CAPITULO 19

463 64 19
                                    

  Dedicaciones: FranRosano @MichTomlinson nahiaitu @Bea_1712 MiriamLARRYSHIPPER

A veces tenemos que elegir entre olvidar o dejar que siga doliendo.

Sentí un lengüeteo en mis mejillas y desperté de un salto con un dolor terrible en la espalda, el brillo del sol pegó directo en mis ojos y los cerré con fuerza. ¿Me quedé dormido en la banca? Si, ahí me quedé sin soltar a Kimmo y al parecer me agarró un poco de cariño y me empezó a lamer la cara de nuevo.

Suspiré con pesadez y me dejé caer en la banca de nuevo. Ya ni llorar es bueno, si seguía llorando por cada cosa mala que me pasara, seguramente me pasaría todo lo que me queda de vida como un magdaleno y aunque la verdad no estaba muy lejos de eso hasta ahora, ya quería dejar de estar llorando todo el tiempo. No era sano.

—¿Lou? —preguntó después de un rato una voz asustada y conocida mientras se acercaba a mí. Levanté la cabeza y vi a la señora Adele, la de los wafles esos que me hacía falta en ese momento porque mi pobre estomago estaba rugiendo como un león, y no es que le tuviera muchísima confianza pero me sentí aliviado y le sonreí.

—¡Señora Adele! —exclamé mientras me levantaba. Y no fue hasta ese momento que sentí todo el frió recorrer mi cuerpo y tirité. ¿Por que diablos no se me ocurrió perderme en Londres con un pantalón y un gran abrigo? ¡Claro, eso no seria tan interesante y divertido! ¿Verdad, Dios? No tienes nada mejor que hacer y... ¡Te gusta verme sufrir!

—lindo ¿Estas bien? ¡Tienes una pinta horrible! Dios santo dime que estas bien —se acerco a mi y me examinó el cuerpo, se quedó con una expresión de susto cuando vio mis piernas y bajé la vista. La sangre se había escurrido por todas mis piernas y se había secado, parecía que me habían masacrado las piernas. Ademas mis brazos estaban todos raspados y sangrados, mis ojos seguramente estaban hinchados y mis labios partidos por el frió —¡Vamos a un hospital! ¡Andrew, Andrew ven aquí ahora mismo!

—no... No... Yo —tartamudeé tratando de explicar que a pesar de que me moría de miedo, hambre, dolor de espalda y cabeza y me sentía un sucio mugroso pordiosero, estaba perfectamente bien y no necesitaba ir a un maldito hospital. Pero antes de que pudiera hablar llego un hombre... Que digo hombre, era un chico como de la edad de Harry, traía un lindo perro entre sus brazos y se asustó al verme.

—Adele, le juro que estoy bien, yo... Estaba ahí perfectamente, a punto de entrar al edificio y perseguí a la gata, me caí, me raspé, me perdí, me asusté, lloré, me vine para acá y me quedé dormido.

—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó el chico con preocupación y un poco inseguro ante mi ataqué de palabras. Cuando lo vi bien me di cuenta de que él era el muchacho que siempre estaba en el portón del lindo restaurante, y no sabia que estaban haciendo ambos en Londres

—te vez...

—horrible, lo sé, traigo esta ropa desde ayer, estoy todo sangrado y tengo muchísima hambre, pero estas me las hice cuando me caí —tome a Kimmo con un solo brazo, ella sorprendentemente no hizo nada para impedirlo, al parecer le empecé a caer bien con la hermosa y pasional noche que pasamos juntos. Con el brazo libre les señale mis piernas— y las de los brazos me las hizo esta gata cuando trate de agarrarla, en serio, estoy perdido pero estoy bien.

—pero... ¿Que haces en Londres? —me preguntó Adele con preocupación aun. Yo sonreí apenado y baje la cabeza.

—me... Eh... ¿Recuerda a Harry? El chico que le presente la ultima vez que fui a la choza

Infinity • 1era Edición•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora