Capítulo 26: Oh, my dad!

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Era la primera vez que dormían separados después de tanto tiempo, cada uno en una habitación distinta. Principalmente, fue por decisión de Victoria, aun cargaba con algo de molestia y decepción por lo que Cas había dicho.

El ángel, por su parte, realmente necesitaba tiempo para poder pensar y digerir todo lo que se vendría en el camino en caso de que sí tuvieran a los gemelos. Pero no era nada sencillo, no podía pensarlo con claridad.

Cuando amaneció, siendo alrededor de las 8:30am, Castiel, quien realmente no durmió nada, se duchó y arregló para después salir de la habitación. Miró el cuarto que estaba a su lado, tenía la puerta abierta; probablemente, Vic ya estaba despierta. Bajó al primer piso, la casa estaba en completa calma y silencio, lo más seguro era que Tori hubiera salido a algún lado.

"Volveré después. –V.C.W.", decía un Post-it pegado en el refrigerador.

Bien, Cas tendría bastante tiempo a solas para poder tratar de poner todos sus pensamientos en orden en cuanto al embarazo de Tori. Pero, la verdad, es que era de todo, menos algo sencillo. Y no tenía absolutamente nada claro.

Lo único que podía pensar era en que, si algo salía mal, perdería a su amada.

Y, si la perdía, él cargaría con el peso de la muerte de la castaña más, a parte, con la responsabilidad de criar a los gemelos solo.

No se subestimaba, tal vez podría con los bebés. Pero, si Victoria moría, eso era algo que realmente no sabría ni cómo llevar. Además, con lo que les dijo Dean el día anterior, sólo se preocupó más.

¿Qué diablos tenía que hacer?

Estaba frustrado y muy confundido, más que cuando se enteró del embarazo, porque ahora tanto él como su amada sabían que sí había un índice no muy amigable de riesgos que tenía Vic de morir.

Sólo con pensar en eso, el ángel sólo se convencía más de que tener a los gemelos era una mala idea.

Tomó la decisión de salir durante un buen rato de la casa, tal vez así podría despejarse un momento y pensar mejor todo. Desapareció y apareció en un milisegundo cerca de un parque, caminó hacia él.

Pasó por una tienda que vendía artículos para bebé, se detuvo un breve momento en frente del aparador y miró las cosas; cunas, carriolas, andaderas y un sinfín de otros productos más de los cuales no sabía sus nombres ni sus funciones. Casi sentía el fracaso que sería de padre. Dio un pesado suspiro y decidió seguir su camino hacia el parque.

Una vez allí, se sentó en una de las bancas. Bajó la mirada hacia sus manos y siguió tratando de poner sus pensamientos en orden en cuanto al estado de Tori.

Ella quería tener a los gemelos, lo anhelaba en su totalidad y con mucha fuerza, la idea de ser madre la tenía embelesada. Y, la verdad, es que jamás se la había imaginado tan entusiasmada por la maternidad. Claro que el lado maternal de la nefilim salía a la luz por breves momentos cuando habían casos que tenían a niños de por medio, la castaña siempre se mostraba preocupada por el bienestar de los menores, principalmente. No era tanto de sorprenderse, entonces, que ella estuviera emocionada por convertirse en mamá.

Castiel tenía sus sentimientos y sus pensamientos encontrados, chocando constantemente. Pero, más que nada, era el miedo el que lo agobiaba. En primera, porque no sabía si sería buen padre; y, en segunda, lo que más lo aterraba era perder a su amada.

La verdad es que tampoco sabía nada, absolutamente nada, de paternidad. Nada, ni una sola cosa.

Sentía el peso de todo aquello sobre sus hombros.

Supernatural: Un Amor Angelical.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora