Las largas sesiones en terapia eran agotadoras y siempre terminaban con lágrimas llenas de la más profunda tristeza y dolor.
Tenía la esperanza de que aquellas sesiones pudieran arreglar algo. Pero no fue así.
Ni siquiera nos acercamos un poco a la normalidad, seguías sin poder mirarme a los ojos y odiabas mi presencia. Me querías lo más alejado de ti. Y lo entendía, era consciente que después de él, después de aquel viernes por la tarde, las cosas entre nosotros iban a cambiar, por más que me esforzara en mantenernos unidos.
Mis súplicas y mis intentos desesperados por mantenernos juntos fueron en vano. Nada sería suficiente para salvarnos.
Una rosa por aquellos tiempos en los que aún tenía esperanza.
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Nos estamos acercando al final c: