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—El día que no olvidaras—

- ¡Juguemos a las escondidas! - un pequeño esqueleto tiraba de las ropas de su hermano mayor para llamar su atención y cuando lo logro sonrió mostrando el diminuto hueco de su dentadura, hace poco que había perdido su tercer diente de leche.

-Papy, estoy cansado. - bromeo dejándose caer al suelo sobre una cama de nieve sin importarle lo helada que estuviera.

- ¡Por favor! ¡Yo cuento, tú te escondes! - exclamo cubriendo sus ojos y comenzando una cuenta regresiva. Lust se vio obligado a levantare y correr a buscar un lugar donde pudiera ocultarse.

<<Cinco>>

Suspiro viendo el vapor salir de boca.

<<Cuatro>>

La emoción lo carcomía provocando que sus manos temblaran o quizá era el frío que sentía.

<<Tres>>

La búsqueda estaba por comenzar, necesitaba dejar de reírse.

<<Dos>>

Necesitaba dejar de hacer ruidos innecesarios para no ser encontrado.

<<Uno>>

Definitivamente no quería ser encontrado.

Significaría perder el juego y quizá algo más que eso. Tenía sus manos cubriendo su boca, su cuerpo temblaba, estaba nervioso, asustado, no quería ser encontrado. Permanecía quieto dentro de aquel armario escuchando atentamente los pasos de aquel hombre que caminaba de lado a lado dentro de la casa, maldecía a su mala suerte y su falta de intuición. ¿Haber seguido a Mettaton hasta aquí era lo más seguro? no pensó en eso, estaba realmente asustado, solo quería poder descansar y respirar con tranquilidad por al menos unos segundos y Mettaton le dio ese tiempo, pero ¿realmente lo quería ayudar?

No. Por supuesto que no, si fuera así no se hubiera ido primero dejándolo en esa casa jugando a las escondidas con Horror. Estaba mal, todo estaba mal. Las emociones lo estaban dominando, el miedo se apoderaba de él, no podía ser así, intentaba controlar su respiración y suprimir sus sollozos en cuanto escucho sus pasos aproximándose a donde estaba oculto. Sus cuencas se cerraron y trato de imaginar algo que pudiera calmarlo, sin embargo, solo podía pensar en lo que sucedería después. Si era encontrado ¿volvería allá o seria asesinado antes de eso? 

Tal vez lo torturaría hasta morir. 

- ¡¿Por qué Lust?! - abrió sus cuencas por la sorpresa. - ¡He intentado darte todo! ¡Hago lo que puedo y debo hacer! ¡¿Y solo quieres irte?! - hundió su rostro entre sus rodillas convirtiéndose en un ovillo dentro de ese armario vació. Sin previo aviso la madera de las puertas se rompió haciendo que pegara un brinco, observo atemorizado a Horror observándole con unos ojos tan profundos. Le había encontrado.

-E....Escucha y....yo...- Horror cayó de rodillas soltando el arma que tenía en sus manos las cuales fueron directo a tomar los hombros temblorosos del otro chico atrayéndolo a él.

- ¿No lo entiendes? ¿Por qué? Lust, me hechizaste, eso hiciste. Me enamoraste. ¿Por qué quieres huir de mí? - Tenía una expresión de profundo terror y preocupación lo que hacía sentir a Lust más que confundido. -Quiero tenerte, cuidarte, amarte. Déjame hacerlo. - Sus pupilas parecían desorbitarse, estaba actuando demasiado psicótico. Sentía presión en el agarre en sus hombros, no tenía idea de lo que pasaría si se negaba a él así que trato de persuadirlo.

-O....Okay, si, si, e....estamos hechizados. - balbuceo haciendo el intento de sonreírle.

-Sí, somos el uno para el otro. -

-Aha, hay...hay que estar juntos...pero primero tienes que s....soltarme. - tomo las manos del mayor para retirarlas de sus hombros y así liberar la tensión y disminuir el dolor. No quería morir por lo que decidió seguirle el juego con tal de que nada se saliera de control. -Así que ahora v....vamos a casa ¿sí? l....lo hablaremos ahí. -

-Sí, sí. - se inclinó a besar la frente de Lust y posteriormente lo abrazó de manera posesiva. -Lust, te amo. 

-L....Lo sé. -

-Tienes que decir que me amas también y que no volverás a huir de mi jamás. - Susurró.

-...Lo prometo. - Musitó con una voz trémula. 

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