Me di cuenta que algo andaba mal, pero lo dejé pasar, pensando que tal vez tu trabajo estaba consumiendo tu energía.
Pensé que solo estabas estresada.
Culpé al cansancio.
Hice responsable a las largas jornadas de trabajo.
Nuestra relación estaba cambiando, y no hice nada para frenarlo. Simplemente me quedé ahí, sin hacer nada y culpando a todo, esperando a que todo volviera a su curso normal por arte de magia.
Una rosa por los errores que cometí.