No sería justo comenzar diciendo que siempre supe que fuiste el amor de mi vida porque no fue así. Antes fuiste mi amiga, mi confidente y mi compañera de travesuras. Eras mi hermana, mi apoyo y mi fortaleza.
Los primeros años de mi vida los recorrí a tu lado. A veces me asombra el hecho de que fuésemos tan parecidos en tantos aspectos, y me odio a mí mismo por no darme cuenta mucho antes de que eras la persona indicada para mí.
Recuerdo los calurosos veranos donde teníamos guerras de globos de agua y también las veces en las que nos sentabámos en la acera a comer helados.
Recuerdo los crudos inviernos donde íbamos a patinar en hielo y esas ocasiones donde nos escondíamos entre las tibias mantas para ver dibujos animados.
Recuerdo los días donde jugábamos en el jardín trasero de nuestras casas.
Recuerdo las noches donde hacíamos fuertes con las mantas y almohadas y pasábamos la noche en vela. O las veces en las que nos recostabamos en el suelo para ver las estrellas y pedir deseos.
Recuerdo cuan especial eras para mí. Tú eras mi mundo.
La primera rosa es por nuestro comienzo...