Capítulo 12: Un Mal Comienzo.

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-¿Victoria?

-Hola, Castiel.

El ángel no lo podía creer, y no iba a creerlo hasta comprobar que realmente fuese su Victoria quien estaba parada en la puerta. Tomó la pequeña botella de agua bendita y roció a Vic, ella no tuvo ninguna reacción.

-Okey, tengo merecido eso -dijo la nefilim mientras se secaba el rostro con el antebrazo.

Castiel no iba a negar que estaba ligeramente enojado con Victoria; por cada llamada y mensaje que él le envió y ella había ignorado, porque ella le había ocultado cómo se sentía realmente por largo tiempo, porque ella tomara la decisión de desaparecer por seis malditos meses... Pero dejó eso de lado.

Observó a Victoria detenidamente, ella estaba ahí. Su amada Victoria estaba ahí.

Cas sonrió.

-Tori... -dijo y la abrazó.

Ella le devolvió el abrazo.

Por fin volvía a tenerla entre sus brazos, ella estaba nuevamente con él.

-Me espera una larga charla, ¿cierto? -dijo Victoria aún abrazada a Castiel.

-No tienes idea de lo larga que va a ser -dijo él aun abrazándola.

-¡Yay! -exclamó Vic fingiendo estar emocionada.


Rato después, Castiel y Victoria se encontraban en el salón.

-Te escucho, Victoria -dijo Castiel centrándose en ella.

El ángel estaba sentado a la izquierda de Victoria en el sofá, la miraba de manera fija mientras que ella sólo lo miraba de reojo.

Los nervios consumían viva a la nefilim, sólo bastaba la mirada de Cas para ponerla bastante nerviosa. Ni siquiera sabía qué decirle en aquel momento.

-¿Qué es exactamente lo que quieres que te diga? -le preguntó ella mirándolo.

-Pasaron seis meses... En principio, ¿por qué te fuiste?

-La pérdida del control de mis poderes.

-Pero ya estábamos empezando con la elaboración del repuesto de gracia, eso era lo que iba a resolver aquel asunto.

-¿Otra pregunta? -dijo Victoria desviando el tema.

A Castiel no le pareció que la nefilim desviase el tema de esa manera. Suspiró frustrado y soltó bruscamente:

-¿Por qué volviste?

Y, de repente, algo se rompió dentro de Victoria.

Aquellas tres palabras tan simples, pronunciadas con un mal tono de voz, la hirieron de alguna manera. Ella había decidido volver porque él le hacía falta, porque lo necesitaba, porque necesitaba sentirse protegida por él, porque cargaba con demasiada presión... y porque lo amaba.

¿Qué era lo que pasaba? ¿Acaso él no había necesitado de ella? ¿Por qué había sido aquella pregunta?

Victoria se sentía destrozada. Quería llorar, desaparecer de ahí. Sentía algo similar a una bolita caliente subir y bajar por su garganta. No quería llorar en frente de él, jamás le había gustado mostrarse débil... sobre todo frente a él.

Era mejor dejar la charla hasta ahí.

-¿Sabes? -dijo la nefilim con la voz algo quebrantada -, tengo mis razones. Pero supongo que lo mejor será no decirlas -se puso de pie dándole la espalda y en dirección a las escaleras -, creo que en todo caso no habría valido la pena volver.

Ella subió las escaleras de forma rápida dejando a Castiel solo.

Cas tardó milisegundos en reconocer qué era lo que había pasado.

-Eres un idiota, Castiel -se reclamó.

Subió las escaleras y se dirigió a la única habitación que tenía la puerta cerrada.

Se lo pensó bien, tal vez no fuese un buen momento. Pero quería reparar aquel error.

-¿Victoria? -la llamó.

Del otro lado, ella se encontraba sentada en el suelo recargada en la puerta. Sus ojos se hallaban cristalizados, hacía sus esfuerzos por no soltarse en llanto.

Castiel la llamó varias veces más, pero era en vano.

Ella lo ignoró, hasta que por fin escuchó pasos alejándose de la puerta.

Victoria por fin suspiró y dejó salir su llanto de manera silenciosa.

Se hizo de oídos sordos, no quería oír nada... Pero siempre escuchaba aquellas voces en su interior que le gritaban...

Hazlo... Vamos...

Supernatural: Un Amor Angelical.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora