XXI

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Dean despertó sintiendo que el cuerpo le pesaba el triple que lo usual, y muerto de hambre. Estirando su mano tomó su reloj despertador y se sobresaltó al notar que ya era de noche. Había dormido 9 horas de siesta.

-¿Qué demonios...? -Se puso de pie con pesadez, sintiéndose algo embotado, y tras calzarse emprendió el rumbo hacia la cocina. 

No estaba seguro de cómo había llegado a su cuarto. Lo último que recordaba era haber descubierto que podía provocar a Cas a través de sus pensamientos, y cómo éste había estado tan exaltado que por error había exclamado su nombre en plena charla. Oh, Cas y su incapacidad para mantener cerrada la boca... Era una de las cosas que más le gustaban de él.

Una vez en la cocina, tomó una cerveza y las sobras de una caja de comida china que habían traído con ellos y se sentó a la mesa para dar cuenta de ellas. Sin embargo el sonido de conversación en otra habitación le llamó la atención y decidió ir hacia allá. 

-¿De vuelta en el reino de los mortales, Ardilla? -Crowley lo recibió con una sonrisa maliciosa, sentado a la mesa con una sonriente Charlie y un hastiado Sam. A Dean le extrañó no ver señales de Cas alrededor. ¿Acaso ya se habría metido en la ducha? Diablos. El demonio insistió: -¿Hola? Tierra llamando a Dean Winchester.

-¿Qué demonios haces aquí, Crowley? -El joven tomó asiento mientras revolvía los fideos fríos de la caja, y miró al Rey del Infierno con suspicacia.

-Vaya, el día que ustedes dos, ingratos, me reciban con decencia...

-No sabía que conocías la palabra. -El muchacho le espetó con ironía y Crowley le sonrió sin humor.

-Oye, Dean... -Sam intervino. Internamente estaba preocupado por la reacción de Cas ante la nueva información provista por el demonio, pero aún no había tenido la oportunidad de escabullirse para ir a hablar con su amigo. Su hermano lo miró con una ceja en alto.

-¿Sammy?

-Yo...

-Si vas a reprenderme por lo del auto más temprano, ya te lo dije: Cas vio mal. Jamás me dormí al volante y jamás lo haré. Así que olvídalo.

-Como digas. -El joven suspiró.

Sam y Charlie intercambiaron una mirada con disimulo. Alguno de los dos tendría que ir a chequear cómo se encontraba el ángel después de lo que habían descubierto. El problema era si Cas querría hablar de ello en absoluto, a juzgar por lo alterado que se había visto al marcharse. 

-Bien -El menor de los hermanos fingió un bostezo y se puso de pie -Si me disculpan, tomaré una ducha y me iré a acostar. Ya estoy cansado.

-Cas debe estar en las duchas. -Dean le advirtió sin pensar. Su hermano se encogió de hombros.

-Por algo es un vestuario, Dean. Hay muchas de ellas. Además ya debe estar terminando...

El mayor sintió los músculos de su mandíbula tensarse automáticamente ante la idea de su hermano y el ángel desnudos en una misma habitación, pero procuró que su voz no delatase su irritación.

-Ten cuidado de que no malinterprete tus intenciones. -Le dijo tratando de sonar divertido, pero sin estar muy seguro de haberlo logrado. Sam lo fulminó.

-Cas no es como tú, Dean. Para él no todo es el comienzo de una película porno.

Crowley dejó escapar una risita malvada mientras el mayor de los Winchester imitaba con voz aguda las palabras de su hermano, burlándolo:

-"¡Piri il ni tidi is il cimiinzi di ini pilicili pirni!"... Idiota.

-Bisexual reprimido -Pensó Sam, furioso, pero se contentó con chasquear la lengua e irse en silencio. 

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora