Sólo necesitaba despejar su mente un rato, quizá unas horas. Es que ya no lo aguantaría más; era demasiada presión la que se cargaba sobre los hombros. La estresaba, la desesperaba.
Victoria apreció en un parque, dio un largo suspiro buscando tranquilizarse un poco. Sentía unas infinitas ganas de soltarse a llorar ahí mismo, sus ojos se hallaban notablemente cristalizados y, con dificultad, intentaba tranquilizarse.
(awww... snif, snif... ¿la pequeña Vicky no lo aguanta más?)
(tranquila, Victoria, quédate tranquila...)
Dio otro suspiro y miró a su alrededor buscando un lugar donde sentarse, hasta que dio con un árbol, se sentaría al pie de él.
Se recargó en el tronco y se empezó a deslizar lentamente hacia abajo hasta quedar sentada. Suspiró nuevamente, sus ojos seguían cristalizados y sus ganas de llorar no se iban.
La primera lágrima resbaló por su mejilla, luego vino otra, y otra...
(pequeña bebé llorona, snif, snif)
Lloraba. Después de mucho tiempo, se le dio por llorar.
Se abrazó a sí misma, mientras seguía llorando.
Cuando pareció tranquilizarse, dio un suspiro cubriendo su rostro con sus manos. Hasta que escucho un aleteo junto a ella. Era Castiel.
-Tori, ¿estás bien? -le preguntó Cas.
Ella no quiso responder esa pregunta.
-Dije que no me iría lejos, que volvería al búnker, ¿era necesario que vinieras? -dijo la nefilim.
Castiel se sentó a su lado.
-No podía dejarte sola.
-Ajá... -dijo ella secándose el rostro con su antebrazo.
El ángel ya no dijo nada, sólo la miró detenidamente. Victoria, al sentir la mirada de Castiel sobre ella, giró la cabeza hacia otro lado para evitar que él la siguiera mirando.
No le agradaba para nada el hecho de que la viera en ese estado, no le gustaba verse débil frente a él. Jamás le agradó que la vieran llorar, se sentía incluso como una estúpida cada que lloraba, tan débil, tan impotente. Lo odiaba, en serio lo odiaba.
Si lloraba, tenía que hacerlo en las noches tratando de que sus sollozos jamás se escucharan.
Su propio llanto solía desesperarla porque parecía jamás cesar, sino que aumentaba cada vez más.
Y no pasaba por alto sus noches enteras de llanto, donde no dormía porque sus lágrimas no se lo permitían; donde al otro día tenía que despertar con los ojos hinchados, sus mejillas aun húmedas, mirarse al espejo y decirse repetidamente que estaba bien, que todo estaba bien.
Pero, curiosamente, no podía mostrarse fuerte esta vez frente a Castiel, lo sentía imposible. Algo se lo impedía.
El ángel se acercó a ella y le acaricio la mejilla logrando que volteara a verlo. Entonces, la observó bien: sus ojos aun cristalinos, sus mejillas aun ligeramente húmedas, un leve sonrojo y aquel pequeño gesto de angustia que Victoria siempre ponía cuando estaba deprimida.
Victoria intentó evitar nuevamente la mirada de Castiel, pero él lo impidió logrando que lo mirara a los ojos.
Entonces, ella ya no se resistió más y, nuevamente, empezó a llorar. Cas se acercó más a ella y la abrazó, le empezó a acariciar el cabello para que se tranquilizara.
-Lo odio inmensamente, cómo lo odio. Estoy harta. Harta -decía Victoria entre sollozos.
«Se guarda demasiado», pensó Castiel. La veía tan destrozada, y la comprendía. Sabía lo que tenía que soportar, pero no sabía lo tan terrible que podía ser todo aquello.
Victoria cubrió su rostro con sus manos, pero el ángel se las retiró. La nefilim bajó la vista, estaba intentando a toda costa evitar que Cas la viera así, pero él la tomó del mentón haciendo que lo mirara y le brindó una pequeña sonrisa.
Victoria no se quiso resistir más, sólo suspiró.
-Tori... Necesito que me mires, por favor -le dijo él.
-Es que yo... no... -hablaba Victoria intentando volver a evitar la mirada de Castiel sin éxito.
-Victoria -dijo haciendo que ella lo mirara -, está bien, no te preocupes, comprendo cómo te sientes. Y, si quieres llorar, adelante, hazlo, nadie te dirá nada ni te juzgará. Conozco a la perfección lo que pasas o puede que ni siquiera sepa la mitad. Lo único que sé es que quiero que estés bien, te amo y me duele verte destrozada. Entiendo lo mal que estés por lo que pasa con Aiden, pero no te preocupes, Tori. Pase lo que pase, todo estará bien...
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Supernatural: Un Amor Angelical.
FanfictionLIBRO UNO. Un ángel con gabardina. Una nefilim, cazadora y prima de Sam y Dean Winchester. La pareja celestial ha superado obstáculos que amenazaban con destruir su relación, hasta que ellos llegan a formar una relación sólida. Quieren lograr un mun...