IX

12.2K 1.3K 1.5K
                                    

-Verter el café en el filtro... agregar agua... -Cas releyó las instrucciones del artefacto para asegurarse de que todo estuviese bien, y finalmente presionó el botón rojo. Había descubierto que, de todos los nuevos sabores que estaba experimentando, el de aquel líquido perfumado y oscuro estaba entre sus favoritos. 

Se apoyó contra la encimera y aguardó mientras la cafetera comenzaba a trabajar. Sólo unos minutos más y tendría una humeante taza sólo para él. Sonrió complacido. ¿Debería acompañarlo con algo? Estaba acostumbrado a ver a Sam y Dean ingerir alimento junto con sus infusiones, pero dado que él no lo necesitaba realmente, decidió que por el momento no. 

Oyó pasos acercándose a la cocina del bunker y no necesitó levantar la vista para saber que se trataba de Dean: Su andar estaba grabado a fuego en su memoria. Lanzó un suspiro silencioso justo antes de que él entrase, listo para que el cazador lo evadiese como había estado haciendo los últimos días, pero para su sorpresa no fue así.

-Hey Cas -Le dijo con una sonrisa perezosa. 

A juzgar por su voz rasposa, su cabello despeinado y sus ojeras, el muchacho había recién despertado de dormir. El ángel pensó que lucía agradablemente vulnerable en ese estado.

-Buenos días, Dean. -Procuró centrar su atención en otra cosa para no alterarlo. Le daba la sensación de que últimamente el hombre no se sentía cómodo en su presencia. 

-¿Café, eh? Aún no me acostumbro a que ingieras alimentos. 

-Sí, es... me complace su sabor. -Castiel tamborileó sobre la jarra de vidrio, que aún no terminaba de llenarse, deseando que apresurase su proceso.

-¿Crees que haya suficiente para dos tazas? -Inquirió el cazador acercándose y reclinándose él también sobre la encimera, a pocos pasos de su amigo. Cas asintió.

-Puse bastante para todos.

-Gracias viejo. 

Se produjo un silencio incómodo entre ambos. 

El ángel miró de reojo a Dean y tuvo que contener otro suspiro. (No hacía mucho esa se había convertido en su reacción más frecuente al ver o pensar en el joven). Dean por su parte se sentía algo mal por haber pasado toda la semana evitándolo intencionalmente, y sentía que debía compensar su reacción exagerada. ¿Pero cómo?

-Oye... ¿probaste el pie? -Dean caminó hasta el refrigerador y sacó un contenedor de plástico con una excelente porción de tarta de manzana dentro. Se le ocurrió que la mejor forma de hacer las paces sería compartiéndole su comida favorita en el mundo. Cas asintió con la cabeza.

-La otra noche, cuando Charlie y Sam me dieron a probar alimentos. 

-¿No es lo mejor que hayas probado? Ten, come un poco -El cazador puso el contenedor entre ambos y le dio un tenedor a su amigo, tomando otro para él mismo. El ángel se encogió de hombros.

-Es muy sabroso, pero es tuyo Dean. 

-Vamos, Cas, no le comparto ni a Sammy. ¿Te atreverás a rechazarme? 

"Jamás", el ángel pensó con reverencia mientras lo miraba fijo a los ojos.

Fue como si una corriente eléctrica atravesase a Dean en ese momento. Hubo algo en la forma en que el ángel lo observó, algo oculto en lo profundo de su mirada color zafiro, que hizo que el corazón del mortal se saltase un latido. Cas era... 

Atractivo

-Gracias -El ángel le regaló una leve sonrisa al tiempo que pinchaba un pequeño bocado de pie con su tenedor. Dean por un momento se preguntó si habría hablado en voz alta.

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora