Capítulo 11: Missing her.

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Había pasado el tiempo; dos meses más, para ser exactos.

En Denver, en una casa casi totalmente en medio de la nada de un bosque, se encontraba un ángel con gabardina paseándose por toda la casa mientras intentaba llamar a la nefilim que había desaparecido hace seis meses atrás... Su amada nefilim que había desaparecido hacía seis meses atrás.

-Vamos, por el amor de Dios, contesta -decía Castiel mientras intentaba llamar a Victoria.

Tiempo atrás, cuando Victoria tenía sólo pocos días de desaparecida, cuando Castiel intentaba llamarla, lo único que se escuchaba era la grabación de Victoria diciendo:

«Estás llamando al teléfono de Victoria. Por el momento no puedo atenderte, pero deja tu mensaje y te devolveré la llamada cuando me sea posible.».

Pero cuando Victoria llevaba ya una semana desaparecida, lo que se escuchaba era la contestadora diciendo:

«El número que usted marcó no existe o fue modificado».

Castiel se desesperaba mientras más pasaban los días, las semanas, los meses... Casi sentía como si nunca fuese a volver a verla.

Seis meses. Habían pasado ya seis malditos meses.

Seis meses desde que Victoria había desaparecido.

Seis meses demasiados largos.

Seis meses desde que no la veía.

La extrañaba, en cada minuto de cada hora la extrañaba.

Por su mente ya había pasado alguna vez la idea de darse por vencido, que era en vano todo lo que hacía. Pero alejaba aquellos pensamientos y seguía intentando contactar a Victoria.

Su única preocupación en esos momentos era mínimo obtener la ubicación de Victoria, quería encontrarla lo más pronto posible.

Castiel dio un suspiro agotado y se sentó en el sofá de la sala de estar dejando su celular en la pequeña mesa de centro. Cubrió su rostro con sus manos mientras trataba de poner sus pensamientos en orden.

¿Cuánto tiempo más tendría que esperar para volver a verla?, se preguntaba.

Escuchaba lo único que se oía desde que Victoria había desaparecido: el silencio. Oh, cómo odiaba aquel silencio de siempre, le recordaba la soledad con la cual ahora lidiaba.

Sucedió algo que Castiel había estado anhelando desde hacía meses: el silencio se rompió, el sonido de alguien golpeando la puerta rompió aquel silencio.

Castiel razonó quién podría ser el que había tocado la puerta, bien y muy posiblemente podrían ser Sam y Dean.

El ángel se dirigió de manera lenta hacia la puerta, la abrió. Y al abrirla y ver quién había golpeado la puerta, volvió a sentir aquella tranquilidad que tanto había escaseado los últimos meses.

-¿Victoria?

-Hola, Castiel...

Supernatural: Un Amor Angelical.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora