XI

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(ADVERTENCIA: Esta parte también contiene smut :P)

Dean gruñó molesto al oír sonar su celular. Se separó un momento de los labios ansiosos de Cas, y tras arrancarle la batería al aparato lo tiró por los aires.

-Fuera del área de cobertura. -Dijo con una media sonrisa. El ángel le devolvió el gesto y acto seguido lo envolvió en sus brazos, volviendo a fundirse ambos en un voraz beso.

Luego de incontables minutos recorriendo sus bocas entre caricias y gemidos amortiguados, el cazador tomó al ángel por la cintura y retrocedió hasta que se chocaron con el borde de una de las camas. Sentía que ambos estaban más que listos para subir la apuesta, y no quería continuar esperando.

Cas se dejó caer de espaldas sobre las sábanas, totalmente confiado, y Dean sonrió complacido ante su entrega. Avanzó de rodillas entre sus piernas ligeramente flexionadas, y cuando se hubo acomodado entre ellas estiró sus manos y desabotonó el pantalón de vestir del ángel, arrancándole a éste un suspiro lleno de anticipación. Luego tironeó de los bordes de la prenda, y tras echarla por sobre su cabeza por fin dejó al descubierto el resto del exquisito cuerpo bajo él.

La erección de Castiel palpitaba expectante en el aire, rogando por atención, y Dean decidió no hacerla esperar. Inclinándose sobre su dueño para robarle otro beso, atrapó el cálido miembro en su mano y comenzó a bombearlo con su propia técnica experta, arrancando un sollozo de placer del ángel mientras lo hacía.

-¿Se siente bien, cierto? -Ronroneó junto a su oído, mientras Cas se retorcía. Todo lo que recibió como respuesta fue un incomprensible gemido en lo que pareció otro idioma... ¿Enoquiano? Vaya, eso era nuevo.

Sonriendo, soltó al ángel y se dedicó a quitarse los pantalones rápidamente, mientras lo oía quejarse en un débil murmullo.

-Ya voy... -Le contestó complacido por su patente impaciencia. Ya desnudo, volvió a escabullirse entre las piernas de Cas y se dedicó a besar su torso mientras retomaba la dulce tortura al miembro del ángel, quien se removía excitado. Al atrapar uno de los pezones en su boca, Cas sollozó, abrumado.

-L--las sensaciones... -Murmuró sin aliento, tan suavemente que Dean tuvo que acercarse más para oírlo -Dean, creo que... G--Gabriel potenció todos mis sentidos.

-Oye, si es demasiado para tí... -Comenzó el cazador, deteniéndose. Cas abrió sus ojos y lo miró desolado.

-No quiero que te detengas.

Dean esbozó una pequeña sonrisa.

-Entonces no lo haré.

La mano del hombre se deslizó por la cara interna del muslo del ángel, gentilmente obligándolo a rodar sus piernas hacia arriba para exponer mejor su estrecha entrada. Cas estaba tan distraído con los pequeños mordiscos que Dean le estaba propinando a lo largo del cuello que no se percató de lo que el otro hacía hasta que uno de sus dedos comenzó a trazar círculos sobre aquella sensible área.

-¿D--dean?

-Confía en mí.

El ángel asintió, seguro. Por supuesto que confiaba en él. Le confiaría su vida si fuese necesario. Cerrando los ojos, decidió dejarse llevar por las muchas sensaciones novedosas que estaba experimentando de la mano de Dean, extasiado de que fuese él quien lo guiase hacia lo desconocido.

Un rato después, Cas estaba balbuceando en enoquiano nuevamente, embriagado por el eléctrico placer que el humano le proporcionaba cuando con sus dedos empujaba un cierto, probablemente mágico punto dentro de él.

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora