Si cierro los ojos y me concentro lo suficiente aún puedo verte decorando el árbol navideño y tu cara de emoción al poner la estrella en la punta para coronar tu arduo trabajo.
Aún puedo oler las galletas recién horneadas y al humeante chocolate caliente con malvaviscos que tanto adorabas.
Recuerdo los obsequios bajo el árbol, las botas colgadas sobre la chimenea que mantenía la casa cálida, recuerdo las luces del árbol brillar y al televisor reproduciendo alguna película navideña.
Las navidades no son lo mismo desde que ya no estás conmigo. A veces mis familiares vienen a verme, pero sólo noto expresiones de pena y lástima hacia mí que me hacen sentir peor conmigo mismo.
Una rosa por cada navidad a tu lado...