XIII

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(Advertencia: Smut!)

 
Tras echarle traba a la puerta del baño sólo por si acaso, Dean se deshizo lo más rápido que pudo de su ropa y avanzó hacia las duchas. La sola idea del ángel tomando un baño caliente y él interrumpiéndolo para dar un uso distinto de su desnudez envió un impulso de sangre a su ya expectante entrepierna.

Sin embargo, lo que vio y oyó al llegar le cortó el aliento. Cas estaba allí rodeado de vapor, con la cabeza gacha, el cabello azabache cayendo sobre su frente y los ojos cerrados. Sus labios abiertos emitían quedos gemidos y todo su cuerpo permanecía en tensión, mientras su mano...

-Vaya, ¿empezaste sin mí? -Dijo sin pensar. Todo su miedo se evaporó en cuanto notó el oscuro deseo que brilló en los ojos del ángel al levantar la mirada.

-Dean... -Castiel bajó su mano y se enderezó en el lugar. Su rostro ruborizado reflejaba culpa y expectativa en partes iguales, y Dean pensó que se veía irresistible. -Creí que mantendríamos esto en secreto -Dijo confundido, pero no había reproche en su voz.

-Nadie sabe que estoy aquí -Repuso el cazador avanzando hasta quedar frente a él. -Pero si me pides que me vaya, lo haré. Parecías en medio de algo, después de todo.

-Yo... Intenté ignorarlo, pero mi cuerpo no está respondiendo como quisiera.

-¿Necesitas una mano? -Dean preguntó, divertido. Castiel lo miró fijo, su rostro inexpresivo, y sin dudar contestó:

-Sí. Por favor.

El cazador se quedó momentáneamente sin palabras ante la sencillez con que el ángel contestó. Eso era algo que le gustaba de Cas: Cuando decía algo, lo decía en serio. Sin dudas ni segundas intenciones. Sin pudor.

Avanzó hasta que el agua que caía sobre el cuerpo de Castiel comenzó a salpicarlo también y tomándolo por la cintura lo atrajo hacia sí, eliminando así toda distancia restante. Sus erecciones se rozaron, aprisionadas juntas entre ambos, y el ángel dejó escapar un suspiro de dicha mientras se aferraba de sus hombros. Dean se inclinó entonces y comenzó a depositar besos en la mandíbula de Cas, bajando hasta su cuello y luego volviendo a subir hasta aprisionar el lóbulo de su oreja con los dientes, lo que arrancó un asombrado gemido del ángel: Nunca hubiese imaginado semejante placer proveniente de una zona tan inverosímil en su recipiente.

-Si voy a ayudarte, hay una condición que debemos cumplir los dos -Le advirtió Dean al oído con un rasposo susurro que hizo estremecer de gusto al ángel.

-Lo que sea... -Contestó comenzando a sentirse embriagado por la atmósfera sensual que se había cernido entre ambos. Dean sonrió con malicia mientras le acariciaba sin prisa la cintura.

-Vaya, no me tientes, Cas... -Dijo -Lo que iba a decir es que debemos mantenernos en silencio.

-Oh. Claro... Silencio... No debo hablar. -Las caricias del cazador y el roce entre sus miembros estaban comenzando a dificultarle la capacidad de pensar.

-No debes gemir -Lo corrigió Dean presionándolo más contra sí y arrancándole adrede un pequeño quejido. -Eso que acabas de hacer, si Sam o Charlie te escuchasen...

-Está bien, no lo haré. -Cas prometió aferrándose con más fuerza a los anchos hombros de Dean y besándole él también el cuello, sin poder contenerse. El cazador aspiró aire con fuerza ante el roce de los carnosos labios del ángel sobre su piel, y decidido a dejarlo explorar, ladeó su rostro para darle un mejor acceso.

El ángel continuó besándolo, recorriendo sus hombros y clavículas con sus manos y su boca, y deteniéndose instintivamente a lamer el suave punto donde el pulso de Dean latía con fuerza, lo que arrancó un pequeño gemido del cazador esta vez.

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora