, Sam y yo iremos a echar un vistazo a St. Louis mañana por la mañana.

-Okey.

-Ahora, déjame volver a dormir, por favor.

-Sí, lo siento. Descansa, Dean.

Y terminó la llamada.

Sam entró a la habitación de su hermano, lo había escuchado hablar desde hacía rato ya.

-¿Sucedió algo? -preguntó el menor.

-Castiel dice que recibió una llamada de un teléfono público de St. Louis, que un hombre le dijo que la última persona que había ocupado el teléfono había sido una chica castaña y que cuando terminó la llamada pareció como si se hubiese esfumado -respondió Dean.

-¿Crees que se pueda tratar de...?

-Eso es lo que cree Castiel. Pero, la verdad, no sé si de verdad se trate de Vic -dijo Dean -. Mañana hay que ir a echar un ojo a St. Louis, por si acaso.

Sam asintió.

-Bien, iré a dormir otra vez -dijo el menor.

-Okey, descansa, Sammy.

-Tú igual, Dean.

Unas horas después, los hermanos Sam y Dean Winchester dormían en sus respectivas habitaciones mientras un silencio total inundaba el lugar.

Dean dormía tranquilamente, hasta que su celular sonó opacando su sueño y obligándolo a despertar. Pensó que, bien, se podía tratar de Castiel nuevamente. Contestó.

-¿Sí?

Una voz familiar habló al otro lado de la línea:

-Dean...

El sueño se esfumó tras escuchar aquella voz.

-¿Victoria? -exclamó Dean.

-Sí, soy yo, Dean- respondió ella al otro lado de la línea.

-Al menos se te dio por llamar... cuatro meses después -espetó el mayor molesto.

-Sí, lo sé, pero...

-¿Tienes idea de lo mucho que nos ha costado localizarte? -la interrumpió Dean reclamando.

-No, pero...

-Y Cas ha estado peor que preocupado -volvió a interrumpir.

-Me lo imagino. Pero, Dean...

-Qué gran astucia la tuya de desaparecer por cuatro meses sin decir nada y...

-¡Maldita sea, Dean! ¡Cállate un rato y escúchame!

-¿Qué? -preguntó Dean.

-Sé que estuvo mal todo lo que hice, sí. Pero no es momento de hablar de ello -dijo Victoria.

-Entonces ¿Por qué...?

-Escucha -interrumpió ella -, estoy a veinte kilómetros del búnker... y me estoy desangrando.

Supernatural: Un Amor Angelical.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora