III

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*Aclaración: Parte de lo que hace a esto un AU es que Cas tiene sus alas de vuelta*

° ° °

Cas había pasado el día deambulando por una granja apícola, observando las pequeñas y laboriosas abejitas producir su miel, totalmente abstraídas del enorme y complicado mundo que las rodeaba, y deseando poder ser como ellas para no tener que pensar.

-Tienen suerte -Les dijo- Ustedes no se cuestionan, no dudan. Sólo siguen su instinto. -Frunció el ceño, sintiéndose incómodo - Hubo una época en que yo fui así también... aunque seguía órdenes, no instinto. Verán, el instinto no forma parte de mi naturaleza. 

Los pequeños insectos alados continuaron su labor, inconscientes del enorme embrollo en la mente del ángel, y él se sintió más perdido que antes. Las palabras de Sam aún repercutían en su cabeza, llenándolo de preguntas sin respuesta. 

¿Por qué el menor de los Winchester había querido diferenciar los sentimientos que él suscitaba en Cas de los que Dean le generaba? y ¿qué significaba dicha diferencia?

Castiel había luchado en el pasado con el descubrimiento de su capacidad de sentir como los humanos lo hacían. No había sido fácil. Tantas emociones contrapuestas, mucho más revoltosas que las que jamás había experimentado como un ángel... lo hacían sentir frágil, y desorientado. Pero con el paso del tiempo se había adaptado. Tanto codearse con humanos había hecho el proceso más fácil. Ahora tenía amigos y sentía un profundo cariño por ellos, algo similar a lo que en algún momento el ángel había conocido como devoción. 

Y sin embargo Sam Winchester le había señalado que esa devoción era distinta (mucho más fuerte) cuando pensaba en Dean que cuando pensaba en él, y Castiel estaba totalmente aturdido. ¿Qué había más allá de la devoción? ¿Era necesario diferenciar las emociones? No estaba seguro de querer una respuesta a esa pregunta. Sentía que sólo lo metería en más problemas.

 Suspiró, abrumado, y de pronto oyó su nombre. Alguien lo estaba llamando a la distancia.

-¿Cas? -Oh no, Sam de nuevo- Tenemos un visitante inesperado en el bunker, ¿pensaba que quizá podrías venir a darnos una mano con él...? -Dejando su renuencia de lado, el ángel extendió sus alas y voló en un segundo hacia allá, esperando que sus amigos no estuviesen en problemas.

° ° °

Dean había logrado olvidar de momento su extraño accidente con la laptop, tan absorto como estaba en cuidar de Baby. Le había hecho un cambio de filtro y aceite, revisado sus frenos, y ahora estaba entretenido ajustando cuanta pequeña cosa veía bajo el capó con tal de mantener su mente ocupada. Cuando oyó el sutil aleteo en su espalda, su corazón se sacudió dentro de sus costillas, alarmado. 

-Dean, ¿qué ocurre? -La voz de Cas sonaba alerta. El hombre se incorporó con brusquedad y volteó, para encontrarse cara a cara con su amigo, quien estaba parado a pocos centímetros de él como siempre. Los ojos azules se encontraron con los verdes, y por un momento Dean se quedó sin palabras.

-¡V--viejo! ¡¿Qué te he dicho de teletransportarte dentro de mi espacio personal?! -Intentó alejarse pero su trasero se chocó con la parrilla de su auto, quedando inmovilizado en el lugar. 

-Lo lamento. -Cas demoró una milésima de segundo más que lo normal en retroceder (o eso le pareció), y Dean sintió un extraño cosquilleo recorrerle el cuerpo cuando la mirada del ángel descendió hacia sus labios por un instante. ¡Maldita película!. Finalmente Castiel dio un paso atrás, observando a su alrededor como si buscase algo.

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora